Reinas de Carnaval: Entre
el poder y la crítica popular

ENTRE COLUMNAS
10/02/2025 04:01
    El Carnaval también tiene la función de ser una especie de “válvula de escape”, pues permite a personas de toda edad y de todo nivel social olvidar por unos cuantos días sus problemas cotidianos. De hecho, la historia reciente nos ha mostrado que cuanto mayor es la crisis social, mayor es la necesidad que tiene la gente de echar una cana al aire.

    Se sienten ya los aires de Carnaval; la fiesta más esperada por los mazatlecos. Este año 2025 se celebrará en un contexto socialmente complicado por la guerra que libran dos facciones del Cártel de Sinaloa, pero se espera que al menos por unos días, los ciudadanos (turistas y locales) se olviden de eso y disfruten ampliamente de esta celebración.

    Y es que, el Carnaval también tiene la función de ser una especie de “válvula de escape”, pues permite a personas de toda edad y de todo nivel social olvidar por unos cuantos días sus problemas cotidianos. De hecho, la historia reciente nos ha mostrado que cuanto mayor es la crisis social, mayor es la necesidad que tiene la gente de echar una cana al aire.

    Como en casi todos los años, la festividad y algarabía trae consigo momentos y decisiones polémicas, sobre todo en la elección de las reinas. En una sociedad en la que no nos ponemos de acuerdo en casi nada, la elección y legitimación de la soberana de la máxima fiesta no puede ser la excepción. Así ha sido a lo largo de sus 127 años de celebración.

    Ya sea por su talla corporal, por su color de piel, o por su condición socioeconómica; con frecuencia han sido criticadas. Cuando la reina elegida no tiene la legitimación popular, la gente se lo ha reclamado desde el anonimato a base de gritos y chiflidos en el tradicional desfile, y ahora desde las redes sociales.

    Es como si existiera una regla no escrita, de que la reina no solo debe tener un alto capital económico, sino también lo que la socióloga británica Catherine Hakim llama capital erótico. Ella lo define como una mezcla de belleza, cuidado de la imagen y aptitudes sociales; una amalgama de atractivo físico y social que hace que determinados sujetos resulten atractivos para todos los miembros de una sociedad.

    El doctor Arturo Santamaría ha documentado ampliamente, desde la sociología, el fenómeno de los certámenes de belleza en Sinaloa. En su libro: “De carnaval, reinas y narco. El terrible poder de la belleza” señala que particularmente aquí, el culto a la belleza personal es una preocupación central de la mujer desde los tiempos de la colonia en todas las condiciones sociales. Quienes no cumplen con los valores y gustos dominantes sufren la crítica, o por lo menos, la indiferencia.

    Particularmente en Sinaloa, el culto a la belleza empieza a muy temprana edad en el seno familiar, y las niñas desde muy pequeñas han aprendido de los privilegios en su vida diaria por el hecho de ser bonitas. No es casualidad que se instituyera la figura de Reina Infantil en nuestro Carnaval desde el año 1921.

    Ahora bien, el reinado del Carnaval, más allá de ser un certificado de belleza, representa un símbolo de distinción, estatus y poder entre las familias de la élite local. La distinción es la capacidad que tienen las personas de conocer su posición social, en base a elementos de comparación con otras. Y al portar una corona de belleza, las señoritas y sus familias buscan ser vistas y admiradas, es decir, distinguirse del resto de la sociedad.

    Es por esta representación social, que hombres poderosos (políticos, empresarios, artistas y narcotraficantes) se han emparejado con reinas del Carnaval, o bien, han impulsado a sus parejas financiando sus candidaturas. Es lo cotidiano en los reinados de belleza en Sinaloa: estar entre el poder y el escrutinio popular.

    Pero volviendo a la habitual polémica y frivolidad carnestolendas, este año no ha sido la excepción, algunos mazatlecos estarán de acuerdo o no, con las recientes elecciones de la Reina Infantil, de la Reina del Carnaval y de los Juegos Florales. Pero al menos esa trivialidad carnavalera de este año, nos permitirá distraernos un poco del clima de inseguridad y sus efectos en la economía, aunque sea por unos días.

    Es cuanto...