Solalinde...

16/03/2025 04:01
    Omisión dolosa, impunidad, corrupción, colusión, han sido los factores que le han dado pie al empoderamiento de los grupos generadores de violencia, de tal suerte que son los amos y señores en muchas regiones del País.

    Una de las grandes tetas que ha alimentado a los grupos delincuenciales es la omisión dolosa en la que incurren las autoridades de los tres niveles de Gobierno ante las acciones ilegales que aquellos cometen, inclusive, a plena luz del día. En razón de ello, sólo en nuestro país es posible, por ejemplo, que se instalen cientos de cámaras de vigilancia que sirven a las intenciones de los descarriados o que operen campos de entrenamiento paramilitar y de exterminio, como el localizado a escasos 60 kilómetros de Guadalajara, Jalisco, en el cual, dada su naturaleza, había movimiento de decenas de personas y vehículos, circunstancias que no llamaron la atención de ninguna autoridad ni de las corporaciones militares.

    El campo citado operaba en la localidad de Teuchitlán, Jalisco y fue puesto a la vista pública por el colectivo de búsqueda de personas, llamado Guerreros Buscadores de Jalisco, informando de ello a las autoridades ministeriales, desde el 4 de diciembre del año próximo pasado, lo cual no fue atendido a fondo, para luego pasarlo al olvido, pero el colectivo ciudadano insistió y fue hasta este mes, que los fiscales jaliscienses le entraron al asunto y encontraron las evidencias suficientes para asegurar que los cadáveres de centenas de personas fueron cremadas en dicho sitio.

    Omisión dolosa, impunidad, corrupción, colusión, han sido los factores que le han dado pie al empoderamiento de los grupos generadores de violencia, de tal suerte que son los amos y señores en muchas regiones del País.

    El caso de Teuchitlán, Jalisco, pequeña municipalidad jalisciense hizo temblar a toda la sociedad y a la par, el sacerdote católico Alejandro Solalinde también aportó lo suyo, causando la protesta social, por sus inauditas declaraciones en contra de la activista Isabel Miranda de Wallace recién fallecida, que ponen en duda los principios cristianos que, se supone, caracterizan a un religioso que predica la fe a la que se ha entregado.

    José Alejandro Solalinde Guerra, ministro católico octogenario, a lo largo de su carrera sacerdotal se ha distinguido por su carácter rebelde en contra de la rigurosidad normativa de su Iglesia, lo cual, le ha valido fuertes conflictos con la jerarquía de su comunidad religiosa.

    Solalinde se ha ganado un buen nombre como defensor y asistente de los migrantes que cruzan nuestro territorio, acción pastoral que le ha sido reconocida con múltiples distinciones de organismos nacionales e internacionales, al grado de que, en el 2017, fue postulado para recibir el Nobel de la Paz, lo cual, no prosperó.

    A partir de que Andrés Manuel López Obrador inició su campaña y posterior arribo a la Presidencia de la República, el clérigo Solalinde se identificó con el movimiento de la 4T y su poderoso líder, de tal suerte que en las navidades del 2018 avaló que en una pastorela satírica, el personaje que representaba al niño Jesús llevara el rostro de López Obrador, y en el extremo, tres años después, declaró que veía en el entonces Presidente de la República, rasgos profundos de santidad por su preocupación por los pobres y que Dios había bendecido al País con un Presidente de la talla del tabasqueño.

    A propósito del fallecimiento de la señora Isabel Miranda de Wallace, activista mexicana en contra del secuestro, Solalinde sacó a relucir sus debilidades humanas, que contradicen sus supuestos principios cristianos, con el siguiente texto en sus redes sociales: “Wallace, la anti mujer. Qué suerte que no tuvo que enfrentar lo que le espera a Norma Piña. Ambas representan lo más podrido del Poder Judicial. Los que por años la han apoyado, deben sentir vergüenza; los que la protegieron, sus cómplices, son remanentes de un sistema fallido”.

    Solalinde, sin lugar a dudas, fue tocado por la tentación de la soberbia que inocula a muchos de los que ejercen un ministerio y no sólo eso, también se exhibió como un sujeto ajeno a la compasión por sus semejantes. ¡Buen día!