Resalta obra de Quirino en salud pública
Va Sinaloa a la atención médica universal

OBSERVATORIO
    La inversión pública destinada a la salud de la población es la mejor manera del gobierno de proponerles a los ciudadanos mejor futuro.

    Cuando regrese de vacaciones, si es que un Gobernador puede desprenderse al cien del desempeño de la función pública, Quirino Ordaz Coppel concretará los fundamentos de un sistema estatal de salud pública integral, relanzando esta área como nunca antes se ha hecho. Con la conclusión de los hospitales General de Culiacán y Pediátrico, así como el Centro de Salud de la capital, Sinaloa estará listo para la atención médica universal incorporando a las instituciones federales en la materia.

    Se trata de un plan muy ambicioso que se adhiere al proyecto del Presidente Andrés Manuel López Obrador para que el sistema de salud pública, en sus ámbitos federal y estatal, esté unificado en la atención a toda la población, sin distingos. Algo similar a lo que ya sucede en los centros hospitalarios sinaloenses que cuentan con nosocomios dedicados a la mujer, niños, rehabilitación física, autismo, deficiencia visual y consulta de especialidades.

    Todo estaría listo de no ser por los frecuentes cambios en las reglas de operación del Instituto de Salud para el Bienestar que han retrasado la entrega de recursos financieros para el equipamiento del Hospital General de Culiacán, Hospital Pediátrico de Sinaloa y Centro de Salud de Culiacán que serán punta de lanza para que Sinaloa replantee el sistema de salud pública llevándolo a niveles de clase mundial con mejor calidad, calidez, cobertura y pertinencia.

    Se necesitará que el Insabi cumpla con el presupuesto comprometido para avituallar los tres hospitales sin necesidad de acudir al equipo viejo y desfasado que ya se tiene, compras que en su totalidad las haría directamente el Instituto conforme a las reglas federales. Sólo en el caso del Centro de Salud con Servicios Ampliados de Culiacán se necesitan tecnología y mobiliario médicos por el orden de los 30 millones de pesos.

    Independientemente de otras obras que están en proceso en los distintos municipios, el impulso a una mejor salud pública podría ser el distintivo de los cuatro años y diez meses de la administración quirinista. Si de plano hubiera que regatearles el reconocimiento a otras acciones de su gobierno, es de justicia ponderar que con la infraestructura hospitalaria, la misma que su antecesor en el cargo no concretó al volverla cara y opaca, Quirino Ordaz deja huella y referente en Sinaloa.

    La memoria vale en la actual coyuntura del cierre del gobierno de Quirino Ordaz. Así como la acción ciudadana tuvo la valía de evitar en 2014 que Mario López Valdez llevara a la práctica la llamada “estafa sexenal” al pretender gastar 8 mil 154 millones de pesos en los hospitales generales de Culiacán y Mazatlán, hipotecando por 23 años el 25 por ciento del Fondo de Aportaciones para el Fortalecimiento de la Entidades Federativas, hoy destaca el hecho de que con sólo una tercera parte de ese dinero se lograron los HG mazatleco y culiacanense más el Pediátrico y el Centro de Salud de Culiacán.

    Esa sería la diferencia a remarcar. Malova quiso cobrarnos a los sinaloenses los hospitales generales de Culiacán y Mazatlán en más de 8 mil millones de pesos, aparte de aquel megacrédito por 2 mil 600 millones de pesos que contrató en 2011 con la autorización del Congreso del Estado; Quirino hizo esos dos nosocomios con la cuarta parte de aquel recurso que fue proyectado para gastar en 2014 y sin adquirir nueva deuda pública.

    La inversión pública destinada a la salud de la población es la mejor manera del gobierno de proponerles a los ciudadanos mejor futuro. Y si aparte el gasto es escrupuloso en propósitos y ahorros, sacrificando negocios como aquél que López Valdez quiso hacer con Hipólito Gerard Rivero, el yerno de Carlos Salinas de Gortari, entonces el mérito es doble: buena gestión administrativa y adecuado enfoque a las necesidades humanas.

    La obra en salud es algo que Quirino Ordaz puede presumir durante los poco más de cien días que le restan a su mandato o después de que deje el gobierno. Es posible que al regresar de vacaciones pueda agendar la inauguración de los hospitales General y Pediátrico y el Centro de Salud de Culiacán, como el cerrojo perfecto del sexenio incompleto. Aunque a la capital del estado le entregará también el puente bimodal sobre el río Humaya, la iluminación del Puente Negro y la pista de atletismo en el Centro de Alto Rendimiento María del Rosario Espinoza.

    De ser así, y tomando en cuenta que el edificio que actualmente alberga el Hospital General “Dr. Bernardo J. Gastélum” será cedido al IMSS para que amplíe la atención a sus derechohabientes, dependerá de gestiones menores para que en Sinaloa opere antes que en otros estados el Sistema de Salud Gratuita y Universal que plantea el Presidente López Obrador en el acuerdo que fue publicado el 30 de noviembre de 2020 en el Diario Oficial de la Federación.

    Reverso

    Quirino tuvo la virtud,

    De entre los males de la gente,

    Detectar que es lo más urgente,

    El cuidado de la salud.

    ¿Habrá cuentas claras?

    Cuando le han preguntado al Gobernador electo, Rubén Rocha Moya, sobre posibles carpetas de investigación para castigar actos de corrupción cometidos por colaboradores del actual Mandatario Quirino Ordaz, la respuesta es que confía en que le dejen las cosas en orden, con transparencia que muestre el uso adecuado de los recursos públicos, para no tener que acudir a medidas extremas. ¿Cuentas claras, amistades largas? Eso de la continuidad o ruptura de la buena relación entre Rocha Moya y Ordaz Coppel empezará a verse una vez que concluya el proceso de entrega-recepción ya que las fiscalizaciones empezarán desde esta parte de la transmisión del poder.