“Como en partido de futbol, en el arranque del segundo tiempo que anuncia la mitad del sexenio, el Presidente mueve sus fichas rumbo a la sucesión del 2024. La decisión no la tomará el partido, ni sus militantes o los principales liderazgos. La decisión será de él porque Andrés Manuel no confía en nadie, porque en la política mexicana, al menos en los años del PRI todopoderoso, la última gran decisión de un Mandatario es aquella que define el nombre de quién ocupará la silla más importante del palacio”...
Hace días tuvimos la oportunidad de platicar con Macario Schettino, un economista y académico que tiene años haciendo análisis sobre diversos asuntos de la política, la economía y la sociedad en México. Conocido por su “antimorenismo”, el profesor de la escuela de gobierno del Tecnológico de Monterrey compartía con el auditorio algunas observaciones y apuntes sobre lo yerros de Andrés Manuel López Obrador y su llamada “4T”.
Al también columnista de El Financiero, lo leo frecuentemente y conozco su postura puntual sobre lo que, a su juicio, son los errores y las pifias del Jefe del Estado Mexicano. Por eso es que no perdí oportunidad para preguntarle sobre algo que no le había escuchado, quería saber su opinión respecto a los aciertos del Presidente, porque a mitad de su gobierno, más de alguno debe tener.
Schettino respondió, dijo que le reconocía tres aciertos entre todos los errores. El primer acierto está en la recaudación fiscal, Andrés Manuel resultó ser un gran recaudador de rentas, bueno para ajustar a los deudores que en México se contaban por montón. Con premios o castigos, con incentivos o amenazas, hoy el SAT registra menos morosos y deudores fiscales que antes: 995 mil millones de pesos tan solo en el primer trimestre de 2021, una cifra muy respetable para los conocedores de la materia. El gobierno de la 4T necesita dinero para funcionar y fueron a cobrarle a los deudores. En buena medida, es mejor cobrarle al deudor que endeudarse.
El segundo acierto que el economista reconoce sin menosprecio es la regulación a los esquemas de outsourcing o subcontratación. Un mal que afectaba laboralmente a millones de trabajadores. Un esquema que poco a poco se fue pervirtiendo hasta generar verdaderos nidos de evasión fiscal y abusos contra los legítimos derechos de los empleados o más bien, subcontratados. Y por último, también en materia laboral, el aumento al salario mínimo. Tema que este columnista ya había tratado en columnas anteriores. Para gusto o coraje de aliados y opositores, López Obrador pasará a la historia como el único Mandatario que se atrevió a derribar el mito del aumento al salario vs. aumento la “inflación”. De $102.68 al inicio del sexenio a $141.70 al 2021 con una expectativa de mayores aumentos en los tres años que le quedan.
Y justo pensando en eso, en que a este gobierno solo le queda la mitad del camino es que también le pregunté por la sucesión. ¿Quién será el o la candidata que postule AMLO a la Presidencia en 2024? ¿Marcelo Ebrard? ¿Claudia Sheinbaum o algún tapado? Para el analista la respuesta está clara, hasta hoy todo apunta que será Claudia, porque hay muchos elementos que así lo indican, uno de ellos; el sacrificio al que mandó el Presidente a Marcelo, por las investigaciones que apuntarán a su responsabilidad en accidente de la línea 12 del metro de la Ciudad de México.
Dice Macario que Andrés Manuel apostará a lo seguro en temas de lealtades, que la confianza es plena para la Jefa de Gobierno, porque la conoce bien, porque sabe que no lo traicionará y que podría ser la heredera legítima de su movimiento. Entiendo que ella, a diferencia de otros, le dará su lugar como líder indiscutible en los próximos seis años, porque seguirá honrándolo y encaminará su legado a la construcción de un nuevo prócer. Porque nos queda claro que Andrés Manuel no anhela riquezas materiales, ni el futuro de un país próspero, él quiere que su imagen esté en los murales, los libros y las monedas que acuñe en el futuro el Banco de México. Él quiere pasar a la historia como un transformador de México y para eso necesita escribir el futuro en leyendas y epopeyas, y eso solo se puede lograr con el poder presidencial de los años próximos al final de su mandato. Luego le seguimos...