Recuperar la noche

EL OCTAVO DÍA
13/04/2025 04:02
    A una parte de Sinaloa, especialmente a Culiacán, se le ha perdido el privilegio de la noche. Si no podemos recuperarla con salidas o encuentros físicos, hagamos un esfuerzo porque sea un viaje interior, de comunicación con otras almas gemelas insomnes o un autodescubrimiento.

    “Toda la noche hago la noche. Toda la noche escribo. Palabra por palabra yo escribo la noche”, decía la poeta Alejandra Pizarnik. Ella sabía la magia de la noche y que se puede viajar dentro de ella.

    Hay un cuento de Andersen de un tipo que pierde una herencia, luego de despilfarrarla durante varios años y sólo le quedan un cofre, su bata y las pantuflas, por lo que se duerme arriba de él, en una plaza, en su primera noche en la calle. (El padre antes de morir le había rogado encarecidamente que nunca lo vendiera, aunque se quedara en la calle).

    Pero resulta que el cofre es mágico, vuela toda la noche con él roncando arriba, y lo deja en Turquía y allá pasa desapercibido, porque todo mundo viste en bata y pantunflas, así que su pobreza pasa desapercibida y pronto se hace rico otra vez. Esa noche y su milagro hacen al personaje.

    Yo tengo alma de vampiro y mientras ustedes ven series a horas avanzadas, yo leo y leo. A veces eso no me da siempre paz y sosiego... Que raro se siente leer a Virgilio a las 2:00 de la mañana. De repente dan escalofríos sentirse junto a un tipo que murió hace varios siglos. Mejor apago la luz.

    El salmista dice que el espíritu sopla donde quiere. La inspiración y los malos pensamientos tienen mejor sitio en el ámbito nocturno.

    Una imagen del pasado me asombró hace días al asomarme por la ventana... Un hombre caminando en medio de la noche con un catre a cuestas. ¿Sería un velador rumbo a su chamba o algún marido a quien su mujer regañó y mejor se fue a la calle con todo y catre de jarcia? Quiero pensar que no le dio sueño y salió a hacer ejercicio. O simplemente tenía calor.

    Nunca me había asomado al Facebook a las 5 de la mañana... Es como ir a caminar por el malecón de Mazatlán a esa hora: te encuentras gente que todavía anda amanecida y otra que ya se levanta para irse a la chamba o alejarse de la muerte a trotes. En el Facebook esta sería la hora en que zombies y los vampiros se miran en el espejo de la soledad.

    Cuando de repente veo que algún amigo de Facebook, que tengo desde hace rato en silencio, empieza a dar señales de vida, subir muchas cosas u opinar pontificialmente en todo, me preocupo, en especial si es espíritu nocturno.

    ¿Se habrá quedado sin trabajo?¿Depresión? ¿Al fin descubrió que su misión en la vida es meterse en la vida de los demás? ¿Por qué anda regañando a otros pasando ya de las 00:00 horas?

    Esos durmientes que se activan como los espías “topos” de la época de la Guerra Fría son peligrosos, sobre todo si empiezan a subir memes de autoayuda o a discutir con desconocidos.

    Hay una herida abierta en secreto ahí que de repente supura pus y muerde luego, sorpresivamente, como si fuera un perro rabioso.

    La sociedad crispada hace implosión siempre. Una esquizofrenia social, como la que mencionaba George Deleuze.

    Hace poco, un buen hombre me contó que la madrugada es la hora de los suicidas en el metro de Nueva York. Esta noche, en vagones casi vacíos, ha visto varias miradas derrotadas y sentido una profunda compasión por todos esos seres humanos que caminan siempre al borde del abismo.

    Cada pueblo hace con su noche lo que logra aprehender de la luz del día. Unos buscan escapes o soluciones y otros la fiesta.

    Cada mente se siente embriagada por el espíritu que la sostiene. La noche me hizo a mí y tratamos de encontrarnos en la reflexión o la evasión con sus misterios.

    A una parte de Sinaloa, especialmente a Culiacán, se le ha perdido el privilegio de la noche. Si no podemos recuperarla con salidas o encuentros físicos, hagamos un esfuerzo porque sea un viaje interior, de comunicación con otras almas gemelas insomnes o un autodescubrimiento.

    Recobrar la noche no sólo como salida a la fiesta o al consumismo. Recobrar para recuperarnos y saber encenderse en la oscuridad y en cualquier momento de súbita penumbra.