Quienes han trabajado de cerca con ella, califican así a la Jefa de Gobierno de la CdMx, Claudia Sheinbaum:
“Es una mujer de bajo perfil, no debate ni defiende grandes posiciones. Ni discute ni polemiza. Siempre ha desempeñado un papel segundón. Es plana, hasta aburrida. Es una política gris...”.
Y este perfil opaco, sin embargo, no es el principal problema para Sheinbaum.
A estas alturas, la mayoría ya la ubica como una gobernante sin decisiones propias, carente de personalidad y sin un peso político en particular. Todo mundo sabe que ganó el Gobierno capitalino en 2018 gracias al efecto AMLO, y no tanto por su desempeño como candidata eficaz, con arrastre o discurso brillante. No. Cualquiera que López Obrador hubiera impuesto como candidato: Sheinbaum, Monreal, Batres u otro, hubiera ganado hace tres años. Pero la elegida fue Sheinbaum, y lo demás es historia.
Lo cierto, es que Claudia Sheinbaum ha mostrado sumisión absoluta y ciega ante López Obrador, en un lance político tan patético como preocupante: si AMLO dice es de noche cuando es de día, Sheinbaum repite que es de noche. Sin AMLO dice que México está en Europa, Sheinbaum dice que está en Europa. Si AMLO dice que dos más dos son tres, Sheinbaum dice que son tres.
“Yo no voy a contradecir al Presidente”, dijo Sheinbaum al inicio de su Gobierno. Y vaya que lo ha cumplido con creces. Empero, una cosa es no contradecir a su jefe y otra, muy distinta, es convertirse en la servidumbre política del Presidente, postrada a lo que se le ordena y sin ningún poder de decisión particular. Más que Jefa de Gobierno, Sheinbaum es mera encargada de despacho.
Su arrodillamiento ante AMLO ocurre desde el inicio de su administración. ¿Cómo? Recibiendo una orden inapelable desde Palacio Nacional: entregarle al Gobierno federal el manejo de todos los programas sociales que solía controlar el Gobierno capitalino.
“Desde el arranque de la mal llamada Cuarta Transformación, Sheinbaum permitió que AMLO manejara directamente los recursos y beneficios de los tres programas emblema y puntas de lanza del Gobierno de la CdMx: Pensión Universal de Adultos Mayores, Becas ‘Prepa Sí’ y Apoyo a Personas con Discapacidad, que suman un padrón de 815 mil beneficiarios y manejan un presupuesto global por nueve mil 623 millones de pesos. El Gobierno de Sheinbaum únicamente manejará uniformes y útiles escolares...”, advertimos en nuestra columna “De cómo perdió Sheinbaum el control de CdMx”, el 2 de noviembre de 2019 en SinEmbargoMX.
Sheinbaum repite y repite todo lo que dice López Obrador. Como grabadora. Tal cual. Lo demostró – de manera penosa- el pasado 7 de junio cuando, al ser cuestionada por reporteros tras el derrumbe electoral de Morena en la Ciudad de México, fue incapaz de hacer un análisis propio y autocrítico, y sólo se limitó a decir:
“En el caso de la Ciudad de México, coincido con lo que dijo el Presidente de la República: en los últimos meses, desde hace rato, hubo una campaña de desprestigio contra nuestro movimiento muy fuerte, que tuvo impacto en algunos sectores de la población”.
Esa es Claudia Sheinbaum.
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Durante la reunión partidista de Morena del pasado 1 de julio, miles de manifestantes apiñados en el Auditorio Nacional – acarreados y sin importarles la pandemia que ha resurgido-, corearon a Sheinbaum: ¡Presidenta, Presidenta!
Aún más: a partir de la tragedia de la Línea 12 del Metro – que Sheinbaum insiste en minimizar llamándola “incidente”-, López Obrador ha respaldado públicamente a su amiga e incondicional: primero, la calificó de “excepcional, trabajadora, honesta e inteligente”, justo diez días después de ocurrida la tragedia en la Línea 12; y el 23 de junio, se presentó el Programa de Impulso Financiero para la CdMx, en un espaldarazo rotundo para la Jefa de Gobierno. Es decir: en lo político y en lo económico, AMLO está rescatando a Claudia Sheinbaum.
