|
"BUHEDERA"

"Sarcasmos"

""
BUHEDERA

    gfarber1948@gmail.com

    www.farberismos.com.mx/web/

     

    La ambición organizada derrotará siempre a la democracia desorganizada.

     

    La dama de las camelias

    Me llamó la atención la referencia del Gustavo Cortés Campa a esta infortunada jovencita.

    https://www.antrophistoria.com/2017/08/marie-alphonsine-la-autentica-dama-de.html

    “En los años 40 del Siglo 19, una bella dama cada vez más conocida en los círculos aristocráticos se convertía en leyenda. Apodada como ‘dama de las camelias’ por su costumbre de llevar siempre un ramo de estas flores a la ópera, Alphonsine Plessis es un personaje histórico que ha sido modificado al antojo de tantos autores literarios que han sabido explotar su turbulenta y corta vida.

    “El 16 de enero de 1824 nacía Alphonsine Plessis en un pueblo de L'Orne. Su padre era vendedor ambulante, hijo ilegítimo de un sacerdote. Su madre, Marie-Louise, era hija de sirvientes, aunque pertenecía a un linaje aristocrático. Cuando Alphonsine contaba tan sólo con 5 años, su padre se marchó y su madre se fue para trabajar como criada, muriendo poco después en el extranjero. La niña fue acogida entonces por un primo agricultor hasta que su padre la recuperó para, supuestamente, abusar de ella y luego venderla a unos bohemios ambulantes, y en 1838 Alphonsine llegó a París para residir en la casa de otro familiar.

    “Vagabundeando y pasando hambre, se dedicó al trabajo en una fábrica. Pero siendo todavía muy joven, un restaurador adinerado se fijó en ella y se convirtió en una especie de protector para la muchacha. Para que ésta no se aburriera, ya que estaba acostumbrada a una vida ociosa, el caballero tuvo a bien pasear con ella por las noches. Pronto puso Alphonsine los ojos en Agénor de Guiche, futuro ministro. La cubrió éste de todos los lujos, y la que un día sería convertida en personaje literario encontró una nueva afición característica de la alta burguesía: el teatro. Fue entonces cuando cambió su nombre por uno más elegante: Marie.

    “Después de la separación con Agénor, encontró a un hombre más joven: el Conde Edouard de Perrégaux. Perteneciente a una familia adinerada y miembro emérito de la caballería, tenía los recursos suficientes para que Marie no tuviera que renunciar a las joyas, el lujo y las salidas culturales. Con 18 años, la dama de las camelias disfrutaba de su idilio con este adinerado militar. Sin embargo, Edouard, presionado por su familia debido a la incipiente tuberculosis de Marie y arruinado poco tiempo después de que la tomara bajo su protección, la abandonó a su suerte. Marie fue entonces objeto de interés del Embajador ruso Gustav Ernst von Stackelberg, de más de 70 años de edad, y que habría visto en ella la imagen de su hija, fallecida de tuberculosis. Con sus acaudalados bolsillos, a Marie seguía sin faltarle de nada.

    “Después, vivió con otros amantes tales como Franz Liszt y el propio Alejandro Dumas, hijo. El romance que mantuvo con éste estuvo lleno de complicaciones, y parece ser que ella le abandonó porque no podía soportar la vida austera de un escritor, anhelando volver a los lujos y la comodidad. En 1846 se casaría en secreto con Perrégaux en Inglaterra, lo que la convirtió en condesa. Marie murió de tuberculosis en 1847 en la más absoluta pobreza. Al funeral acudieron Stackelberg y su marido, Perrégaux.

    “En 1848, Marie sería transformada en el personaje de Marguérite Gauthier, protagonista de la novela La Dame aux Camélias, de su antiguo amante Dumas hijo. Esta truculenta historia pasó en 1853 a ser objeto de la conocida ópera de Verdi, La traviata (que en italiano significa ‘La extraviada’). Numerosas adaptaciones al cine y al teatro nos han llegado desde el Siglo 19. Una de las más conocidas es la película Moulin Rouge, de 2001, en la que una joven cortesana vive un idilio de amor con un poeta sin recursos. La dama de las camelias es una novela firmada por Alexandre Dumas (hijo). La novela pertenece al realismo, siendo una de las primeras que formarían parte de la transición del romanticismo”.