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    Envidia del pene

    Wikipedia: “El concepto de envidia del pene hace referencia, según Sigmund Freud, y dentro del contexto psicoanalítico, a un elemento fundamental de la sexualidad femenina y móvil de su dialéctica.

    La envidia del pene surge del descubrimiento de la diferencia anatómica de los sexos: la niña se siente lesionada en comparación con el niño y desea poseer, como éste, un pene (complejo de castración); más tarde, en el transcurso del Edipo, esta envidia del pene adopta dos formas derivadas: deseo de poseer un pene dentro de sí (principalmente en forma de deseo de tener un hijo); deseo de gozar del pene en el coito.

    La envidia del pene puede aludir a numerosas formas patológicas o sublimadas. Laplanche & pontalis, Diccionario de psicoanálisis.

    La envidia del pene alude a la reacción de una niña durante su desarrollo psicosexual a la conciencia de que ella no tiene un pene. Freud consideraba esta realización como un momento decisivo en el desarrollo del género y la identidad sexual de las mujeres. El término se usa a veces de forma coloquial para referirse a la idea de que las mujeres desearían tener un pene, o a la ansiedad entre los hombres sobre el tamaño de sus genitales.

    Sigmund Freud introdujo el concepto de interés (y envidia) de la niña por el pene en su artículo de 1908 Teorías sexuales infantiles, pero esta idea no se desarrolló plenamente hasta mucho más tarde, en 1914, cuando se publicó su obra sobre el narcisismo. En la primera edición de la obra de Freud Tres ensayos sobre teoría sexual (1905) no aparece este concepto.

    La fase fálica (aproximadamente entre las edades de 3.5 y 6 años) es el período del desarrollo en el que el enfoque libidinal reside principalmente en el área uretral. Antes de esta etapa, la libido (definida por Freud como la fuerza de la energía primaria de motivación) se centra en otras áreas fisiológicas. Por ejemplo, en la fase oral, en los primeros 12 a 18 meses de vida, la energía libidinal se concentra en el deseo de comer, chupar y morder, y en la fase anal la atención estará centrada en el ano y en las heces. El pene se convierte en el órgano de interés principal para ambos sexos en la fase fálica, siendo el catalizador de una serie de acontecimientos fundamentales en el desarrollo psicosexual.

    Poco después del cambio de la libido hacia el pene, el infante desarrolla sus primeros impulsos sexuales hacia su madre.

    La niña se da cuenta de que no está físicamente preparada para tener una relación heterosexual con su madre, ya que no tiene un pene. Desea un pene y el poder que representa. El deseo sexual por su padre la hace querer sustituir y eliminar a su madre. La niña se identifica con su madre, para así aprender a imitarla y poder reemplazarla. La niña emplea el mecanismo de defensa del desplazamiento para cambiar el objeto de sus deseos sexuales de su padre a los hombres en general. Una chica quiere llegar a ser como su madre, pues de este modo puede llegar a controlar a su padre.

    Un proceso similar se produce en los niños que pasan por su etapa fálica. Las principales diferencias son el enfoque de los impulsos sexuales, que no necesitan cambiar de la madre al padre, manteniéndose la angustia de castración. Los deseos del niño se focalizan en su madre, a quien ve como el objeto de sus impulsos sexuales, identificándose con el padre. El padre del niño, siendo el agresor de gran alcance de la unidad familiar, es lo suficientemente amenazador como para que el niño emplee el mecanismo de defensa de desplazar el objeto de sus deseos sexuales por su madre a las mujeres en general.

    Si bien constituyó un concepto muy importante por varias décadas, la envidia del pene ya no es considerada como central por algunos psicoanalistas modernos”.