En las costas mexicanas, los pescadores artesanales lanzan con precisión sus atarrayas, redes circulares que, al extenderse en el aire, capturan los peces necesarios para su sustento. Esta ancestral herramienta es hoy una poderosa metáfora de cómo podemos proteger nuestros océanos.
Imagina la atarraya como un sistema donde cada hilo representa un actor fundamental:
Las comunidades costeras aportan el conocimiento profundo del mar. Pescadoras como las de Altata, Sinaloa, quienes cultivan ostiones en los manglares, son las primeras en detectar cambios en los ecosistemas, contaminación o disminución de organismos. Su experiencia generacional es insustituible para entender las problemáticas marinas desde la realidad cotidiana.
El Gobierno funciona como los puntos de anclaje de esta red. A través de vigilancia, regulación y creación de políticas públicas, tiene el poder formal para promulgar leyes, decretar áreas protegidas o regular la actividad industrial. Sin embargo, este poder requiere dirección e impulso.
La ciudadanía -tú y yo, que quizá vivimos lejos de las costas- representamos los hilos que, aunque aparentemente pequeños frente a la inmensidad del océano, crean tensión y fuerza cuando actuamos juntos. Somos el componente que transforma una red local en un movimiento nacional.
El activismo ciudadano es la fuerza que tensiona esta atarraya. Cada firma, cada acción digital, representa un hilo que amplifica demandas y presiona hacia cambios concretos.
¿Te has preguntado qué sucede con tu firma cuando apoyas una petición? Es legítimo y necesario cuestionarlo. Tu firma no sólo es un número en una base de datos; es una declaración política que, sumada a miles más, demuestra a tomadores de decisiones que existe una ciudadanía atenta y vigilante.
El ciberactivismo moderno ha democratizado la participación para hacer oír nuestra voz. Una firma electrónica puede sumarse a un movimiento global desde cualquier lugar, a cualquier hora. Esta accesibilidad ha multiplicado exponencialmente el poder ciudadano, creando “mareas digitales” capaces de impulsar cambios que parecían imposibles.
Ahora que comprendes el poder de la participación ciudadana y la importancia de tu firma, es momento de preguntarnos: ¿podemos aplicar esta fuerza colectiva hoy? La respuesta es sí.
El Golfo de México es mucho más que lo que tradicionalmente se nos ha presentado. Durante décadas, hemos escuchado sobre este cuerpo de agua principalmente como un espacio de extracción petrolera, pero esta visión limitada ha dejado en la sombra su verdadero valor.
Esta zona es una joya biológica que alberga más de 15 mil especies marinas como el cachalote, el manatí y diversas especies de tiburón. Es el sustento directo de más de 90 mil familias pescadoras que día a día dependen de su salud. Es un regulador climático fundamental cuya influencia se extiende mucho más allá de sus costas.
Sin embargo, continúa amenazado por la posibilidad de nuevas exploraciones petroleras en aguas profundas. Los datos científicos son contundentes: cada aumento de 30 metros de profundidad incrementa en 8.5 por ciento la probabilidad de un incidente. La historia nos ha mostrado con los derrames Ixtoc-I (1979) y Deepwater Horizon (2010), que estos accidentes tienen consecuencias devastadoras y de largo plazo.
El cambio comienza con el conocimiento. Al informarte sobre la importancia del Golfo de México, ya estás tejiendo el primer hilo de esta atarraya colectiva. Las comunidades costeras conocen íntimamente estas aguas; el Gobierno tiene las herramientas para protegerlas; y tú, desde donde estés, puedes ser el catalizador que active esta red.
Oceana propone la creación de una Zona de Salvaguarda para el Golfo de México. Un área donde no se permitiría la exploración y extracción petrolera en aguas profundas, priorizando actividades de mayor beneficio social como la pesca sustentable y el turismo.
Tu firma, unida a miles más, puede generar el peso necesario para que las autoridades implementen esta medida de protección. Cuando comunidades, gobierno y ciudadanía unen sus esfuerzos, se crea una red, tan fuerte como las atarrayas que han sostenido a generaciones de pescadores.
Firma hoy para proteger el Golfo de México de la exploración y extracción petrolera en aguas profundas. Tu firma es un acto de fuerza y unión, un compromiso con las comunidades costeras y un legado para las generaciones futuras.
Súmate a la acción, firma y comparte nuestra petición y protejamos el Golfo de México: https://act.oceana.org/page/167524/action/1?ea.tracking.id=vanityurl
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La autora es Claudia Carrillo, especialista en Comunicación de Oceana en México
