En la actualidad se llama así al periodo en que la lluvia típica de la estación cálida se suspende momentáneamente y todos sentimos ese famoso “calor de perros”, pero hubo un momento de la historia humana en que la canícula fue un evento astronómico.
Se llama “canícula” a este momento del verano en honor a una constelación, la del Can Mayor, cuya estrella “alfa”, o la más brillante, es Sirio. La constelación tiene 147 estrellas, pero en una noche oscura y desde la ciudad solo podemos ver cinco o seis de esas estrellas a simple vista. Sirio es una estrella blanca ubicada a 5.6 años luz del Sol y tiene 2.3 veces su masa y por su magnitud aparente es uno de los objetos más brillantes en el cielo.
En antigüedad la determinación de la “canícula” servía como un marcador de tiempo astronómico que, a su vez, ayudaba a la gente a organizar actividades tan importantes como la siembra y la cosecha.
Por ejemplo, en el antiguo Egipto, unos 2 mil 500 años antes de nuestra era, los sacerdotes observaban frecuentemente el movimiento de Sirio que para ellos no llevaba ese nombre, sino el de Sothis, que significa “brillante del año nuevo” o “alma de Isis”.
Desde su latitud, los sacerdotes egipcios observaban a Sothis alta en el cielo durante el invierno y la primavera, pero antes de llegar el verano se ocultaba en el horizonte y no volvía a salir sino varios días después del solsticio de verano. A este momento en que una estrella se hace visible en el horizonte antes de la salida del Sol se le llama “orto helíaco”.
Excepto para los argentinos “orto” es una palabra latina que significa “nacimiento” o “levantamiento”, de ahí la palabra “oriente”, que es el punto cardinal por donde vemos salir al Sol.
Para los egipcios este momento marcaba la crecida del Nilo, había comenzado a llover en el África central y debían tener la tierra lista y sembrada para recibir el agua de su río sagrado. Este momento no era siempre feliz para ellos ya que, aunque la crecida del río era benéfica para los cultivos, también podría causar inundaciones y enfermedades asociadas al calor y la humedad por eso también llamaron a Sothis, “la abrasadora” o “la estrella que quema”.
Griegos y romanos asociaron a Sirio con la figura del perro por la forma que tiene la configuración de estrellas que acompañan a esta estrella.
Canícula es también otro de los muchos nombres de Sirio y podría traducirse como “perrita” o “estrella perro”.
Es importante recordar que las “estructuras” que dan lugar a las constelaciones dependen de un fenómeno psicológico que se conoce como pareidolia, mediante el cual atribuimos formas conocidas a patrones aleatorios.
A pesar de las diferencias en tiempo, espacio y distancia, otras culturas que nada tuvieron que ver con griegos y romanos han llamado a Sirio: “Lobo Celestial”, “Estrella Coyote”, “Perro Luna”, “Perro pastor”, “Guardián” “Guía” o “Estrella Lobo”.
En la actualidad, el orto helíaco de Sirio ya no ocurre cerca del solsticio de verano, en 2024 será hacia finales de agosto, es decir, más cerca al equinoccio de otoño que del solsticio de verano, por lo que ya no funciona como marcador meteorológico.
Los meteorólogos, sin embargo, siguen usando el término canícula para referirse a momentos del verano en el que se suspenden las lluvias y se percibe más calor y lo hacen tomando en cuenta parámetros relacionados con la temperatura del mar y las corrientes marinas y atmosféricas por lo que la posición de Sirio ya es irrelevante para esta determinación.