Analfabetos ha habido siempre, pero nunca antes habían egresado de la universidad.
Fire & fury
Así como Trump se robó letra por letra el lema de campaña electoral de Reagan en 1980: MAKE AMERICA GREAT AGAIN, así hoy con su amenaza de Fire and Fury contra Norcorea se roba el mismo concepto (aunque ligeramente refraseado) de SHOCK & AWE, técnicamente llamado “de dominación rápida”. Esta doctrina militar se basa en el lanzamiento de un poder bélico arrollador y un espectacular despliegue de fuerza, a fin de paralizar la percepción del enemigo sobre el terreno de combate y destruir su voluntad de pelear. Esta doctrina fue creada por Harlan K. Ullman y James P. Wade en 1996 en la Universidad de la Defensa Nacional de los Estados Umidos. Voy con estos gringos que creen haberlo inventado todo. Me pregunto si esta táctica bélica no es la misma gata (nomás que revolcada) de la blitzkrieg nazi inaugurada el 1 de setiembre de 1939 en la invasión a Polonia. “Literalmente ‘guerra relámpago’, blitzkrieg es el nombre popular que recibe una táctica militar de ataque que implica un bombardeo inicial, seguido del uso de fuerzas móviles para atacar con velocidad y sorpresa para impedir que el enemigo pueda llevar a cabo una defensa coherente, evitando así la guerra de trincheras y los frentes fijos que se convirtieron en la pesadilla de la Primera Guerra Mundial”. Exactamente lo mismito que hizo Bushito en Irak en 2003. Aunque me temo que lo que Trump amenaza con hacer en Norcorea es arrasarla con bombazos nucleares, a fin de no dejar piedra sobre piedra, regresarlos a la Edad de Piedra (la clásica amenaza gringa de bomb them back to the Stone Age), frase popularizada en 1968 por el legendario troglodita General gringo Curtis LeMay (1906-1990), aunque usada ya en 1967 por el genial humorista Art Buchwald (1925-2007) y dejar el territorio inhabitable por décadas o siglos. El problema es que China ya declaró públicamente que si EU ataca a Norcorea, se las tendrá que ver también con ella. Gulp.
De regreso a la Edad de Piedra
Back to the Stone Age (1937) es una de las 70 novelas escritas por Édgar Rice Burroughs (1875-1950). A sus veinte años, Burroughs no pudo aprobar el examen de ingreso a la academia de West Point (donde di una charla en 1999 y con mi característico tino, jeje, pronostiqué que mi paisano y amigo Francisco Labastida derrotaría a Vicente Fox en las elecciones de tres meses después) y llevaba una existencia mediocre hasta que sus novelas de aventuras o pulp-fiction (título de la película más conocida, de 1994, de Quentin Tarantino) le abrieron las puertas de un éxito inesperado. Esta novela es la quinta de su serie situada en Pellucidar, un lugar situado en el interior de la Tierra. Burroughs es el creador, por supuesto, de Tarzán, ícono de la cultura popular occidental y el famosísimo héroe de mis cómics infantiles, encarnado por muchos actores en la pantalla desde el olvidado Elmo Lincoln (1918, cine mudo), el mítico Johnny Weissmüller, ganador de seis medallas olímpicas en natación, pito alegre con cinco matrimonios (uno con Lupe Vélez), muerto y enterrado en Acapulco en 1984 (12 películas desde 1932 hasta 1948), Lex Barker, Gordon Scott, John Derek (descubridor y esposo de la Mujer Perfecta Bo Derek, mito erótico de 1979, 30 años menor que él, estrella en una película de Tarzán de 1981, nacida en 1956 como Mary Cathleen Collins), Alexander Skargsgard, y otros hasta superar las 200 películas registradas con alguna variante de ese nombre. Tarzán es el protagonista de 21 novelas del prolífico Burroughs, desde 1912 hasta 1947 (dos de esas novelas fueron escritas después de la muerte de Burroughs, una en 1964 y la otra en 1995). Tarzana, California, es un pueblito prácticamente integrado a la enorme mancha urbana de Los Ángeles, al noroeste de Beverly Hills-Bel Air; ahí tuvo Burroughs un rancho grande en el que vivió de 1915 a 1927.