Sí hay alternativas al glifosato

    El 31 de diciembre de 2020 el Gobierno mexicano publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el decreto que marca la prohibición progresiva del glifosato y la prohibición del maíz transgénico hacia 2024, una medida que sin duda, representa un gran avance en la defensa de nuestro maíz, del campo, de la biodiversidad y de la salud de las personas, a pesar de ello existen quienes se oponen y buscan evadir su aplicación.

    Amparos y argumentos para desacreditar la viabilidad de un campo productivo sin el uso de este herbicida son parte de la estrategia de los opositores al decreto, principalmente los representantes de la agroindustria. A ellos, en el marco del Día Nacional e Internacional del Maíz que se celebró este 29 de septiembre, queremos reiterarles que sí hay alternativas al glifosato.

    La siembra de maíz transgénico implica el uso del herbicida glifosato, como parte del paquete tecnológico de producción agroindustrial, por lo que seguiremos defendiendo el decreto presidencial de sustitución gradual del uso de glifosato y de maíces transgénicos.

    Greenpeace -de la mano de agricultores y especialistas- ha realizado un análisis exhaustivo, desde una perspectiva legal, técnica y sobre todo a partir de la propia experiencia de las personas, para poder asegurar que la transición hacia la agroecología en nuestro país es posible, pero además, es necesaria y urgente. Podemos ver casos exitosos relacionados con la sustitución del herbicida glifosato y otros agroquímicos tóxicos para la salud y el medio ambiente, en cultivos de maíz, cacao, papa, café, entre otros. Hay diferentes alternativas que ya se están ejecutando y con resultados muy competitivos en cuanto a la productividad.

    Pero no se trata de basar la defensa de este decreto solo en temas de ganancias inmediatas, la productividad del campo es un asunto que tiene que ver con la salud y el equilibrio de los ecosistemas y eso no se logra aplicando glifosato.

    Y no, no solo no se trata de la sustitución de un insumo por otro, se trata de reconocer la diversidad de agroecosistemas, entender los diferentes entornos, adaptarse a las necesidades de cada cultivo y transformar los sistemas alimentarios de raíz, de una producción dependiente de agrotóxicos, altamente tóxica para el medio ambiente y la salud humana, hacia una agricultura sostenible que respeta los ciclos de la naturaleza y la diversidad biocultural de nuestro país.

    Es momento de transformar los sistemas alimentarios en todo su espectro, desde la producción hasta el consumo. Actualmente gran parte de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a nivel mundial provienen de la producción de alimentos, cuando los campos de cultivo se podrían convertir en sumideros de carbono capaces de capturar las emisiones de GEI que están ocasionando que el cambio climático empeore cada vez más.

    Es por eso que Greenpeace hace un llamado a las autoridades para que a través de la cooperación intersecretarial se trabaje en la transición agroecológica que nos permita gozar de alimentos nutritivos, libres de agroquímicos y culturalmente adecuados.

    El cumplimiento efectivo del decreto presidencial del 31 de diciembre del 2020 es el primer paso para llevar a cabo cambios más profundos que nos permitan gozar de una verdadera autosuficiencia y soberanía alimentaria.

    Viridiana Lázaro es especialista en agricultura y cambio climático.