Quirino y AMLO comparten visiones de poder

    López Obrador y Quirino Ordaz son hombres de poder más que de partido. El tabasqueño ha estado en tres partidos, Quirino ha sido candidato de dos, primero como Diputado y después como Gobernador. AMLO tiene en los movimientos sociales su principal escuela política y en el nacionalismo revolucionario priista su herencia ideológica. Quirino tuvo la primera escuela de poder en su padre, quien fue Alcalde, y en las empresas familiares; posteriormente la tuvo, al lado de los políticos mexiquenses, en las oficinas financieras de la administración pública cuando imperaban las fórmulas económicas neoliberales.

    Aun con trayectorias políticas e ideológicas disímbolas se empezaron a entender perfectamente cuando ambos presidían poder institucional. El poder puede alejar, pero también acercar, sobre todo cuando se tiene un ejercicio marcadamente pragmático del poder, como las que gozan ambos gobernantes. Incluso, es sorprendente como ambos han exhibido un afán, casi obsesivo, de tener todas las riendas del poder, particularmente en el manejo de las finanzas públicas. Es decir, coinciden en diferentes aspectos de personalidad y estilo político.

    Es probable que la personalidad costeña de ambos -directas y anti solemnes-, sin importar que uno sea del noroeste y otros del sureste, haya facilitado su entendimiento, pero, en el fondo, lo que los acercó fueron sus estrategias de poder. La de AMLO fue irse ganando desde el inicio de su gobierno la aceptación y el apoyo de Quirino -al igual que con otros gobernadores y gobernadoras de partidos opuestos- para fortalecerse políticamente a lo largo de su gestión y, sobre todo, pensando en las elecciones intermedias y las de 2024. La de Quirino fue la de no confrontarse con un presidencialismo centralista y muy poderoso para terminar su administración sin problemas, negociar apoyos financieros para Sinaloa, y, quizá buscando lo que logró: mantenerse en el poder, es decir, en un cargo privilegiado de la administración pública. Para Quirino, un hombre de poder y con ambiciones, y a una edad con la cual todavía hay mucho que hacer, irse a administrar sus negocios parecía muy temprano.

    López Obrador desarticuló a los principales partidos de Oposición, PRI y PAN, seduciendo a algunos de los gobernadores que han sido mejor evaluados por sus ciudadanos, como el mismo Quirino, Fayad en Hidalgo, o la Pavlovich en Sonora, o los que tienen un gran peso electoral, como Alfredo del Mazo en el Estado de México, Murat en Oaxaca, y Corral en Chihuahua. En el caso de Quirino, el mismo López Obrador lo dice, lo invitó a ser Embajador en España por su eficiencia ejecutiva y capacidad para entenderse y negociar con los diferentes, porque “está bien valorado”. La invitación a Antonio Echeverría, Gobernador de Nayarit, sin estar bien evaluado y sin que el estado pese electoralmente, también tiene la intención de golpear y dividir políticamente al PAN.

    En fin, de ahora en adelante el propósito principal de AMLO es seducir y dividir al máximo a priistas y panistas para que Morena llegue más firme a 2024. Y algunos blanquiazules y muchos tricolores caen en las redes porque sus partidos, divididos y sin liderazgos fuertes, tienen muy poco que ofrecer.

    Tan débil está el PRI que, Alejandro Moreno, con todos y sus amenazas a Quirino, es ignorado por los tricolores sinaloenses, al menos por el Senador Mario Zamora, quien, por cierto, no era el candidato de Ordaz Coppel a la Gubernatura, y los que están en su dirección partidaria. Para Alito no debe ser muy agradable que después de conseguirle la candidatura a Mario Zamora, en este diferendo el Senador esté del lado del Gobernador de Sinaloa.

    Por otro lado, está por verse que Moreno le niegue el permiso partidario al todavía Gobernador de Sinaloa para aceptar la invitación del Presidente para instalarse en Madrid. Habrá que dudarlo, y mucho. Y si se lo niegan, el político sinaloense de cualquier manera cruzará el Atlántico, ignorando a su dirigente partidario.

    En Sinaloa no son pocos los que dicen que la Embajada de México, con Quirino, beneficiará a Sinaloa. Sí, es posible que el mazatleco busque traer inversiones españolas a nuestro estado, y más particularmente a Mazatlán, pero él va a ser Embajador de México y de un gobierno de Morena y no de Sinaloa. Se le va a encomendar que restablezca las buenas relaciones con España, después de las exigencias 4teistas de perdón por el pasado colonial, y de las denuncias y rechazos a poderosas empresas ibéricas de industrias energéticas, lo cual no será fácil, pero Quirino Ordaz ha demostrado mucho oficio político, y eso es justamente la diplomacia en el ámbito internacional.

    Ahora bien, una de las tareas que bajo el gobierno lópezobradorista se ha asignado a las embajadas mexicanas es la promoción turística, y ahí sí, Ordaz Coppel, como empresario hotelero, tiene mucho oficio que puede contribuir a tal propósito; sin embargo, lo tendrá que hacer pensando en todo México y no tan solo en Sinaloa.

    Pero, a final de cuentas, la designación de Quirino como Embajador tiene que ver con una estrategia política de López Obrador para 2024 y si el sinaloense hace buen papel, el inquilino de Palacio Nacional no tan solo justificará su nombramiento sino que, además de anularlo electoralmente, lo atraería, en los hechos, a la causa de la 4T.

    “La de Quirino fue la de no confrontarse con un presidencialismo centralista y muy poderoso para terminar su administración sin problemas, negociar apoyos financieros para Sinaloa, y, quizá buscando lo que logró: mantenerse en el poder, es decir, en un cargo privilegiado de la administración pública. Para Quirino, un hombre de poder y con ambiciones, y a una edad con la cual todavía hay mucho que hacer, irse a administrar sus negocios parecía muy temprano”.