El regreso a la escuela, además de ser necesario, es posible, y la experiencia de los Centros Comunitarios de Aprendizaje (CCA) en Sinaloa nos lo demuestra. En los meses de mayo y junio del ciclo escolar anterior decidimos explorar el funcionamiento de la nueva presencialidad mediante la estrategia de los CCA. Gracias a la amabilidad y apertura de 10 directores de primarias y secundarias en cinco municipios del estado tuvimos la oportunidad de conocer estas escuelas con mayor profundidad.
Los resultados fueron publicados en el estudio Regreso, Escuela y Esperanza: Experiencias en los Centros Comunitarios de Aprendizaje en Sinaloa descargable en la página www.mexicanosprimerosinaloa.org y el cual nos muestra que volver a la presencialidad es posible cuando existen las condiciones y la voluntad para hacerlo. Hemos aprendido que no necesariamente todos los docentes están de acuerdo en regresar, sin embargo, quienes quieran hacerlo deben tener los apoyos y facilidades. Para esto, el papel de los directores es de gran relevancia, ya que han sido fundamentales para sensibilizar y concientizar a docentes y familias sobre la importancia de atender a los alumnos presencialmente.
En las escuelas, el principal motivador para volver han sido los estudiantes y existe una gran preocupación debido a las numerosas carencias y necesidades que estos han enfrentado en el ámbito académico y emocional. La educación a distancia ha sido compleja y se reconocen las limitaciones pedagógicas de este modelo, por lo tanto, consideran que asistir a la escuela es la mejor opción.
Volver a la presencialidad no ha sido un proceso solitario. Cada actor educativo tiene una participación imprescindible para que esto sea posible. La autoridad educativa para propiciar los insumos y lineamientos para la implementación de los protocolos de seguridad; los supervisores, encargados de hacer llegar la información relevante generada por la autoridad educativa; y las familias, las cuales, además de brindar apoyos para el funcionamiento de la escuela, dando la confianza a docentes y directivos para que atiendan a los alumnos.
Si bien la carencia de infraestructura no imposibilitó la operación de los CCA, en algunos casos sí limitó su operación. En ese sentido, se requiere que la autoridad educativa apoye a las escuelas que lo necesitan, sobre todo aquellas que fueron saqueadas durante el cierre escolar.
Uno de los aspectos más relevantes que encontramos en el estudio es que los estudiantes estuvieron contentos y entusiasmados por regresar y mostraron una excelente actitud durante sus clases. Incluso los directores nos contaron casos de alumnos que solicitaban su admisión al CCA para poder ver y estar con sus compañeros después de tanto tiempo
La experiencia de los CCA nos muestra que volver a las escuelas es posible cuando las condiciones lo permiten. Aún queda mucho por seguir aprendiendo en este largo recorrido. Todos los actores educativos y sociales debemos seguir trabajando porque el derecho a aprender no se desplome ni caiga jamás en un lugar secundario.