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"OBSERVATORIO"

"Rocha Moya, fin de un cuento cansado. Una candidatura que Morena deslustró"

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OBSERVATORIO

    alexsicairos@hotmail.com


    Crónica de una postulación muy anunciada, y también testimonio de una confrontación innecesaria, la definición a favor de Rubén Rocha para que sea el candidato del Movimiento Regeneración Nacional al Gobierno de Sinaloa es parte de un guión predecible en el que salían sobrando la tan desacreditada encuesta, la convocatoria interna y los golpes bajos que el hoy abanderado morenista recibió de su más agresivo competidor, Gerardo Vargas Landeros.

    No hay sorpresa alguna en la designación de Rocha Moya, la cual desde que éste tomó protesta en el Senado de la República empezó a cobrar forma con una larga campaña y la inclinación a su favor de los liderazgos morenistas. Al concretarse, se da por cerrado un capítulo y se abre el episodio más importante que tiene que ver con los acompañantes, el programa y la estructura que presente el ex Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

    De aquí en adelante Rocha Moya es el candidato de Morena a Gobernador y, rencillas aparte de sus detractores, estará arriba del ring que ni para él ni sus contrincantes resultará cómodo debido a que llega a la guerra de lodo que ha anticipado la irracionalidad y crueldad que pretenderá el poder sin importar los medios con los que se obtenga. El juego sucio marcará sin duda la contienda por el Gobierno de Sinaloa.

    El que sí está cuestionado es el dirigente nacional de Morena. Mario Delgado, que no ha demostrado convincentemente el método de selección de los candidatos a gobernadores. La decisión que en el caso de Sinaloa había anunciado para enero la dio a conocer la tarde de ayer sin aquellas reuniones a las que había convocado en falso para clarificar quién era el abanderado.

    En algo afectó Mario Delgado la postulación en Sinaloa debido a que esa misma determinación revelada ayer bien pudo darse a conocer a principios de diciembre cuando iba a dar a conocer el resultado de la “encuesta” y extrañamente anunció que se realizaría un segundo supuesto sondeo de opinión para decidir al candidato. Dijo que en enero se tomaría la decisión y ayer sorpresivamente la tomó, quien sabe si él sólo, con el Presidente Andrés Manuel López Obrador o con quién más.

    Nadie duda que Rocha Moya es un buen representante de Morena para la elección constitucional del 6 de junio. Está preparado académica y políticamente, conoció las entrañas del Poder Ejecutivo Estatal durante los gobiernos de Jesús Aguilar Padilla y Quirino Ordaz Coppel, en el Senado demostró capacidad para cabildear reformas importantes de la Cuarta Transformación, pero lo que no se entiende es por qué Mario Delgado dejó que el “destape” se enturbiara tanto y le impregnara al final de cuentas el tufo de la sospecha.

    Por qué se toleró que Gerardo Vargas Landeros, Luis Guillermo Benítez Torres y Jesús Estrada Ferreiro crearan polos locales de confrontación con el rochismo y que aventaran en las redes sociales una dura campaña de descalificación contra el ahora candidato a Gobernador. Si la cúpula nacional de Morena sabe que en Sinaloa no es tan sólida su plataforma política qué caso tenía meterla en riñas y recrudecer los enconos.

    Hay muchas preguntas que Mario Delgado debe contestar en vez de blindar en el silencio su modo de dirigir el partido de López Obrador a espaldas de los militantes y con las mentiras de consulta a las bases que se evidencia en la quimera de que aplica un método distinto al de los demás partidos para seleccionar a los candidatos. En tanto no demuestre lo contrario, la democracia interna es una gran engañifa.

    Pero Rocha Moya tiene la urgencia de acelerar la operación cicatriz. Él no es culpable de que su candidatura largamente construida se haya echado a perder por el esquema que el dirigente nacional de Morena pervirtió a tal grado de ser Mario Delgado el primer producto defectuoso de las encuestas ya que alteró el primer resultado de las mismas para apoderarse del liderazgo morenista que en primera instancia se le otorgó a Porfirio Muñoz Ledo.

    Por lo pronto ya hay candidato. Por lo restante falta ver cómo reaccionan los otros 13 aspirantes que participaron creyendo en la limpieza del proceso y que una y otra vez fueron manipulados en sus pretensiones para que al final de cuentas la montaña que iba a parir un candidato fuerte y sin la mácula de la duda acabara arrojando un abanderado que sin deberla ni temerla cargará con los errores del líder nacional del partido.

    Es decir, aquello que desde el principio estaba escrito y que tuvo el desenlace tantas veces predicho le aporta elementos a los competidores por la Gubernatura de los demás partidos para que capitalicen los titubeos y jugadas maliciosas de Morena que ni Rocha Moya merece ni sus seguidores debieron soportar. Contra ese estigma tendrá que luchar el candidato de Morena además de encarar a adversarios feroces.


    Reverso

    Si ya lo gritaba el viento,

    Y lo decía la ouija,

    Por qué esa maña canija,

    De hacer tanto aspaviento.


    Los apagones de Bartlett

    Estigmatizado por el “apagón” del sistema de conteos de votos durante la elección de 1988 cuando él era titular de la Comisión Federal Electoral, Manuel Bartlett Díaz es responsabilizado ahora de la caída de la red de suministro eléctrico que afectó a 10 estados del País, porque igual que hace 32 años no da una explicación razonable. Y la historia se repite porque así como en aquel tiempo lo defendió Carlos Salinas de Gortari, actualmente Andrés Manuel López Obrador mete las manos al fuego por el tenebroso director de la CFE. Sea lo que sea, nadie descarte que de los pastizales incendiados a los que se culpa de la falla eléctrica salte de un momento la liebre del boicot con ánimos de desestabilizar.