¿Será Sheinbaum la candidata presidencial de Morena por orden de López Obrador? Es muy posible. Altamente probable.
¿Ganaría Sheinbaum la Presidencia de México en 2024? Se ve muy difícil. Prácticamente descartable.
¿Por qué no ganaría Sheibaum la Presidencia en 2024, a pesar de que sería la candidata oficial del régimen, con todo el apoyo personal de AMLO y el aparato de Gobierno volcado en su candidatura?
Por cuatro razones de fondo y peso:
MAXIMATO. Sheinbaum no ganaría en 2024 porque sería percibida como la candidata oficialista y arrodillada a López Obrador, lo suficientemente sumisa para suponer que AMLO – ante su forma autoritaria de hacer política-, estableciera un maximato en la Presidencia desde su retiro. Es decir: Sheinbaum Presidenta, y López Obrador todavía ordenando a distancia. Y a la mayoría no le gustan este tipo de maximatos aborrecibles.
HARTOS DE AMLO. Este sexenio terminará con millones de mexicanos hartos de tantas mentiras, odios, divisionismos, ataques, pretextos, desfiguros y cuchufletas de López Obrador, querrán un cambio drástico y absoluto en la Presidencia, y Sheinbaum sería todo, menos un cambio verdadero. Sería vista como una simple extensión de Andrés Manuel, quien le heredaría su desastre. Los electores no querrían en Palacio Nacional a otro AMLO en versión femenina. Es muy posible que en 2024 veamos un fenómeno parecido a la elección presidencial de noviembre pasado en Estados Unidos: el hartazgo de tener a un Donald Trump belicoso y agresivo, lo llevó a la derrota. Los estadunidenses – ante el rechazo a una Presidencia que odió y dividió, como lo es también la de AMLO-, optaron por una alternativa mucho más madura, centrada y, sobre todo, antítesis de Trump. Y esa opción fue Joe Biden. Así que no nos sorprenda que aquí ocurra lo mismo en 2024: darle una patada en el trasero a todo lo que huela a López Obrador, por hartazgo ciudadano.
EBRARD y MONREAL. ¿Se quedarán cruzados de brazos Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal ante la anunciada designación presidencial de Sheinbaum? La respuesta es no. Si bien Marcelo está prácticamente fulminado de la carrera presidencial por su enorme irresponsabilidad con la Línea 12 del Metro, aún tiene cuadros políticos dentro y fuera de Morena que lo apoyarían si decidiera irse por la libre, aunque francamente no le vemos muchas posibilidades de ganar la Presidencia. Monreal ya advirtió: “No me descarto”, y también tiene un grupo político que lo respalda. Si Ebrard y Monreal se rebelan, se unen y abandonan Morena para buscar candidaturas a la Presidencia por separado, le harían un boquete enorme a Morena y al proyecto personal de AMLO para la próxima presidencial. ¿Y quién pagaría los platos rotos? La candidata Claudia Sheinbaum.
PERDER LA CDMX. El fracaso electoral de Morena en la capital del país durante la elección intermedia, tiene a una responsable directa: Claudia Sheinbaum. Ella fue la operadora principal en las alcaldías, designando a candidatos y candidatas y manejando los programas sociales. Fracasó. Si Morena pierde el control absoluto de la CdMx en 2024, adiós a la Presidencia de la República para Sheinbaum o quien sea de Morena.
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Faltan tres años para la próxima elección presidencial. Sin embargo, desde ahora, la apuesta de AMLO por imponer a Sheinbaum es abierta, clara e indudable: la quiere a ella para sucederlo y así poder manejarla a su antojo desde su rancho. Eso quiere López Obrador: lealtad a ciegas, como él mismo lo ha pedido.
Sheinbaum no es – ni de lejos – una política que arrastre multitudes o que encienda la plaza. Es -como dicen quienes la han tenido cerca- una mujer gris.
Y eso, sin duda, le facilitaría las cosas a sus rivales en 2024.