Sé que no vas a creerlo pero tu obesa y obsolescente figura pronto será cosa del pasado.
No es que lo lamente porque nunca fuiste de mi agrado, pero qué quieres, tengo cierta debilidad por los héroes caídos.
Y como quizá nadie te lo haya contado y tú no tienes pinta de ser muy listo para darte cuenta por ti mismo, te lo voy a contar yo.
Verás, contigo está todo mal en principio porque eres hombre. Me refiero a tu formación cromosómica de mamífero macho. Para tu desgracia has nacido bajo el género masculino, concepto que, según parece, también está en franca extinción.
Pero además eres blanco, barbado, pudiente y te ríes a toda hora presumiendo una obscena felicidad de hombre todopoderoso que no, que ya no encaja.
Representas al heteropatriarca icónico. ¿Pero qué dices? ¿que tú no has elegido nacer bajo el yugo de ese género? Eso a nadie le importa.
Ponte cómodo y aflójate el cinturón porque esto no ha hecho más que empezar.
Los regalos, gordito, los regalos. Es que no te das cuenta de que vas por ahí repartiendo paquetes de incorrección política, daño al medio ambiente, ofensas a la sensibilidad social, faltas al lenguaje incluyente, promoción de la violencia, imposición de la maternidad y otras calamidades en contubernio con las malévolas marcas de juguetes.
Pareciera que no sabes nada del mundo, mi pobre Santa atribulado, porque eso de llevar un reno tirando de un trineo es maltrato animal. Maltrato animal, quizá el signo de la más baja moralidad en un ser humano. Es odioso lo que haces. ¿Cómo se te ocurre poner a trabajar a ese reno corriendo desde no sé qué alturas en el firmamento hasta la Tierra para repartir regalos por todo el maldito mundo? Es inhumano, inanimal, increíble.
Sobre esa miserable conducta tuya hay más. ¿De qué inocente animal son los puños de tu abrigo y la aplicación de pelo en tu gorro? ¿no sabes que el “fur” ya no se usa? A menos que excuses que es pelo sintético pero tendrás que demostrarlo ante la tremenda corte digital con pruebas irrefutables.
Y ya que estamos, yo siempre he sospechado que tu naricilla y mejillas enrojecidas no son así a causa del frío sino que te has de meter sendos tragos de ginebra o vodka o lo que sea que bebas en horarios de trabajo. ¡Y luego sales a conducir el reno! Cómo te atreves, carajo. Tu conducta es inaceptable, no creo que alcances la venia de los buenitos de estos tiempos. Estás desahuciado: macho, borracho, insensible y desconsiderado.
Hace poco vi que alguien compartió en Instagram una foto tuya muy sonriente y con la cara llena de tizne luego de entrar a una casa por la chimenea, ¿te estabas burlando de nosotros, la gente morena? ¿de la piel oscura? ¿te hace gracia convertir el racismo en una imagen simpática?
¿Y qué es de la señora Clos, eh? ¿por qué tiene que llevar tu apellido la pobre mujer y no el suyo? ¿y por qué no le das reconocimiento por todo el trabajo que seguramente hace? Te digo, heteropatriarca criminal.
¿Pero qué dices ahora? ¿Que eres un invento?
Ya. Ficción, personaje literario o figura mitológica, da exactamente igual. Debes ser castigado y prohibido.
Mira que ya nos estamos organizando contra las sirenas por cancelar con su fisonomía la vagina, qué violencia; eso es peor que Facebook pixeleando los pezones. También vamos contra los unicornios porque ese símbolo fálico es dañino, lo mismo con el Minotauro. Y que se prepare la mitología para corregir la fábula y contar que el Ave Fénix no renace de sus cenizas, qué necesidad de incendiar a un inocente pajarillo...
Pues advertido estás, prepárate para afrontar a la Santa Inquisición Posmoderna (mira, es Santa como tú, qué ironía). A mí no me queda más que pedirte, si es que de verdad repartes regalos, que nos traigas sentido del humor. Otro fenómeno en franca extinción que me preocupa mucho.
Hasta otra era, gordito, y ¿feliz Navidad?
Sinembargo.MX
@AlmaDeliaMC