La semana pasada fuimos testigos de algo que es común entre los partidos y los dizque políticos “profesionales”: saltar de un mecate a otro.
A nadie causa sorpresa que, ex priistas, encabezados por Guillermo Quintana Pucheta, sobrino incómodo del ex Alcalde Fernando Pucheta, se hayan arrojado a los brazos del PAS.
Tampoco es sorpresa que el PAS los haya acogido tiernamente en su regazo. Así son ellos y en el mundo en que viven no existe la vergüenza ni la dignidad.
Prácticamente el PAS ha puesto un anuncio de “se recibe escombro” y así ha ido sumando ex panistas, ex priistas y ex lo que usted quiera.
El chiste es sumar gente, aunque no sirva para nada y tenga muy mala reputación. Ya después irán viendo quien sirve para los propósitos del PAS y quien no.
La duda aquí es qué tan caro están vendiendo su amor estas aventureras de la política y si el PAS no irá a pagar un precio que no se merece ese amor.
A como van las cosas, no tarda mucho el mismísimo Fernando Pucheta en arrojarse también a los brazos del PAS, pues al fin y al cabo, su sobrino ya dio un pasito para allá.
Y que a nadie extrañe si lo que acabo de decir sucede. De estos “políticos” todo se puede esperar, menos que tengan valores firmes y dignidad.
Primero muerto que estar fuera de los negocios desde el gobierno, es el lema preferido de ellos.
Es su mantra y razón de vivir y lo hacen por una sola cosa: no saben vivir honestamente y sin tener lazos con el gobierno en turno.
Los partidos, todos, reflejan de alguna manera el nivel y valores de los ciudadanos. Los gobernantes también.
Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen, es una frase que seguramente todos hemos escuchado o leído alguna vez.
Y efectivamente, tenemos el gobierno y gobernantes que nos merecemos, pero porque no hay mucho de donde escoger y todos, todos, del color y partido al que le ponga el dedo, dejan mucho que desear.
Sí, tenemos malos gobiernos y gobernantes corruptos, loquitos, prepotentes, soberbios y pendejos, pero eso no es culpa de los ciudadanos.
Sencillamente se envilecen cuando llegan al poder porque ya venían envilecidos desde antes. El error de los ciudadanos que votamos por ellos es que no alcanzamos a darnos cuenta de como eran realmente.
Y para muestra, el escombro que acaba de recoger el PAS. ¿Dónde quedan las lealtades al partido que les había dado todo lo que son?
Bueno, tampoco es que el PRI se merezca que le sean leales, pero al menos hubieran tenido tantita decencia y le hubieran guardado un añito de luto.
Como las viudas alegres, bastaron un par de meses para que, los que se rasgaron las vestiduras en el pasado proceso electoral, dándoselas de valientes y gritando a los cuatro vientos que llegarían a las últimas consecuencias para evidenciar la manipulación de los votos, desistieran tímidamente de seguir adelante.
Irónica y desvergonzadamente y después de la arrastrada que les pusieron Morena y el PAS, estos ex priistas, encabezados por el sobrino incómodo, corren presurosos a refugiarse con los que eran sus adversarios. Dijera un ex Alcalde. Eso da asquito.
Pero no se le pueden pedir peras al olmo, la vergüenza y dignidad no anida en ese tipo de personajes y sencillamente hicieron lo que forma parte de su naturaleza. Hicieron y harán todo lo necesario para sobrevivir, así sea tragar sapos.
Parafraseando al profesor Hank González: un político pobre, es un pobre político.
Estos son pobres políticos, pero no políticos pobres. Es voz popular que, gracias a los negocios que hicieron cuando tuvieron oportunidad de estar en el gobierno municipal, tienen su guardadito.
¿Usted cree que iban a renunciar a buscar de nuevo cómo ganar lana? No quieren que les den, solo que los pongan donde hay.