Ser Gobernador no es ser apagafuegos
Quitarle, no crearle, conflictos a Rocha
A sus colaboradores y demás miembros del Movimiento Regeneración Nacional con cargos públicos, el Gobernador Rubén Rocha les debe leer la cartilla de la indispensable gobernabilidad, ordenándoles que gasten sus energías en resolver problemas y no en agregar conflictos ya que en varias zonas del estado están abiertos frentes de peleas que allí y así quedan, sin terminarlas. Pocos de los morenistas empoderados han entendido el sello de la conciliación con el cual la Cuarta Transformación pretende trascender en Sinaloa.
Inclusive el tan trillado manual táctico de Sun Tzu, “El arte de la guerra”, aconseja que quien sabe resolver las dificultades las resuelve antes de que surjan. Es decir, los enconos o los puntos álgidos del ejercicio del poder tienen que ser atendidos antes de que lleguen al despacho del Gobernador y éste se tenga que ocupar en atenuar la intensidad de los bretes destinando un tiempo valioso de la gestión pública en amortiguar conflictos y en algunos casos hasta dimes y diretes.
En el inicio del segundo año de la gestión sexenal de Rocha Moya sus colaboradores han dejado tanta pólvora regada que, según lo perciba cada quien, puede detonar crisis en caso de que todas las lumbres se junten, o propiciar infiernitos si la labor de atenuación que efectúa el Mandatario estatal apaga a tiempo la mecha de las desavenencias.
En honor a la verdad, el tema de la violencia exacerbada del 5 de enero, con epicentro en Culiacán, mantiene nerviosos a los sinaloenses y a algún segmento criminal ocupado en evitar que la gente desahogue sus miedos. Ponchallantas, bidones con sustancia acuosa, desafíos intermitentes a destacamentos de fuerza pública y falsas amenazas de bombas obstaculizan las acciones gubernamentales para retomar la tranquilidad.
Desde aquel día el sentido común popular es manipulado por los hilos de miedo y muestra de ello es que el aterrizaje de un helicóptero del Ejército en la explanada de Palacio de Gobierno, el lunes 30 de enero, estuvo a punto de inducir otra fase de zozobra, a no ser que la Dirección de Comunicación Social y la Secretaría de Seguridad Pública salieron a explicar que se trató de los preparativos de la exposición “La gran fuerza de México” que traerá la Secretaría de la Defensa Nacional a Sinaloa.
Entonces, si la atmósfera sinaloense no aguantaría volver a estremecerse con nuevas dificultades, sí fue aventurado traer a la discusión pública el tema de la autonomía universitaria sin previamente haber diseñado los acuerdos, transparentar la ruta, limpiar de tintes políticos la línea de operación y, sobre todo, convencer de cuáles beneficios obtendrá la sociedad que en estos momentos lo que quiere es garantizarles a los jóvenes un lugar en las aulas de las instituciones de educación superior. ¿Existen las condiciones materiales, económicas y académicas para que nadie quede fuera? De momento sólo la UAS ha respondido en lo referente a cobertura universal.
Aunque la idea de retomar las iniciativas de reforma a las leyes orgánicas de las universidades autónomas la ventiló la bancada de Morena en el Congreso del Estado, a través de su líder Feliciano Castro, el control de los daños recayó como ya es costumbre en el Gobernador Rocha, quien pagará los costos políticos por la deficiente maniobrabilidad del grupo legislativo en el manejo de la crisis derivada.
Otro tema “caliente” es la anómala situación legal del Secretario de Turismo, Luis Guillermo Benítez Torres, que con diez acusaciones penales en su contra, solicitudes de juicio político y la tardada definición de la respectiva carpeta de investigación, ha llegado a un alto nivel de complicación porque la percepción de que se le da impunidad embiste directo al Gobernador, quien sale a dar la cara en un ámbito que no es el suyo. Y aquí brotan las deficiencias del ala de Morena en el Congreso, que se hizo bolas con la responsabilidad que le toca, y la Fiscal Sara Bruna Quiñónez Estrada, que a través de ralentizar la función del Ministerio Público le imprime al caso el tufo de la probable inacción parlamentaria y judicial. ¿Si el Gobernador dice que para actuar espera los resolutivos de las instancias legislativa y anticorrupción, por qué no llegan éstos?
Mientras tanto, otras llamadas de color guinda 4T toman vuelo. El enfrentamiento de la Diputada federal Aurelia Leal contra el Alcalde de Guasave, Martín Ahumada; el diferendo entre la Diputada local Almendra Negreta Sánchez, Secretaría de la Diversidad Sexual de Morena Sinaloa, y el activista de la comunidad LGTB+, Santiago Ventura Cárdenas, elevado a queja ante Derechos Humanos, y la larga batalla jurídica que libra Jesús Estrada Ferreiro para revertir su situación de Alcalde de Culiacán depuesto.
Todos sabemos que cimentar un gobierno en la armonía total es tan difícil como querer controlar por decreto los extremosos veranos cálidos o los fríos inviernos de Sinaloa. Cualquier pretensión por la calma absoluta, la plena serenidad del establishment, debe bajar tres rayitas para poder aspirar, y exigir, a que el Gobernador Rocha se ocupe de la temática trascendente, la que hace historia, y sus subordinados y correligionarios se hagan cargo de los incendios políticos que son atizados con el ocote de la inquina, a veces hasta como fuego amigo.
Los que traen el golpeteo,
Distraen al Gobernador,
Al asignarle la labor,
De ser réferi de boxeo.
A diferencia de su antecesor, Luis Guillermo Benítez Torres, que acostumbraba darles a los mazatlecos el Día de la Candelaria (y todo el año) sólo chapurrado con el dedo, el actual Alcalde de Mazatlán, Édgar González Zataráin, repartió ayer suculentos “tamales” políticos a sus amigos Martín Ochoa López y Donovan Quiñónez Castro, al designarlos como Secretario de Desarrollo Económico, Turismo y Pesca, y Director del Centro de Atención y Protección al Turista, en ese orden. ¡Cómo ha durado la tamaliza que inició desde octubre cuando “El Químico” tuvo que irse!