Que la elección no nos distraiga

    @isaacarangureconacentoenlae
    El secuestro de nuestros gobiernos y los partidos debe terminar, antes de que terminen con nuestro País y cada uno de sus rincones, no es una alarma, es una realidad, una que estamos a tiempo de cambiar.

    Con las elecciones encima, este será un tema recurrente en las próximas columnas, dicho lo anterior, una disculpa de antemano.

    Era por allá del 2015 cuando destapaba mi candidatura independiente al Congreso del Estado que escribía lo perjudicial que resultaba para el avance del País, entendiéndolo como un proyecto en el que quepamos todos, con un amplio sentido de justicia social y derechos humanos, la lógica electoral, pues aunque ocho años después puedo desarrollar mejor la idea, la premisa es la misma, la lógica electoral (ganar la mayor cantidad de elecciones por controlar el poder y los presupuestos para beneficio de unos cuantos) termina deteriorando nuestra democracia, el estado de derecho y agravando los problemas estructurales presentes en nuestras comunidades.

    ¿Cómo hacemos para concentrarnos en lo que de verdad importa?

    Nuestra ciudad tiene problemáticas a la vista de todos:

    - Movilidad deficiente.

    - Servicios públicos insuficientes.

    - Drenaje y alcantarillado en crisis.

    - Políticas de infraestructura verde o azul inexistentes.

    - Crecimiento desordenado.

    Por mencionar solo algunos.

    La famosa calidad de vida que presumía nuestra ciudad se siente cada vez más como si fuera un recuerdo que se está esfumando, y además con tristeza veo que los avances que se han logrado en esta administración en materia de participación ciudadana y agenda anticorrupción como la que promueve el Observatorio Ciudadano Mazatlán, están en riesgo por la próxima jornada electoral.

    ¿Pero cómo podríamos atender las crisis que no hemos atendido en años?

    Participación y observación, a diferencia de otros años, tenemos algunos avances importantes en materia de participación y acceso a la información, estos espacios son precisamente lo que de verdad importa, lo que en este momento tenemos que defender.

    En este sentido, los recursos retóricos y la instrumentalización de los discursos ideológicos son una herramienta para alejar nuestra atención de lo que de verdad importa para nuestra ciudad, el presupuesto de 3 mil 400 millones de pesos anuales y su aplicación.

    Si algo ha quedado demostrado en México y lo he dicho ya en repetidas ocasiones es que aquí la corrupción es ambidiestra, sabe de derechas y de izquierdas.

    La participación y observación activa a la ruta del dinero y los contratos, nos da el rumbo específico del Gobierno y nos permite más allá de la protesta, ofrecer propuestas o alternativas sobre las necesidades latentes de nuestras ciudades.

    Las democracias no están ni cerca de ser simples, pues ha pasado en repetidas ocasiones que alternativas a problemas específicos de nuestra ciudad han sido detenidas por nuestros conciudadanos, pero el debate y la confrontación no deben ser impedimento para construir una sociedad democrática y participativa, al contrario, deberían resultarnos alentadores.

    Esto es lo que verdaderamente conviene la ciudad, y no la elección, aquel que resulte electo o electa deberá estar sujeto a las voluntades de su sociedad y no viceversa, basta de seguir viendo las elecciones como una oportunidad para que ahora “roben otros” y sujetemos a los candidatos o candidatas a las problemáticas que a nuestra ciudad le urge hacerles frente.

    Este ejercicio debe extenderse a los congresos, estatales y federales, donde sus piedras angulares son la representación y la fiscalización, ya es hora de responderle a los ciudadanos y no a sus jeques partidistas.

    El secuestro de nuestros gobiernos y los partidos debe terminar, antes de que terminen con nuestro País y cada uno de sus rincones, no es una alarma, es una realidad, una que estamos a tiempo de cambiar.

    Gracias por leer hasta aquí, nos leemos pronto.

    Es cuanto.