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¿No es tonto aspirar a ser libre cuando eres esclavo de tus deseos?
Ciudades míticas
“El premio para la ciudad más mítica y ridícula es para la gente medieval que imaginó Cockaigne, una ciudad utópica abundante en comida, libertad sexual y embriaguez perpetua. Este paraíso ficticio fue imaginado por campesinos en la Edad Media, y se lo considera una parodia del paraíso. Los primeros registros de Cockaigne (pronunciados exactamente como la droga favorita de Sigmund Freud, lo adivinaste, cocaína) datan de finales del Siglo 12 y se describen como una tierra donde las casas están hechas de pasteles, la comida llueve del cielo y los ríos están hechos de vino. Una de las representaciones más famosas de esta tierra de fantasía pertenece al famoso artista holandés Pieter Brueghel el Viejo (1525-1569), donde muestra a personas tumbadas en la hierba rodeadas de alimentos fácilmente disponibles”. Ver las pinturas de este prolífico artista: https://www.pinterest.com.mx/djohnson761/brueghel-pieter-brueghel-the-elder/
Bruegel
“Crítico, mordaz, sarcástico, así era Pieter Bruegel el Viejo, uno de los grandes de la pintura flamenca. Un campesino con la camisa manchada de excrementos y una pareja manteniendo relaciones sexuales. No figuraban en el paisaje original. Los añadió Pieter Bruegel. Era una broma. Al autor de la obra, Hans Vredeman de Vries, no le hizo ninguna gracia, pero Bruegel era bromista y socarrón, no se pudo reprimir. Su primer biógrafo, Karel van Mander, lo describe como un tipo cómico y divertido. Cuenta que lo apodaron Pieter den Drol (‘Pedro el Bufón’). Tenía, además, Bruegel mucho desparpajo. Se colaba en las bodas populares haciéndose pasar por un pariente de los novios, incluso llevaba regalos. Le encantaban las fiestas campesinas y fijarse en todo: en las costumbres, vestimentas, gestos... Luego lo plasmaba en sus lienzos detallistas al milímetro, repletos de personajes -hasta 119 pueblan Los proverbios flamencos-, regados también de símbolos, secretos y mensajes. Y de chistes. ‘Los monstruos, las fantásticas criaturas híbridas e imaginativas estructuras se consideraban una fuente de entretenimiento y humor. Puede que el espectador de ahora crea que tienen un significado simbólico profundo. Y puede que no lo tengan’. Bruegel lo muestra todo. ‘Es una manera de ofrecer una visión crítica a través del humor, Bruegel lo hace con un tono satírico. Y, por otro lado, así se transmite la idea del mal olor.
“Mientras en Italia se buscaba el ideal, Bruegel soltaba demonios, monstruos y bestias terribles. No era novedad. Además de que ya lo había hecho Jheronimus van Aken, el Bosco, no hay más que fijarse en los claustros románicos para ver algo semejante. Lo llamativo de Bruegel es que desplegaba campesinos borrachos, gente defecando y criaturas monstruosas a la vez que en Italia se buscaba la pureza. A veces también hace una mezcla muy suya de lo flamenco y lo italiano, y en medio de lo grotesco suelta unas figuras de belleza exquisita, muy italianas.
“Lo que impera en Bruegel es lo flamenco, sin idealizaciones. ‘Mientras que en Los borrachos, de Velázquez, y en los cuadros de los italianos se transmite la idea de que el vino nos hace felices, Bruegel saca a gente vomitando’, cuenta Alejandro Vergara. Es como Goya. Tienen en común la pasión por el grabado y la denuncia de los vicios del mundo. ‘Bruegel es el pintor anterior a Goya más parecido a Goya en su visión de la vida y del mundo. Coincide con él también en su mensaje moralizante’, dice Vergara. En El combate entre Don Carnal y Doña Cuaresma hay dos posturas enfrentadas: se oponen el hombre y la mujer; la gordura y la delgadez; la carne y el pescado; lo profano y lo clerical; lo luterano (hay quien dice que el rostro de Lutero es el de Don Carnal) y lo católico. Bruegel no toma partido: todos se comportan con insensatez. Cuando Bruegel nació, el Bosco llevaba muerto nueve años, pero seguía teniendo vigencia. Pieter Bruegel comienza haciendo grabados bosquianos, así hace carrera. Lo hizo tan bien que lo llamaron ‘el segundo Bosco’”.