Se dice que la prostitución es el oficio más antiguo del mundo. Se ha practicado todos los tiempos y en todas las culturas de la humanidad. Todos han participado y lucrado con esta actividad. Y así es hasta ahora, aunque el comercio sexual es un tabú, hay miles de personas que la ejercen.
El servicio se oferta a la vista de cualquiera: en los centros nocturnos, en las carreteras o en las zonas de tolerancia. En Mazatlán, cualquier pulmonero o taxista sabe dónde están las “casas de citas” o las “casas de masajes”. Sea en uno u otro lugar, el negocio es el mismo: sexo en sus diversas manifestaciones a cambio de dinero.
Con el paso del tiempo todo cambia y la prostitución no es la excepción. Con el Internet y las nuevas tecnologías ha surgido el comercio sexual a distancia y sin contacto físico. El ejemplo paradigmático de este fenómeno es el servicio de suscripción de contenido conocido como “OnlyFans”.
Esta página fue creada en el año 2016 por el británico Tim Stokely, como punto de encuentro entre influencers de moda y sus seguidores. Es cierto que no sólo está dedicada al negocio sexual, pues también hay chefs, músicos o pintores que muestran sus creaciones. Sin embargo, el éxito que ha tenido es principalmente por el contenido explicito que se comercializa. Ya sea mediante una suscripción mensual, un pago único, o un pago por visión de una determinada fotografía o video, las creadoras dan un servicio a cambio de dinero.
La popularidad de la página se disparó durante la pandemia y los confinamientos, pues pasó de tener veinte millones de usuarios en 2019, a tener más de 120 millones actualmente.
Si usted usa redes sociales, seguramente conocerá a la influencer mexicana Karely Ruiz. Pues la joven de 22 años de edad ha declarado que sus ganancias por OnlyFans son de dos millones de pesos mensuales. Otra modelo llamada Daniella Chávez ha ganado ocho millones de dólares en la misma plataforma, tanto éxito ha tenido que está a punto comprar un equipo de futbol en Chile.
Así como ellas, decenas, tal vez cientos de mujeres han dejado sus trabajos como enfermeras, maestras, actrices y demás, para incursionar en esta plataforma.
Principalmente las chicas que tienen éxito aquí, explotan dos recursos que son: el capital influencia y el capital erótico. El primero, el sociólogo Javier Callejo, lo define como la influencia que un individuo tiene en el ciberespacio, y puede medirse con el número de seguidores que tiene en sus redes sociales, o por el número de likes que generan sus contenidos.
En cuanto al segundo, la socióloga Catherine Hakim lo define como una mezcla de belleza, atractivo sexual, cuidado de la imagen y aptitudes sociales; una amalgama de atractivo físico y social que hace que determinados hombres y mujeres resulten atractivos para todos los miembros de una sociedad, especialmente para los del sexo opuesto.
La situación económica precaria de muchas mujeres jóvenes ha empeorado en la actualidad. En un contexto en el que la brecha salarial entre hombres y mujeres es bastante significativa, el generar ingresos por esta vía es bastante atractivo para las jóvenes.
Así pues, la prostitución, antes limitada a la oscuridad y al clandestinaje, ha comenzado a generalizarse en la sociedad. En un sistema capitalista y altamente consumista, las jóvenes han descubierto que vender su cuerpo a través de OnlyFans puede ser una fuente de ingresos mucho mayor incluso que una carrera universitaria.
Es cuanto...