Reponerle a Navolato paz y democracia
Morena debe respetar el laudo del voto

OBSERVATORIO
    Nada hay tan peligroso para una sociedad como el permitirles permanecer a gobiernos indiscutiblemente ineptos. El alto a la beligerancia poselectoral en Navolato sería el paso más adecuado hacia la institucionalidad y regreso a la tranquilidad.

    A la dirigencia en Sinaloa del Movimiento Regeneración Nacional el electorado de Navolato le da la oportunidad de asimilar la lección, y aprender de ella, con la derrota que intenta convertir en la victoria que no pudo legitimar con mayoría abrumadora de votos la actual Alcaldesa, Margoth Urrea Pérez, a quien los ciudadanos le negaron la reelección como castigo por el catastrófico desempeño de quien en vez de asumirse como servidora pública se cree emperatriz intocable de la Cuarta Transformación. Hasta el pitón que sobrevive del ex ingenio azucarero resoplaría de indignación en caso de que se vulnere la voluntad popular.

    La decisión democrática, así sea con la diferencia de un voto a favor de Jorge Rosario Bojórquez Berrelleza, veredicto inapelable es. Revertirla constituye un acto de voracidad política en una elección que se creía resuelta. Crear un conflicto poselectoral después de los comicios pacíficos del 2 de junio equivale a problematizar más de la cuenta lo que ya transitaba en la concordia por los rieles de la institucionalidad y la legalidad.

    El líder estatal de Morena, Jesús Guerrero Verdugo, sabe de la importancia de la estabilidad y también del peligro de generar frentes de confrontación que finalmente llegarán al despacho del Gobernador Rubén Rocha Moya en un momento en que en Sinaloa el horno no está para bollos. La gobernabilidad hoy depende mucho del refrendo del pacto social entre factores y actores lícitos y confiables, con el compromiso de que la tierra de los once ríos sea para las familias el mejor lugar para vivir.

    Morena y su Presidenta Municipal de Navolato, la que no pudo entrar al modelo de reelecciones cuatroteístas con suficiencia arrolladora de votos, deben leer los mensajes detrás de cada sufragio negado. El acucioso recuento electoral ya se hizo y la diferencia de 12 votos favoreció a quien fue candidato de los partidos Revolucionario Institucional, Acción Nacional, De la Revolución Democrática, y Sinaloense. Esto lo avalaron el Instituto Estatal Electoral y el Tribunal Electoral de Sinaloa.

    Hasta allí todo bien como elemento de apacibilidad política. Hasta que Morena y Margoth Urrea iniciaron el litigio con el que busca calentar la elección de Navolato, logrando que la Sala de Guadalajara del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación revocara el resolutivo de la instancia judicial estatal en la materia que había resuelto como improcedente el recuento voto por voto. Si esto fuera el berrinche del niño que le quitan su golosina la intrascendencia habría hecho la función de apagafuegos; tratándose de darle un revés a la voluntad popular la notoriedad del pleito viene a agregarle tensión a lo que necesita serenidad.

    Como dato de contexto para que la cúpula de Morena suelte el hacha de guerra en Navolato bastaría con ver cómo los candidatos de este mismo partido a alcaldes de otros municipios obtuvieron victorias sin paragón en cuanto a ventajas en votos, siendo los casos de Juan de Dios Gámez Mendívil que recibió en Culiacán el respaldo histórico de más de 200 mil electores, y de Estrella Palacios en Mazatlán a quien se le pronosticaba un resultado cerrado y en cambio ganó con la diferencia de 30 mil votos en relación a su contrincante Guillermo Romero, de la coalición Fuerza y Corazón por Sinaloa.

    Nada hay tan peligroso para una sociedad como el permitirles permanecer a gobiernos indiscutiblemente ineptos. El alto a la beligerancia poselectoral en Navolato sería el paso más adecuado hacia la institucionalidad y regreso a la tranquilidad. En el recuento de los daños, con disposición a la autocrítica, anótense el decaimiento en la calidad de los servicios públicos, los atropellos y hostigamientos cometidos contra policías municipales, violencia política en razón de género, utilización de personal y recursos públicos del Ayuntamiento para la campaña electoral, y descuido de la función pública. De haber hecho un buen gobierno, Margoth Urrea no andaría peleando por unos cuantos votos que la reelijan.

    Cabe aquí el contraste entre el esfuerzo que realizaron los candidatos en la lucha por conquistar la aprobación ciudadana. Margoth Urrea se aferró a la certeza a ciegas de que el tsunami electoral llamado Andrés Manuel López Obrador la colocaría de nuevo en el Gobierno de Navolato y se sentó a esperar similar efecto al que la llevó al cargo en 2021, mientras que Jorge Bojórquez ofreció un Municipio nuevo con mayores y mejores oportunidades en empleos, economía, educación, y desarrollo industrial.

    La representación popular no se mendiga; se obtiene con el asentimiento de los ciudadanos. Han pasado los tiempos de partidos en el poder que eran capaces de atacar las decisiones definidas a través del sufragio. Adiós a las épocas de concertacesiones donde una sola persona se instalaba de manera autoritaria por encima de consensos democráticos. En Navolato debe prevalecer el resolutivo ya avalado por órgano y tribunal electoral.

    Reverso

    Navolato es de los electores,

    Que piden un gobierno diferente,

    Donde importen poco los colores,

    Y valga más lo que quiere la gente.

    Perder votos, ganar decoro

    Hasta hoy todo indica que mostraron mayor pundonor político, si es que se le puede llamar así, los candidatos a alcaldes que postuló la alianza de los partidos PRI, PAN, PRD y PAS. He allí los casos de Mingo Vázquez que perdió la elección en Ahome con diferencia menos a 4 mil votos frente a un Gerardo Vargas Landeros que gana la votación pero merma en credibilidad. O el caso de Guillermo Romero que entendió a la veleidosa democracia mazatleca y sin tanto argüende volvió pronto a lo suyo, que son los negocios. Los dos anunciaron la impugnación de resultados y finalmente entendieron que eso los llevaría a nada.

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