Como su nombre lo indica, el trasplante fecal (también llamado bacterioterapia fecal) es un procedimiento en el cual se trasplanta heces fecales de una persona a otra. Aunque esto suena un poco repulsivo y absurdo, es un tratamiento con mucho potencial terapéutico.
Para saber cómo funciona, primero debemos de entender un poco sobre el “microbioma”. El microbioma humano es el conjunto de todas las comunidades microscópicas (bacterias, virus, hongos) que habitan nuestro cuerpo. Se estima que el cuerpo humano tiene más células no-humanas (microorganismos) que células propias, en una proporción de 3:1.
Estos “bichitos” interactúan con nuestro cuerpo en tres formas distintas. Los microorganismos comensales son aquellos que co-existen en nuestro cuerpo sin ocasionar daño, los microorganismos mutualistas son aquellos que son beneficiosos (ayudar a la digestión, síntesis de vitaminas B y K, producción de neurotransmisores, etc.), y por último están los microorganismos patógenos que ocasionan enfermedades.
Cada persona posee un microbioma único, el cual es determinado inicialmente por la madre. Una persona es expuesta a estos microorganismos al nacer, primero al atravesar el canal de parto y después con la leche materna.
Posteriormente, la exposición al ambiente y la ingesta de nuevos alimentos modifica el microbioma de una persona. Este microbioma “adulto” puede ser beneficioso o perjudicial para la salud.
En una persona sana, las bacterias comensales, mutualistas, y patógenas co-existen sin ocasionar problemas. Por otro lado, en una persona con hábitos insalubres como fumar, tomar en exceso, comer alimentos procesados/alto contenido calórico, uso de antibióticos, entre otros, este delicado equilibrio se pierde y las bacterias “malas” empiezan a proliferar ocasionando enfermedades.
Este desbalance en el microbioma de una persona está relacionado con un gran repertorio de enfermedades como depresión, enfermedades inflamatorias crónicas, desnutrición, cáncer, diabetes, etc.
Es aquí donde el trasplante fecal llega al rescate. Este procedimiento consiste en injertar materia fecal de un donador sano a un paciente enfermo (microbioma alterado). De esta manera, se logra repoblar el intestino con bacterias comensales y mutualistas, las cuales son esenciales para el adecuado funcionamiento del cuerpo humano.
Este procedimiento ha demostrado ser efectivo para el tratamiento de la bacteria C. Difficile, melanoma (cáncer de piel), enfermedad intestinal inflamatoria, obesidad, diabetes, entre otras.
Hoy en día son más comunes las enfermedades inflamatorias crónicas, autoinmunes, y el cáncer. Existe una clara correlación entre el aumento de estos padecimientos y los hábitos dietéticos modernos.
Introducir materia fecal a una persona enferma desafía nuestra lógica, sin embargo, resulta aún más increíble que la dieta normal del humano moderno consiste en alimentos y bebidas repletos de azúcar y conservadores. Los humanos somos incapaces de adaptarnos a esta dieta moderna, motivo por el cual cada día existen más personas enfermas.
Antes de considerar un trasplante fecal, se recomienda consultar un nutriólogo y modificar el estilo de vida, así como realizar actividad física de manera rutinaria. Todos seríamos más sanos, felices, y longevos si nos alimentáramos balanceadamente.