Revisar transporte de personas en Sinaloa
Hay nuevas alertas después del camionazo
Han pasado 15 días y siguen las tuercas flojas en el servicio de transporte de personas en Sinaloa con otros eventos de riesgo que denotan la urgencia de una revisión generalizada a este sector, porque después del accidente carretero del 30 de enero en el que perdieron la vida 23 personas llegan señales intermitentes avisando de tragedias inminentes. A la luz de los hechos recientes, el Gobernador Rubén Rocha Moya debiera ordenar a sus funcionarios del área la inspección a fondo de la situación en que opera en sus diferentes modalidades el sistema de movilización de pasajeros.
Con el apoyo del Instituto Estatal de Protección Civil, corporaciones de Bomberos y especialistas en seguridad de mecánica automotriz, la Dirección de Vialidad y Transportes del Gobierno de Sinaloa, a cargo de Miguel Loaiza Pérez, está emplazada a intentar un diagnóstico profundo de las empresas de traslados humanos masivos del que resulte el retiro de circulación de camiones que no cubran con los requerimientos técnicos de seguridad, y las reparaciones adecuadas a unidades todavía dentro del período de vida útil.
Las dependencias estatales, con la participación de expertos en la materia, enfrentan la prioridad de anticiparse a eventos lamentables en vez de esperar a que la exigencia resurja por otro percance masivo como el ocurrido en un tramo de la maxipista, a la altura del Municipio de Elota, que dejó 23 víctimas letales al chocar un autobús de pasajeros contra un tráiler volcado que invadió los carriles de circulación de dicha vía.
Es que después del camionazo del 30 de enero continuaron las advertencias que desde antes de aquella desgracia ya notificaban del fatídico día. Por ejemplo, el hecho por fortuna sin daños humanos donde un camión que trasladaba a jornaleros agrícolas cayó al Canal Alto de Guasave, el martes 13 de febrero, recalca que en revisión y validación del estado del transporte de pasaje público y privado queda bastante tarea por hacer.
Antes, el 11 de febrero, fue reportado un nuevo accidente por la misma maxipista, en el kilómetro 73 del tramo Culiacán-Mazatlán, en el cual un autobús de pasajeros chocó contra un camión de carga, donde afortunadamente salieron ilesos los viajeros. También en estos días, el 8 de febrero, como material para retar al azoro ciudadano, entre burla y preocupación pulularon en redes sociales y manejos periodísticos imágenes que dan cuenta de cómo a un camión de pasajeros de la ruta Villa Juárez se le desprenden las llantas traseras, por el bulevar Jesús Kumate en Culiacán, después de frenar para evitar la colisión por alcance contra otra unidad.
Al tratarse de muchos avisos en tan corto tiempo no se le puede atribuir a la casualidad la secuencia que delata el peligro para los usuarios de los diferentes tipos de movilización intensiva de pasajeros. Y si acaso fuera coincidencia, para las autoridades del ramo significa la puntual oportunidad en la toma de decisiones que más allá de las oficinas ciegas, intervengan en la anticipación a consecuencias irremediables.
Será imposible que los prestadores del servicio de pasaje procedan por sí mismos a garantizar la seguridad de las personas que trasladan. Menos lo harán si notan la ausencia de gobierno que deja hacer y deja pasar en lo que corresponde a negligencias que se traducen en pérdidas múltiples de vidas humanas. En Sinaloa las cosas no funcionan así y lo acabamos de ver con la tragedia de la maxipista que exhibió fallas en atención diligente a heridos y deudos de víctimas, descontrol en el registro de subida y bajada de viajeros, y peritaje deficiente para comprobar científicamente la causa del accidente.
Le serviría de mucho al Gobernador tener a su alcance la radiografía completa del estado de cosas en el transporte de personas, para implementar acciones que lo resalten como el Mandatario que puso orden en cuestión de seguridad para los usuarios, yendo más allá del miedo a pagar costos políticos que llevó a sus antecesores a simular orden cuando en realidad fortalecieron la anarquía.
Apremia en Sinaloa la política pública de largo plazo, proactiva no reactiva, que en coordinación con los prestadores del servicio establezca la protección de los usuarios como regla en la atención a la gente en labor de traslado. Esto tiene que ver con la calidad y la seguridad que con las decisiones adecuadas lleve a un transporte de primera para los sinaloenses, entelequia que ha topado históricamente con la mixtura de intereses que termina siendo danza entre lobos.
¿Cuántas unidades son aptas para continuar en operación y de qué tamaño es el parque de camiones que debe ser retirado para evitarles el peligro a los pasajeros? Dando ese primer paso, que consiste en efectuar el diagnóstico real y convincente, lo demás correrá sobre ruedas de ejes firmes, no con llantas destartaladas como las del camión de la ruta Villa Juárez que provocaron la risión pública.
Accidentes han ocurrido tantos,
Después del triste treinta de enero,
¿Pero ocupan que sucedan cuántos,
Para proteger más al pasajero?
Las que vienen en tranvía de modelo descontinuado son las listas del Movimiento Regeneración Nacional con las y los sinaloenses que obtendrán candidaturas a diputaciones federales, presidencias municipales y curules del Congreso del Estado. Ayer debió acabar el largo y estresante trayecto en el que han sido bajados algunas y algunos a medio camino para convertirse en víctimas colaterales, como es el caso de María Inés Pérez Corral, Secretaria del Bienestar y Desarrollo Sustentable, a quien el Gobernador Rubén le informó que no es tan seguro que obtenga la postulación por el Distrito 05. Y eso es tan molesto como una ponchadura en despoblado sin llanta extra, por lo que la funcionaria exigió el derecho a aparecer en la boleta electoral. “Creo que para que el proyecto de Nación continúe debe ser con gente de compromiso, como los que luchamos por Morena, no con arribistas”, se quejó. ¿Qué tanto le valdrá el reclamo? Veremos.
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