Sarcasmos

BUHEDERA
31/03/2021 04:03

    No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente.

    El valor de la humildad

    “Las personas más hermosas que hemos conocido son aquellas que han conocido la derrota, el sufrimiento, la lucha, la pérdida y han encontrado la salida de las profundidades. Estas personas tienen un aprecio, una sensibilidad y una comprensión de la vida que las llena de compasión, gentileza y una profunda preocupación amorosa. Las personas hermosas no ocurren por casualidad”. - Elisabeth Kübler-Ross

    Colosio

    Testimonio de mi primo el Jaime: “Alrededor de 1970 yo vivía en el internado del Tec de Monterrey. Cada edificio tenía un prefecto, que se encargaba de cada edificio. El prefecto de Estudiantes IV era Luis Donaldo. Era un muchacho buena onda, becado, y por eso tenía que hacer ese trabajo. Todos los días pasaba a darnos las buenas noches y hacía reportes mensuales de cada uno de nosotros. Había varios otros prefectos mazatlecos, amigos de Luis Donaldo, por eso lo conocí más o menos bien. Nos apoyaba en los torneos de softball entre los internos de los edificios de estudiantes. Otros compañeros de edificio eran Humberto Sauri Duch, primo de Luz María Sauri y de Néstor Duch que estuvo en el Inegi, y Héctor (el Chino) Ley (dueño del equipo de béisbol los Tomateros y de las tiendas Ley, entre otras cosas). Yo después me fui a Guaymas a continuar mis estudios porque así era la carrera de Ingeniero Bioquímico. Perdí de vista a Luis Donaldo. Luego, ya graduado, me fui a estudiar, primero a Italia, y luego a Francia, donde hice mi doctorado. Y a mi regreso me enteré de que Luis Donaldo era el secretario de Desarrollo Social (algo completamente inesperado para mí); luego candidato a presidente. Nunca volví a verlo. Tengo muy claramente en mente el momento en que me enteré de su muerte y les pedí en mi institución, el CICESE, que pusieran la bandera a media asta. Me hicieron caso. Esa es mi triste historia de Luis Donaldo Colosio”.

    Envidia del pene

    Dos discrepancias.

    La Paty: “Ni de niña ni de mayor, y ninguna de mis amigas en todos los colegios donde he estado, coincide. La ‘envidia del pene’ o ‘penis envy’ es una creación de origen masculino. Nosotras estamos muy bien, muy contentas y satisfechas siendo mujeres y tal como Dios nos creó.

    Para parafrasear a Mary Poppins: ‘practically perfect in every way’, jeje”.

    El Fer: “Jijos, el camarada Freud ¡cómo se proyectaba! Yo nunca he conocido a una mujer que sienta ese tipo de envidia pero acaso quepa la posibilidad de preguntarles... Más bien me parece que el que los varones tengamos un estorbo que se columpia al caminar y está expuesto a graves daños y es débil, vulnerable y dolorosísimo, es un lamentable defecto de diseño cuya única ventaja es que sirve para hacer pipí más cómodamente. Punto y sanseacabó”.

    ¿A poco no?

    Escucha primero la tonadilla cantada por la máxima cantante mexicana de operetas y zarzuelas de las primeras décadas del Siglo 20, Esperanza Iris (creadora de lo que es hoy el teatro de la ciudad, en la calle de Donceles del centro histórico de la ciudad de México, inaugurado en 1918 por el entonces Presidente de la República Venustiano Carranza). Canción compuesta en 1938:

    https://www.youtube.com/watch?v=ssbB-V0ssjA

    Escucha ahora el himno triunfal de la fiesta privada de la célebre película “Ciudadano Kane”:

    Citizen Kane party scene

    https://www.youtube.com/watch?v=vDO_bh4G5zo

    Observa que la película magistral de Orson Welles es de 1941. Entiendo que no hubo plagio sino debida y legal compra; nomás estoy haciendo constar que la música mexicana es tres años anterior a la versión gringa.

    Premio póstumo

    En sus 94 años de historia, sólo un actor (ninguna actriz) ha ganado el Óscar al mejor actor, después de muerto: Peter Finch, por su papel de 1977 en la película “Network”.