Sergio Torres, muro o portón de MC
Crecer la fuerza naranja en Sinaloa
A pesar de que Movimiento Ciudadano tiene ante sí la oportunidad de ser en Sinaloa la fuerza política que llene los vacíos que dejan los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional, siglas ambas que arrastran desgastes y desprestigios atávicos, el hecho de concentrarlo todo en manos de Sergio Torres Félix reduce las expectativas a sólo la base social de que dispone hoy, menospreciando la simpatía de sectores y actores que lo harían más competitivo en la lid electoral. Viendo la corta visión de la Oposición que se dedica a juntar migajas de poder, MC decide sumarse aquí a la pepena en lugar de trabajar para la gran zafra de votos.
Si bien es cierto que a Sergio Torres le corresponde el mérito de haber mejorado la marca emecista, logrando en la elección de 2024 dos curules en el Congreso del Estado y una Alcaldía, le toca también la responsabilidad de permitir que el partido vaya a las Grandes Ligas que en 2027 significará la elección de Gobernador, presidentes municipales y diputados locales y federales. Difícilmente dará ese salto si asume el criterio del perro del hortelano que ni come las verduras del almácigo ni deja comer a los demás especímenes de la granja.
El proyecto de Jorge Álvarez Máynez, dirigente nacional de MC, para inyectarle sangre nueva al movimiento naranja estatal quedaría otra vez en buenos deseos si los liderazgos regionales ven como amenaza a sus heredades tal llegada de gente joven, buenas voluntades externas, que cree que los contrapesos ya no vendrán del PRI y PAN sino de organizaciones políticas emergentes que no tienen, o se les notan poco, las máculas de la corrupción y autoritarismo.
Una mayor fuerza naranja en Sinaloa sí es posible siempre y cuando los cuadros directivos guarden distancia de factores que la debiliten desde el protagonismo de uno solo y la demolición de los soportes sociales adyacentes. El hobby de moda consistente en colocarles zancadillas a aquellos que desean colaborar en mejorarle y modernizarle el ranking futurista a MC, equivale a estrechar los de por si estrechos pasadizos que acercan a los partidos al acto democrático de elegir a conciencia y contundencia.
Si Sergio Torres se asume como barrera infranqueable para todos los que quieran sumarse a MC en Sinaloa dejará de serle útil a Álvarez Máynez y acabará como esos malos porteros que en vez de detener los goles del rival lo que logran es asestarle el autogol a su propio equipo. Se entiende que el ex Alcalde de Culiacán venga del priismo que le da un manejo patrimonialista a la política así vea en qué paró el tricolor por los cacicazgos que fomentó.
Torres va en camino de ser un excelente Diputado y pésimo dirigente del partido. Lo seduce la contradicción de tragar pinole y querer chiflar a la vez. Buen polemista, de tono confrontativo mesurado, supo adaptar la versión de “El Morrín” como priista amarranavajas, a la del prudente negociador emecista. Eso es lo que debe hacer ahora: operar, con o sin él en el timón, la consolidación de MC y en lo personal tratar de brillar desde la función parlamentaria.
Le falta un buen trecho en la faena de decoloración tricolor y teñirse por completo de la tintura naranja. No es tan fácil blanquearse después de más de dos décadas de ser priista y ocupar cargos del ato nivel, para presentarse de pronto como equilibrio de la balanza donde las tajadas del poder pesan mucho más que las convicciones. La conclusión diría que el éxito que ha obtenido del escapismo político se le puede diluir, convertirse en nada, si no aprende nuevos trucos en el ilusionismo partidista.
Cuidado con la masa que sufraga desde el tinglado independiente, esa rica cantera ciudadana desilusionada de la partidocracia cleptómana que escudriña en opciones de participación comicial para erigir mejores gobiernos, cuya espera y decisión no son eternas. Se trata de un segmento significativo que necesita de guiños honestos, de fiar, de parte de símbolos y trayectorias sin posibilidad de traición, mentira y corrupción.
Por ellos, los sin partido, Movimiento Ciudadano y Álvarez Máynez se hallan frente a la complicada disyuntiva de apostarle todo a Sergio Torres en Sinaloa o jugársela con cuadros frescos que traen tatuada la confianza pública y la rentabilidad política. Ser la ancha puerta por donde entren perfiles renovadores o representar la barricada para que se queden los mismos adentro y no ingresen la renovación y la modernización.
Nos dirán que para estos fines,
Máynez y Torres saldrán a mano
Con que Movimiento Ciudadano,
No acabe como los “Morrines”.
Con Roxana Rubio enfrentando el “fuego amigo” de panistas que le ponen enormes cáscaras de insidias para que resbale, y la priista Paola Gárate librando de manera solitaria la guerra política contra el gobierno de Rubén Rocha, estas dos mujeres de mayor proyección en los principales partidos de Oposición de Sinaloa descuidan la tarea que haga posible que la gente las perciba como opciones viables en la boleta electoral de 2027. Y encantadas de la vida las demás competidoras del PAN y PRI que en el hándicap sucesorio recalcan la astucia de jugar con el calendario sin quemar en la víspera pólvora en infiernitos.