¿Qué son la microbiota y el microbioma, y por qué son tan importantes?

    La microbiota puede ser categorizada en microbiota intestinal, oral, respiratoria y cutánea. Estas comunidades microbianas, en simbiosis con el huésped, desempeñan un papel crucial en el mantenimiento del equilibrio interno y en la regulación de la función inmunológica.

    La microbiota y el microbioma son dos conceptos fundamentales en la biología contemporánea que han suscitado un gran interés en los últimos años debido a su papel crucial en la salud humana. La microbiota se refiere a la comunidad de microorganismos que habitan en un entorno específico, mientras que el microbioma es el conjunto de genes presente en estos microorganismos.

    Según las regiones del cuerpo, la microbiota puede ser categorizada en microbiota intestinal, oral, respiratoria y cutánea. Estas comunidades microbianas, en simbiosis con el huésped, desempeñan un papel crucial en el mantenimiento del equilibrio interno y en la regulación de la función inmunológica. La microbiota desempeña varias funciones vitales para el huésped. En el tracto gastrointestinal, por ejemplo, ayuda en la digestión de alimentos, sintetiza vitaminas, participa en la regulación del sistema inmunológico y compite con patógenos por recursos y espacio, lo que contribuye a prevenir infecciones.

    La investigación ha revelado que desequilibrios en la composición y función de la microbiota, conocidos como “disbiosis”, están asociados con una variedad de enfermedades. Por ejemplo, la disbiosis intestinal se ha relacionado con trastornos como el síndrome del intestino irritable, la enfermedad inflamatoria intestinal, la obesidad, la diabetes tipo 2, las alergias y las enfermedades autoinmunes.

    Estudios recientes han demostrado que la microbiota también puede influir en la respuesta a la terapia farmacológica. La composición microbiana intestinal puede afectar la eficacia y los efectos secundarios de los medicamentos, lo que subraya la importancia de comprender y considerar la microbiota en el desarrollo de tratamientos médicos personalizados.

    Además de su influencia en la salud física, la microbiota y el microbioma también están implicados en la salud mental. El eje intestino-cerebro, que involucra la comunicación entre el intestino y el sistema nervioso central a través de señales bioquímicas, ha sido objeto de una creciente atención en la investigación científica. Estudios han demostrado que la composición de la microbiota intestinal puede afectar el estado de ánimo, el comportamiento y la función cognitiva. La disbiosis intestinal se ha relacionado con trastornos neuropsiquiátricos, como la depresión, la ansiedad, el autismo y la enfermedad de Alzheimer. Estos hallazgos sugieren que la modulación de la microbiota podría ser una estrategia terapéutica prometedora en el tratamiento de trastornos mentales.

    La microbiota y el microbioma desempeñan un papel fundamental en la salud y la enfermedad humana. Su influencia se extiende más allá del tracto gastrointestinal, afectando la función inmunológica, el metabolismo, la respuesta a medicamentos y la salud mental. El entendimiento de la compleja interacción entre el huésped y su microbiota es esencial para el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas y para la promoción de la salud en la población. Es fundamental continuar investigando este fascinante campo para desentrañar aún más los mecanismos subyacentes y aprovechar su potencial para mejorar la calidad de vida y prevenir enfermedades.

    Promover una microbiota saludable puede lograrse mediante una combinación de cambios en la dieta, estilo de vida y otros factores. Es importante consumir una dieta rica en fibra, que incluya una variedad de frutas, verduras, legumbres y granos enteros. Estos alimentos proporcionan nutrientes esenciales para las bacterias beneficiosas en el intestino y promueven su crecimiento. Incorporar alimentos fermentados como el yogur natural, el chucrut, el kimchi y el kéfir puede aumentar la diversidad microbiana y proporcionar bacterias probióticas beneficiosas que contribuyen a la salud intestinal.

    Limitar el consumo de azúcares añadidos y alimentos procesados también es crucial para mantener una microbiota saludable. El exceso de azúcar y alimentos procesados puede alterar negativamente la microbiota intestinal, por lo que es importante reducir su ingesta. Por otro lado, consumir alimentos ricos en prebióticos, como el ajo, la cebolla, los plátanos, los espárragos y las alcachofas, puede ayudar a alimentar las bacterias beneficiosas en el intestino y promover su crecimiento.

    Además de la dieta, es importante considerar otros aspectos del estilo de vida que pueden influir en la salud intestinal. Evitar el uso excesivo de antibióticos es fundamental, ya que pueden alterar la microbiota intestinal al eliminar tanto las bacterias patógenas como las beneficiosas. Es importante usar antibióticos solo cuando sea necesario (es decir, para una infección bacteriana y no una infección viral). Reducir el estrés mediante técnicas de manejo del estrés como la meditación, el yoga o la respiración profunda, también puede contribuir a mantener un ambiente intestinal saludable.

    Mantener un estilo de vida activo y dormir lo suficiente también son importantes para la salud intestinal. El ejercicio regular puede influir positivamente en la diversidad microbiana y en la salud intestinal en general. También, el sueño adecuado es crucial para la salud general, incluida la salud de la microbiota intestinal. Mantener un horario regular de sueño y asegurarse de obtener suficientes horas de descanso cada noche puede contribuir a una microbiota saludable y a una mejor salud en general.

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    alberto.kousuke@uas.edu.mx

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