Sinaloa: menos partidos y más ciudadanía
El 'esto no termina aquí' del 'Pío' Esquer

OBSERVATORIO
13/07/2021 04:14
    Hay hombres y mujeres de una sola pieza nunca dispuestos a doblarse a la primera dificultad y entienden que los esfuerzos a favor de evoluciones en las cuales lo arcaico sea derrumbado y reforzado lo progresista demandan perseverancia a toda prueba.

    A pesar de que buscó la Diputación federal del Distrito 05 representando a la coalición “Va por México” que integraron los partidos Revolucionario Institucional, Acción Nacional y de la Revolución Democrática, el empresario agrícola Sergio Esquer Peiro es un activo de la trinchera cívica más que de las siglas políticas. Desde el frente ciudadano donde se originó su aspiración a la representación popular construye un movimiento que dará mucho de qué hablar y hablará mucho de lo que los sinaloenses podemos lograr a través de la participación social.

    Todo indica que después de la derrota que le cerró el paso hacia el Palacio Legislativo de San Lázaro, en la Ciudad de México, está dispuesto a abrir un enorme zaguán por el cual entren los liderazgos sociales a un proyecto de gran aliento, con sede en Sinaloa. Mientras se dedican a lamerse las heridas los priistas arrasados de nuevo por el “tsunami” electoral alentado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, el “Tío Pío” se levanta tan pronto como puede y enarbola el estandarte de las convicciones.

    Tarde o temprano la instalación de mejores gobiernos pasará a ser la definición de buenos destinos. Sucederá con el involucramiento colectivo el tránsito de masas enajenadas, agradecidas con mesías que les ofrecen dádivas a los pobres en vez de edificarles futuros de bienestar sostenido y generalizado, a ciudadanos que se empeñan en empujar transformaciones profundas con justicia social y desarrollo estables.

    Hay hombres y mujeres de una sola pieza nunca dispuestos a doblarse a la primera dificultad y entienden que los esfuerzos a favor de evoluciones en las cuales lo arcaico sea derrumbado y reforzado lo progresista demandan perseverancia a toda prueba. Aquel que crea que las mutaciones de lo ruin a lo digno se logran con las manos en la cintura prepárese entonces para desertar a media jornada.

    Por ejemplo, es entendible pero no es justificable que Marco Antonio Osuna, ex candidato de los partidos PRI, PAN y PRD a la Alcaldía de Ahome, desista de la impugnación de un proceso electoral que en este municipio mostró los peores ataques al sistema democrático, quedando en evidencia que la búsqueda del poder nada tiene que ver con los principios de quien ofreció dirigir la lucha por la garantía constitucional del sufragio libre y terminó rindiéndose en la mínima incomodidad de la batalla legal que a los cuatro vientos gritó que libraría.

    En el lado opuesto, Paola Gárate Valenzuela, ex candidata priista a Diputada local por el Distrito 17, está mostrando mucho más atrevimiento al negarse a borrar el episodio negro derivado de que la ley electoral fue atropellada por la ley de la jungla. Al mantenerse firme en la denuncia respecto a la intervención del crimen organizado (“cuyo poder es tan notorio en el ejercicio público”) en las votaciones del 6 de junio, ella marca la ruta del valor cívico que tendría que ser requisito indispensable en aspirantes a cargos de elección popular.

    En dicha senda de la integridad ciudadana parece moverse Sergio Esquer. Después de que en el contexto estatal los priistas desistieron en la lucha para restablecer el principio de legalidad en materia electoral, destaca la valiente postura de “El Pío”, más ciudadana que partidista, con más entereza que motivos para el miedo.

    Al plasmar el tajante “esto no termina aquí” y reconocer a los ciudadanos que “a pesar de las circunstancias estuvieron en las casillas cumpliendo con su deber cívico” insiste en que los sinaloenses continúen participando en la vida pública de su comunidad. También informa que impugnó la elección en la que participó apelando al principio de que todo ciudadano tiene derecho a emitir su voto en completa libertad.

    “Desafortunadamente, dice, las autoridades no cumplieron con su función básica de garantizarle a la ciudadanía un proceso electoral sin violencia y libre durante las campañas y el día de la elección, por ello tomé esa decisión. Pretender darle vuelta a la página como si no hubiera pasado nada ante estos hechos tan nefastos para nuestra democracia es ir en contra de mis principios, mis valores y mis convicciones. En otras palabras, es traicionarme a mí mismo y a todos ustedes que confiaron en mi proyecto a través de su voto. Cualquiera que sea la resolución de las autoridades electorales jurisdiccionales yo seguiré trabajando en defensa de tu economía, de tu salud, de tu seguridad y el futuro de tu familia. Soy Sergio Esquer, ´El Pío´, nos vemos pronto”.

    Ojalá que no se canse y tampoco desista en la intención de sentar las bases para empujar gobiernos desde los ciudadanos y para los ciudadanos. Ese camino es duro, en ocasiones hasta cruel, sin embargo, es la ruta correcta en circunstancias donde los políticos y los partidos lucen desacreditados, dan pena ajena, al acudir a estrategias purulentas y fétidas cuando intentan echar abajo aquella oferta política que sí es deslumbrante pero que no es nueva ni es la más conveniente.

    Reverso

    Nos urge hacer de la política,

    Ya no un pantano sino un río;

    Cerrar la era paleolítica,

    Y tomarle la palabra al “Pío”.

    Faros en la oscuridad

    Más allá de militancias partidistas, e inclusive por encima de simpatías por siglas o personajes políticos, hay sinaloenses que pueden encabezar el rescate del humanismo para ponerlo al frente de la lucha ciudadana a favor de lo que verdaderamente importa. Los médicos especialistas Héctor Ponce Ramos y Víctor Manuel Díaz Simental, el científico Alberto Kousuke de la Herrán, la luchadora social María Isabel Cruz Bernal, la activista Almendra Negrete, la agente de policía Rosario Dignora Valdez y el ombudsman Óscar Loza Ochoa entre tantos que harían la función de luz que guíe al estado al estupendo puerto al que debió llegar desde hace varias décadas.