Todos hemos sido testigos de cómo en tiempos de campañas electorales los políticos de todos los partidos sin excepción se la pasan prometiendo y prometiendo cosas supuestamente en beneficio de los ciudadanos a quienes piden su voto.
Esto ha pasado desde siempre y no es exclusivo de nuestros tiempos. Vaya, algunos, como EPN llegaron a firmar ante notario público sus promesas y creo que en nuestra ciudad algún político despistado también utilizó la misma estrategia.
También hemos sido testigos de cómo, al llegar al poder, esos políticos mentirosos simplemente no cumplen las promesas que hicieron, ni aunque las hayan firmado ante notario público ni las hayan hecho en público.
Aquí la pregunta interesante es ¿qué podemos hacer los ciudadanos para obligar a esos políticos mentirosos a que cumplan sus promesas de campaña?
Pues bien, desde el punto de vista legal hay varios caminos que pueden llevar a que el político mentiroso cumpla sus promesas y todos pasan por los tribunales.
Aquí estamos hablando de demandas civiles y de demandas de amparo cuyo resultado puede llevar al político mentiroso a que un juez le ordene cumplir sus promesas y/o pagar daños y perjuicios si no lo hace.
Para muestra un botón. Durante la última campaña electoral para la Presidencia Municipal, todos los candidatos firmaron y aceptaron la agenda anticorrupción que les presentó el Observatorio Ciudadano de Mazatlán.
Al llegar al poder, y habiendo transcurrido varios meses para implementar dicha agenda anticorrupción, la alcaldesa no ha hecho absolutamente nada para cumplir su palabra.
Es más, su gobierno se ha caracterizado por modificar y eliminar obligaciones legales acordadas en leyes y reglamentos por la anterior administración municipal, que les imponían el deber de poner en marcha la agenda anticorrupción.
En lo personal pienso que la Alcaldesa y sus dizque asesores, no tienen el menor interés de cumplir la agenda anticorrupción porque o no saben cómo hacerlo o tienen miedo a las consecuencias, es decir, tienen miedo de que queden al descubierto los malos manejos y corrupción de la actual administración municipal.
Por experiencia con gobiernos municipales anteriores, sé que la famosa voluntad política no existe, especialmente cuando se trata del combate a la corrupción, la rendición de cuentas y la transparencia.
También la experiencia me ha enseñado que la única forma de lograr que los políticos mentirosos cumplan sus promesas, combatan la corrupción y cumplan con el deber de rendición de cuentas y transparencia, es demandarlos.
Nada les duele más que los lleven a los tribunales y que un juez los ponga en su lugar y si a eso le sumamos la quemada en la opinión pública cuando pierden los juicios iniciados en su contra, tenemos el inicio del fin de sus carreras políticas.
Es entonces cuando su instinto de supervivencia los lleva a tratar de corregir los errores, buscando desesperadamente cómo zafarse de los juicios iniciados en su contra.
Pronto veremos claros ejemplos de lo que les estoy platicando y, ni modo, si no entienden por las buenas que no sólo es una obligación moral y política, sino también una obligación legal el cumplir con sus promesas de campaña, tendrán que enfrentarse a las consecuencias de ser demandados y al juicio de los ciudadanos.