Hace unos días recibí un mensaje de WhatsApp de una maestra. Como muchas otras, se agenció mi celular y me pidió hablar conmigo; quisiera hacerlo con todos, pero son 36 mil; platiqué durante 40 minutos con ella, luego de 20 minutos de escucharla, la detuve y le hice una pregunta: “y Usted, maestra, ¿recibió algún citatorio de mi parte o de la estructura? Me dijo que NO, a lo que le respondí: “entonces, ¿qué le preocupa? Lo escuché en la tele, me contó.
El pasado miércoles estuve en tres escuelas donde iniciaron las jornadas de limpieza escolar. Al dialogar con la comunidad educativa presente, les pregunté sobre el regreso a clases presenciales. Había polémica, obviamente: las condiciones epidemiológicas, la vacuna, la decisión de muchos padres de familia de no enviar a sus hijos y otros etcéteras. Por lo que escucho, “Ustedes interpretan que los quiero en la escuela a todos, maestros y alumnos, el 30 de agosto de manera presencial. Nada más erróneo”, le compartí. Secretario, me dijo Beatriz, “es que eso dice “el face”.
El viernes la directiva del Jardín Botánico de Culiacán me ayudó a retirar un árbol encima de un salón de clases. Alguna madre de familia me dijo: “¡¿cómo era posible querer regresar en esas condiciones?!” Me limité a comentarle: “quién dice que “queremos volver “así”? Pues en las redes sociales, ahí dice”.
El regreso a clases en la modalidad presencial nos pondrá a prueba a todos como comunidad. La multiplicidad de opiniones nos fortalece, sin importar las coincidencias o las oposiciones; lo mismo si “el comentario” busca abonar en la construcción del proceso o dinamitarlo. Por su trascendencia, todos tendremos una opinión, aunque quizás no con la misma información o fundamentación.
Como autoridad estatal, nos corresponde “ordenar” este proceso, no impidiéndolo o limitándolo, sino argumentando y explicando, una y otra vez, el por qué de las decisiones. La complejidad del ejercicio exige informar oportunamente, no antes ni después, sino en el momento, lo que exige priorizar; ante un cúmulo de información, no nos perdamos. El canal de comunicación es fundamental si se quiere ganar veracidad; no es lo mismo “un mensajito”, que una casa editorial o radiofónica, un conductor que su biografía habla por sí misma. Usted sabe quiénes son. Lo invito a visitar el portal de la Secretaría de Educación Pública y Cultura: mieducación.sepyc.gob.mx Por último, pero no menos fundamental: es imposible e indeseable hacerse responsable de las declaraciones de “otros”, para evitar confusiones, elevar el nivel y el tono de la discusión, resultaría efectivo seguir con atención las declaraciones de la autoridad competente. Puede que sea más fácil colgarle “un San Benito” a cualquier actor, pero es más efectivo informarnos quién lo dijo y si realmente “lo dijo”.
Sinaloa no es una isla aparte de toda la federación; en este regreso a clases existen decretos, lineamientos, reglamentos de orden federal que se deben respetar, no hacerlo metería en problemas a los docentes sinaloenses o dejaría a su “amparo” a otro tipo de actores, como las escuelas particulares. Sin embargo, aun y con esta característica, en los últimos 18 meses ha quedado de manifiesto que, más que un sistema educativo, somos 32 sistemas educativos locales. El arreglo alcanzado en Chiapas, Chihuahua o Tlaxcala no necesariamente resulta el mejor acuerdo para los sinaloenses. Entonces, la divisa es la localidad.
UNICEF, UNESCO, el Banco Mundial y otros insisten en la urgencia del regreso. El abandono escolar crece de manera desproporcionada, la desigualdad social corre el riesgo de desbordarse y el impacto socioemocional en las niñas, los niños y los jóvenes parece ser irrecuperable, acercándonos a una posible “generación perdida”.
Regreso a clases el 30 de agosto “SÍ”, ya lo dijo el Gobernador Quirino Ordaz Coppel, al mero estilo sinaloense. La decisión de regresar es importante, pero las “letras chiquitas” de cualquier “regreso” están en el MÉTODO para hacerlo realizable.
