Sinaloa necesita el rápido auxilio federal
Llega ‘Pamela’ antes que ayuda por ‘Nora’

OBSERVATORIO
    Bastante gente está preguntando cuándo llegará el apoyo federal para la reactivación de los perjuicios causador por ‘Nora’ y más ahora que ronda en nuestras costas el nuevo vendaval que remarcará la ruina que trajo el anterior, en el largo ciclo de catástrofes de distintos tipos. Si acaso hubo mayor despliegue de recursos públicos que se transparente dónde los entregaron y quiénes los recibieron.

    Cuando todo indica que a Sinaloa le lloverá sobre mojado, por el pronóstico prácticamente irreversible de que como huracán o tormenta tropical Pamela entrará hoy al territorio estatal, ayer llegó a Culiacán la coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Velázquez Alzúa, para definir apenas la ayuda a familias y sectores afectados por el ciclón Nora que el 28 de agosto afectó a municipios del sur y centro del estado. Por la tardanza del apoyo, o la poca evidencia de que ya se entregó, parecería que el Gobierno Federal no entendió la situación de emergencia y la procesó como cualquier trámite burocrático exento de premuras.

    La visita de Velázquez Alzúa, planeada desde la embestida de “Nora” y que originalmente se planteó para concretar el socorro derivado de las afectaciones que trajo aquella tormenta, fue ajustada de última hora como presencia puntual previa a que el huracán Pamela ingrese por las costas sinaloenses. Lo bueno es que por fin vino; lo malo es que se le juntan dos contingencias cuando todavía no atiende la anterior.

    La funcionaria informó que por órdenes del Presidente Andrés Manuel López Obrador se agilizarán los protocolos para declaratoria de zona de emergencia en caso de que “Pamela” cause daños y dijo que de requerirse apoyos se entregarían directamente a las familias afectadas a través del Ejército Mexicano y la Marina Armada de México. En síntesis, trajo más promesas al tiempo que la población y tareas productivas continúan exigiendo les llegue la ayuda, no la oratoria insustancial.

    Sin ánimo de reclamar, pero con bastantes ganas de que las autoridades dejen el tortuguismo en casos de desastres naturales que requieren del auxilio rápido, es preciso resaltar la tragedia que significa para las familias más humildes perder sus viviendas, enseres del hogar, animales domésticos, árboles frutales y de sombra, así como cultivos de sobrevivencia, aunque por encima de todo lo que más duele es la extinción de la esperanza en que el gobierno vaya al rescate en el momento que éste se necesite.

    La única respuesta hasta hoy es el reparto de despensas por parte de la Guardia Nacional, sin atender las necesidades apremiantes y estructurales de las personas y las actividades económicas. Bastante gente está preguntando cuándo llegará el apoyo federal para la reactivación de los perjuicios causados por “Nora” y más ahora que ronda en nuestras costas el nuevo vendaval que remarcará la ruina que trajo el anterior, en el largo ciclo de catástrofes de distintos tipos. Si acaso hubo mayor despliegue de recursos públicos que se transparente dónde los entregaron y quiénes los recibieron.

    Más allá de los daños que causó el fenómeno meteorológico “Nora”, que por ejemplo en acuacultura ascienden a 400 millones de pesos, y en infraestructura carretera y de comunicaciones no se han terminado de evaluar, está la consecuencia social de abandono en los momentos más críticos. Si el Estado se torna lerdo cuando la ciudadanía lo ocupa ágil e inteligente, pierde la razón de ser los entramados institucionales de la solidaridad y el humanismo.

    Por eso extraña que Laura Velázquez Alzúa venga a Sinaloa a 45 días que el huracán Nora golpeó los municipios de Culiacán, Elota, San Ignacio, Mazatlán, Concordia y Rosario. Seis semanas posteriores a la fecha en que el Gobernador Quirino Ordaz Coppel solicitó la declaratoria de emergencia. Una eternidad después de que alrededor de 5 mil familias reportaron deterioros de sus humildes viviendas.

    Y viene a insistir en que los apoyos llegan a las manos de los afectados para evitar la intermediación de líderes y la descomposición del sentido solidario de estos programas. Estaría bien que así fuera y de serlo nadie habría reclamado su presencia en Sinaloa que, más vale tarde que nunca, debe materializar la ayuda y resarcir la ilusión de los más jodidos consistente en no estar solos cuando el mundo parece caerles encima. Aquí está, con “Pamela”, otra prueba fundamental a la 4T que, con o sin Fondo Nacional de Desastres Naturales, está obligada a mostrar voluntad fraternal con Sinaloa, que también es México.

    La ayuda es buena cuando llega y es excepcionalmente mejor si se otorga de manera oportuna. Claro que la gente tomará los recursos que traiga Protección Civil federal, la dependencia que se hizo cargo de este tipo de acciones al desaparecer el Presidente Andrés Manuel López Obrador el Fonden, pero ya no los recibirá con el plus de la pertinencia ni el agradecimiento otorgado por la mano extendida en las horas más cruciales. Todas las cosas tienen la reciprocidad que les corresponde: a los apoyos puntuales les toca la gratitud plena; a las acciones tardías, un “gracias” lacónico y seco.

    Reverso

    Por ese auxilio no concretado,

    Sinaloa perderá lo gentil,

    Y el welcome le será negado,

    A la tortuga Protección Civil.

    Ya sabemos cómo

    Rogando primero para que la naturaleza se porte benévola con Sinaloa, apostémosle mucha fe al sistema sinaloense de protección civil que ha dado muy buenos resultados ante las más recientes situaciones de emergencia. Por fortuna, la Cuarta Transformación todavía no ha tenido la ocurrencia de desaparecer el Plan DN-III y el panorama resulta alentador junto a la cultura colectiva de la prevención porque prevalecerá el cuidado de la vida humana y en cuanto pase la tormenta volveremos a salir juntos, todos, a levantarnos de esta caída y ser cada vez más fuertes frente a las adversidades. Ya sabemos cómo hacerlo; sólo es cuestión de volver a hacerlo de nuevo.