Rocha y el conato del 'Sheinbaumazo'. Contuvo las tentaciones desenfrenadas
A la cargada muy al estilo priista que siete gobernadores implementaron el sábado, intentona de albazo en la víspera de que el Movimiento Regeneración Nacional definiera las reglas de selección de su candidato para la elección presidencial de 2024, le indujo orden el Gobernador Rubén Rocha Moya y además les dio una lección de modernidad política al considerar que no hay necesidad de comprometer el futuro de los estados por darles rienda suelta a tentaciones como en las que cayeron los mandatarios de Tamaulipas, Veracruz, Colima, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo y Campeche al pronunciarse a favor de la “corcholata” Claudia Sheinbaum.
Aquello que fue retomado por medios nacionales e inclusive por Marcelo Ebrard Casaubón, el único que todavía no viene a Sinaloa en la anticipada campaña morenista de donde saldrá el aspirante a ocupar el cargo que hoy desempeña el Presidente Andrés Manuel López Obrador, pudo ser el golpe sobre la mesa para el partido que en 2018 ganó la elección de titular del Ejecutivo federal precisamente porque ofreció la ruptura total con los métodos, agravios y corruptelas que los priistas le asestaron a México durante más de siete décadas.
Lo que menos le conviene a Morena al arrancar su proceso interno para decidir a la mujer u hombre que tratará de tomar la estafeta amloísta es parecerse al Partido Revolucionario Institucional que utilizó a más no poder el “dedazo” y cuando tal perversión ya no le convino acudió a la democratización simulada del “destape”, pero todo mundo siguió sabiendo quién era el ungido desde Los Pinos.
Rocha Moya conoce bien estos métodos espurios y sabe principalmente de la disparidad de condiciones que operaron en las contiendas intramuros del PRI. Desde la oposición marginal lo vivió en 1986 y 1998 al competir por la Gubernatura y ser arrasado por estructuras de poder que acudían a recursos públicos, financiamientos de origen ilícito y votos fraudulentos como esquema activado desde la Presidencia de la República. Frente a esos tiempos de depravación política, ahora lo menos que puede apoyar desde Sinaloa es el piso parejo para las “corcholatas”.
El sábado, al acudir a la visita que con fines proselitistas realizó Ricardo Monreal Ávila a Sinaloa, Rocha Moya continuó apegado al pie de la letra al guión que se trazó respecto al proceso doméstico del que saldrá el candidato presidencial de Morena. A quien fuera su compañero de bancada en el Senado le dio iguales condiciones que las proveídas a Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López en sus giras de autopromoción futurista.
En ese contexto, que quizás sea el último evento de campaña de morenistas que pueda apoyar abiertamente, el Gobernador deslizó el posicionamiento a la ecuanimidad cuando las pasiones políticas desbordaban. “No nos deben ganar las tentaciones; no hay que comprometer al Estado en este proceso de Morena”, dijo. Pronto salió a respaldarlo Marcelo Ebrard con el tuit de “tiene razón Rubén Rocha: apenas el lunes acordamos no habría pronunciamiento de gobernadore(a)s. Violar eso deja en falta a los gobernadore(a)s que representan a un pueblo que no ha sido consultado y pinta de cuerpo entero a quien las promueve. Con la gente les vamos ganando. Sigo las enseñanzas de Andrés. Sonrían, todo va a estar bien”.
Enseguida los mandatarios estatales que intentaron el madruguete a favor de Sheinbaum borraron las adhesiones en sus cuentas de Twitter. Quizá les había ganado el priista que todos ellos llevan dentro o tal vez una vez que conocieron la posición neutral de Rocha sintieron tantita pena y guardaron para mejor ocasión las porras rancias, impropias para aquellos que representan a todos los ciudadanos, pertenezcan al partido que sea.
El ejercicio del gobierno debe evolucionar al mismo ritmo en que se desarrolla la policromía política que al paso de los años se torna menos rehén de camarillas y mafias. Olvidar que Morena llegó al poder con la expectativa de la Cuarta Transformación, que significa demoler la vieja mentalidad patrimonialista del poder e instaurar la renovación fundada en el Estado de derecho, podría representar la motivación de los electores para decirles adiós a los que dan evidencias de reciclar vicios y agravios del pasado.
Es posible que a Marcelo Ebrard ya no le toque que Rubén Rocha Moya lo reciba con las mismas atenciones que le ha dado a Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López y Ricardo Monreal. Si Morena cambia las reglas internas, el precandidato que crece en adhesiones en Sinaloa se las deberá arreglar sin la presencia del Gobernador en sus actos. Quien hoy renuncia a la titularidad de la Secretaría de Relaciones Exteriores deberá ganarla con la gente, sin el espaldarazo del tercer piso de Palacio de Gobierno.
Por lo demás, el ejemplo Sinaloa sentó el precedente de que es mejor guardar la pirotecnia para quemarla el día del santo, y no antes creyendo que por madrugar el milagro será mayor. Serenos Morenos, el “Sheinbaumazo” pudo esperar y darle su espacio a la sensatez porque de parecerse tanto al PRI ya a nadie podrán engañar.
Por los guiños del Presidente,
Se guían los gobernadores,
Y Sin consultar a la gente,
A Claudia le rinden honores.
Una sola persona, Mario López Valdez, le puede echar abajo a Marcelo Ebrard el apoyo que el sábado le manifestaron en Culiacán en bloque las organizaciones “Vamos Todos con Marcelo”, “Movimiento Progresista”, “Avanzada Nacional Sinaloa Morena”, “Diálogos Progresistas”, “Avanzada Nacional Sinaloa”, “Fuerza Marcelo Sinaloa”, “Morena Progresista”, “Plataforma Verde’”, “Amigas y Amigos de Marcelo” y “Alianzas Ciudadanas”. La conjetura de que Malova está detrás de la campaña de Ebrard en Sinaloa lo echaría a perder todo porque el ex Gobernador va en paquete con los estigmas de corrupción que lo siguen a donde vaya.