La conquista de las aulas hacia la presencialidad en Sinaloa consiste en:
1. Es un proceso. Ningún regreso se imagina como un acto en sí mismo, más bien es una construcción. Nadie se imagina un regreso masivo a las aulas el 30 de agosto, aunque sí el inicio de una nueva época en la actualidad del sistema educativo sinaloense.
2. Es selectivo. Todo proceso exige gradualidad, lo que significa: ni todos los alumnos, ni todos los docentes, ni todos los grupos, ni todas las escuelas. En Sinaloa tenemos detectados a 141,598 alumnos en riesgo de abandono, de los cuales rescatamos para junio a 53,454; es decir, nos queda un universo de 88,144. Estos alumnos tienen prioridad, además de 1,542 escuelas que tienen una urgencia educativa y mejores condiciones sanitarias para un regreso. Si tenemos detectados a los alumnos y las escuelas, ¿por qué intentaríamos regresar a la totalidad de ellos y ellas?
3. Es voluntario. Una vez que tenemos detectados nuestro universo en una primera fase, vayamos por el consenso de los docentes en las escuelas señaladas. A partir del 27 de julio todos aquellos que hayan sido vacunados dejan de ser considerados laboralmente como “población vulnerable”. Los docentes en Sinaloa están vacunados en un 94.1 por ciento, lo que de acuerdo con los lineamientos para la estimación de riesgos del semáforo por regiones Covid-19 emitido por la Secretaría de Salud federal los obliga legalmente a regresar. Sin embargo, me parece importante en un primer tiempo platicar con la comunidad y valorar quién necesita activar cierto porcentaje de presencialidad. La educación en línea continúa, de tal forma que si un padre decide no enviar a sus hijos, se acabó la discusión; no es obligatorio para los alumnos asistir a la escuela.
4. Es con las mejores condiciones “posibles”. El Gobernador Quirino le ha invertido a la Educación Básica más de 1,400 mdp. El déficit era de tal magnitud, que las deficiencias persisten en muchas de nuestras escuelas. Si un árbol cayó en un salón de clases, los cables de electricidad cuelgan en la cancha de la escuela, una techumbre o una marquesina está a punto de caer, es evidente que aun faltan condiciones. Ya empezamos, la semana pasada se inició la limpieza en más de 3,000 planteles escolares. Afortunadamente, la mayoría de los ayuntamientos conocen la ley, esa que a la letra dice en el artículo 105 de la Ley General de Educación modificada en 2019, bajo la administración del Presidente López Obrador: “Los ayuntamientos concurrirán en el mantenimiento de los muebles e inmuebles, así como lo servicios e instalaciones necesarios para proporcionar los servicios educativos”.
5. Es híbrido / mixto. Lo fundamental es no cancelar ninguna opción a una comunidad educativa. De acuerdo con la encuesta publicada en El Financiero el 9 de agosto, de 10 familias, tres están de acuerdo con un regreso presencial a las aulas, seis no lo están y una no sabe. El modelo propuesto en nuestro estado consiste en, una vez seleccionado y buscada la voluntariedad, habilitar la posibilidad de la presencialidad para esos tres, sin que ello signifique que deben iniciar con ambas modalidades. Es un proceso, y en el camino se verá. La dinámica en el aula, en la escuela, depende del número de alumnos que hayan decidido asistir presencialmente, además del diagnóstico de los alumnos después de haber sido evaluados. Profundizaremos sobre este tema más adelante.
6. Vacuna. Maestros, por más polémica hoy en día, todos parten de un hecho: existe una eficacia de seis meses de la vacuna Cansino. Esto es, están protegidos por lo menos hasta diciembre 2021.
7. Autonomía escolar. Nadie conoce mejor sus escuelas y a sus alumnos que sus propios docentes. En todo momento privilegiaremos la realidad del contexto de la comunidad educativa. Sabemos que no es lo mismo regresar en Surutato, Badiraguato, que en La Concha, Escuinapa; o en Tanques, Elota; lo mismo que en una escuela privada o pública.
Después de este segundo esbozo, aun quedarán dudas. Dejo para después el semáforo y el marco legal de actuación, así como la llamada “carta compromiso”; primero el método, sin ello lo demás sale sobrando. Sí, todo bajo una lógica “al estilo sinaloense” que privilegie el método antes que la decisión misma y que una y otra vez repita: Sí al regreso a clases, “sin prisas, pero sin pausa”.
Que así sea.