No cabe duda de que Andrés Manuel tiene para dar y regalar los elementos suficientes para estar en el centro de la polémica de la discusión nacional y marcar temas y ritmos a la agenda mediática. Por ahora, un hecho que tiene puesto sobre la mesa es que no ha saludado o externado sus respetos a Joe Biden, quien hasta ahora, encabeza los comicios por la presidencia de los Estados Unidos de América.
Ciertamente el candidato demócrata tiene en su haber el mayor número de votos contabilizados, tanto de los electores como de los colegios electorales estatales, pero todavía no ha recibido el equivalente de lo que aquí se denomina constancia de mayoría, a través de la cual, se oficializa el triunfo del ganador.
Este último paso es el argumento que ha manejado el Presidente de la República para no externar sus parabienes a Joseph Robinette Biden Jr., hecho que le ha valido una y mil críticas de parte de sus malquerientes, quienes en el extremo, lo acusan de ser un lacayo del tormentoso Donald Trump, sin considerar que el proceso electoral estadounidense formalmente no ha concluido, lo cual, bajo mi silvestre consideración, sustenta la negativa de Andrés Manuel y su decisión de esperar el momento pertinente para externar la felicitación a quien resulte triunfador, casi seguro, el nacido en Scranton, Pensilvania, Joe Biden.
Decisiones como la referida y otras tantas más, como el ejercicio absoluto de poder que tiene el Presidente de la República, han dado pie al nacimiento de grupos opositores con tintes ciudadanos, a Andrés Manuel, como es el caso del más reciente, el denominado “Sí por México”, encabezado, entre otros, por el líder empresarial Gustavo de Hoyos, a quien le zumba en la cabeza ganarse una postulación por la presidencia de la República.
“Sí por México”, también ha convocado a institutos políticos, así como a otras agrupaciones y personajes del mundillo político, para que se sumen a sus causas y hagan suya la agenda que plantean. La petición ha encontrado eco en algunas entidades políticas, como es el caso del PRI y del PAN, cuyos dirigentes, han dicho que recogen las propuestas de “Sí por México”, las cuales, cito en los siguientes párrafos, no sin antes recordar que ambos partidos políticos han tenido la enorme oportunidad de escuchar y solidarizarse con los propósitos fundamentales de “Sí por México”, los cuales, una y mil veces han aparecido en sus plataformas de campañas electorales, de entre los cuales, refiero los siguientes:
1. “Sí a la seguridad, el acceso a la justicia y el combate a la corrupción”.
Tal aspiración no tiene desperdicio, y para hacerla realidad, es condición ineludible que el imperio del derecho reine a plenitud, algo que no es precisamente herencia de los casi 90 años que gobernaron el PRI y el PAN y cuyo legado, fue precisamente inseguridad, injusticia jurídica y social. Todo ello con una corrupción como salida de un inagotable pozo petrolero, ante lo cual, ni pío dijeron los organismos empresariales.
2. “Sí a la economía inclusiva, que combata la pobreza y la desigualdad”.
Durante casi nueve décadas de gobierno del PRI y el PAN, en íntima conjugación con algunos organismos empresariales que participan en el movimiento referido, tejieron un sistema económico que puso por encima del bienestar social general, la ganancia de lucro desmedido a la que honró con sumir en la pobreza a más de la mitad de la población.
3. “Sí a la educación y salud universal y de calidad”.
Vaya cinismo de los jerarcas del PRI y el PAN, quienes, durante su largo período gubernamental se dedicaron a saquear los fondos de los sistemas públicos de educación y salud, dejándolos al borde de la ruina. Hoy se nos presentan con cara dura para decirnos que les preocupa la falta en el país, de educación y salud pública de calidad. Todo lo cual, fue soslayado por los organismos empresariales del Sí por México.
“Prometer hasta meter”, reza el dicho popular y en el caso que nos ocupa, le dan validez las dirigencias del PRI y el PAN, al reconocer como propias, las inquietudes del “Sí por México”. ¡Buenos días!