Rocha desesperado exige voto masivo

    Concluye el periodo de campaña, las elecciones están prácticamente definidas, las proyecciones para el día de la jornada electoral apuntan triunfos en aquellos distritos y municipios donde la diferencia son de más de 10 puntos sin variación en las tendencias reportadas en las últimas dos semanas.

    Concluyen las campañas, los partidos y candidatos comienzan a presionar al elector. Rubén Rocha Moya sabe que va arriba en las encuestas, pero sabe también que los números no le favorecerán a Morena en todas las elecciones en juego. Van a perder ciudades importantes y distritos representativos, algunas candidaturas no prendieron, en otras habrá voto de castigo por las malas administraciones de sus alcaldes y representantes. Todo apunta a que será un gobierno dividido, por eso desesperado llama “traidores” a los que le darán el voto a él, pero no a muchos de sus compañeros de fórmula.

    Concluye el periodo de campaña, las elecciones están prácticamente definidas, las proyecciones para el día de la jornada electoral apuntan triunfos en aquellos distritos y municipios donde la diferencia son de más de 10 puntos sin variación en las tendencias reportadas en las últimas dos semanas. Para los entendidos y conocedores del análisis prospectivo hay elecciones locales ya definidas, que, dicho sea de paso, poco influirían en la gran elección a Gobernador.

    Las ciudades más importantes están en contienda cerrada, la diferencia entre el primero y segundo lugar no dan margen para suponer que el triunfo de la coalición PAN-PRI-PRD o Morena-PAS pueda marcar la pauta para cantar el triunfo de manera contundente. En Mazatlán, el Químico y Pucheta se pelean a palmo la decisión final del voto indeciso, ese que no cree en ellos, pero quieren darlo en contra de uno u otro. El voto que no simpatiza con sus plataformas políticas, pero tiene ganas de darle un escarmiento a cualquiera de los dos ex alcaldes. Si algo saben los electores mazatlecos, es hacer sufrir políticos con el voto de “castigo”, muchos de esos estarán en la urna.

    Culiacán podría ser final de fotografía, el candidato Faustino Hernández salió bueno para las campañas, entró bien en la clase media, se apropió de las zonas suburbanas y rurales de la capital. Puso de moda el “sombrero” y marcó pauta en la agenda, cuando lo nombraron en el PRI, pocos daban un peso por él, pero semana a semana puso en aprietos al alcalde con licencia que busca la reelección. Estrada tiene lo suyo, no va mal, sobre todo por un colchón de 30 puntos que le regala la marca de su partido. Pero los agujeros que perforó en el piso por su arrogante forma de gobernar y su pésima estrategia de comunicación, lo hacen dar tropiezos que le dificultan el camino. En el debate de candidatos a la alcaldía lo hicieron pomada.

    En Ahome algo raro está pasando, una elección competida entre el PRI y sus aliados contra Morena y los suyos, se enrarece con la irrupción de un satélite que causa un ruido extraño para las proyecciones previas al día de la elección. Se llama Mingo Vázquez, un líder de izquierda que se salió de Morena y se fue al PT. Dicen los aliancistas de Marcos Osuna que es criatura de Morena para restarle votos a su expresión, y en Morena afirman que es estrategia del “PRIAN” para derruir lo que poco a poco construye el movimiento. Lo cierto es que Mingo avanza al punto que algunas encuestas estatales lo dan como favorito. En mi opinión, hay pocas posibilidades de que gane, pero muchas de que defina la elección, es el satélite perfecto. ¿Pero de quién? ¿Quién lo echó a volar?

    Y así en el resto de municipios y distritos, cada uno atendiendo la lógica de la elección local, de los movimientos de los liderazgos regionales, de las pequeñas élites que poco influyen en el estado, pero son un gran factor decisional en los municipios. Empresarios locales, familias políticas, ex alcaldes, terratenientes, caciques, líderes de opinión, sindicatos, organizaciones deportivas, religiosos y hasta influencers mueven la telaraña en los procesos municipales y distritales que para estudiarlos se debe usar un microscopio y para entenderlos apenas viviendo ahí.

    Por eso desesperado, Rocha Moya llamó “traidores” a quienes voten por él y no por el resto de sus compañeros de fórmula. Porque sabe y está consciente, que los ciudadanos no caerán en la ceguera del voto irreflexivo, del voto “masivo” que se promueve desde Morena. Es sumamente improbable que el elector haga caso a ese tipo de gritos que denotan una falta de liderazgo. Rocha se ha empeñado en copiar el modelo de López Obrador, pero entre el tabasqueño y el sinaloense hay un abismo de diferencia. Andrés como río en creciente arrastró votos que rebosaron las urnas, Rubén apenas puede sacar su elección con ayuda de Héctor Melesio, porque si el ex Rector no se mete a tope a empujarlo, al de Batequitas se lo hubiera llevado la corriente. ¡No al voto masivo! ¡Sí al voto razonado! Luego le seguimos...