Reseña histórica de la democracia universitaria

ENTRE COLUMNAS
03/03/2025 04:02
    La gran responsabilidad de organizar esta elección, ahora recaerá en la recién nombrada Comisión de Elecciones y Consultas, integrada por 12 consejeros universitarios actuales (seis académicos y seis estudiantes). Estas 12 personas deberán garantizar a toda la comunidad universitaria que se cumplan los principios rectores de todo proceso electoral, que son la certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, objetividad y máxima publicidad.

    La Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), desde sus inicios, ha tenido distintas modalidades en su forma de gobernarse, mismas que se han adaptado al contexto nacional e internacional. De manera muy sucinta trataré de ilustrar los principales métodos electorales que se han implementado a lo largo de su historia.

    En un primer momento, desde su inauguración por parte del ilustre Gobernador, don Eustaquio Buelna, en el año 1873, y entonces denominado Liceo Rosales (en honor al ex Gobernador reformista Antonio Rosales), el director era designado por el Gobernador en turno. Aquí no hay mucho que comentar, pues era una decisión unilateral que designaba al director de esa pequeña escuela de educación secundaria. Un año después de su fundación en Mazatlán, se trasladó a la capital sinaloense y se convirtió en el Colegio Rosales, aquí fue donde su oferta educativa se amplió.

    En 1918 el Colegio Rosales se transformó en la Universidad de Occidente, y fue cuando el gobernador Ramón F. Iturbe decretó la primera autonomía universitaria. Esa autonomía le dio capacidad jurídica para decidir su proyecto académico, administrar su patrimonio y autogobernarse. En este periodo el Rector era designado por un Consejo Universitario o una Junta de Gobierno.

    El 4 de diciembre de 1965, en un contexto nacional de grandes e importantes movimientos estudiantiles, se le denomina Universidad Autónoma de Sinaloa. Este es el periodo en el que hubo mayor participación activa por parte de los estudiantes. Tanto, que lograron suprimir la Junta de Gobierno, que tenía una fuerte influencia del Gobierno del Estado.

    Los estudiantes entonces, exigían el voto universal y unitario, es decir, que el voto de cada estudiante contara igual que el voto de los trabajadores. Finalmente, en 1969 se acuerda el voto ponderado. En este mecanismo, las autoridades eran elegidas por estudiantes y profesores, pero cada población tenía un valor de 50 por ciento. Aún cuando los estudiantes tuvieran la gran mayoría de votos, sólo representaba el 50 por ciento del resultado global. Los trabajadores representaban el otro 50 por ciento.

    En 1989, este método de voto ponderado fue sustituido por el voto unitario que demandaban los estudiantes años atrás. En teoría este mecanismo era democrático, pero debido a las faltas de control, se cayó en vicios electoreros. Yo lo recuerdo como estudiante de preparatoria y licenciatura; se interrumpían las clases y se gastaban cantidades inmensas de dinero de dudosa procedencia en campañas.

    Este mecanismo electoral persistió hasta el año 2006 cuando se reforma la Ley Orgánica y se implementa un mecanismo de voto de representación. Desde entonces, los estudiantes y trabajadores tenían una representación en el Consejo Universitario a través de sus consejeros. Los aspirantes a ocupar el cargo de Rector eran presentados ante el H. Consejo Universitario mediante una terna que presentaba la Comisión Permanente de Postulación. Si bien este mecanismo evitó las campañas de despilfarro y suspensión de clases, también es cierto que carecía de democracia directa, ya que los trabajadores y estudiantes no podíamos votar directamente para elegir a nuestros directores y rectores.

    El pasado 2 de octubre, la LXIV legislatura del congreso del Estado modificó algunos artículos de la ley orgánica de la universidad, con el objetivo de devolver el voto secreto, libre y universal a la comunidad universitaria, de manera que el próximo mes de abril de este año, después de dos décadas, todos los universitarios (estudiantes, trabajadores académicos y administrativos) acudiremos a las urnas para elegir a la persona que dirigirá el timón de la institución por los próximos cuatro años, a partir del próximo 8 de junio.

    La gran responsabilidad de organizar esta elección, ahora recaerá en la recién nombrada Comisión de Elecciones y Consultas, integrada por doce consejeros universitarios actuales (seis académicos y seis estudiantes). Estas doce personas deberán garantizar a toda la comunidad universitaria que se cumplan los principios rectores de todo proceso electoral, que son la certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, objetividad y máxima publicidad.

    A la comunidad nos corresponde participar activamente en este que será un hecho histórico en la universidad. Y toda la sociedad sinaloense (egresados, medios de comunicación, gobierno, ciudadanía en general), tiene también la responsabilidad de observar que el proceso se lleve con toda legalidad y transparencia. Porque la UAS es de todos, que así sea.

    Es cuanto...