Problemas que se quedan como ‘bombas de tiempo’ (2)

    ¿A dónde han ido estos jóvenes que desertaron o no concluyeron el bachillerato? Lo más común es que se hayan puesto a trabajar en la economía informal; tal vez hayan emigrado ilegalmente a Estados Unidos; algunos tal vez regresen a estudiar y reanuden el bachillerato, pero lo peor sería que hayan sido reclutados por alguna de las bandas de delincuentes y narcotraficantes, ya sea como narcomenudistas, como ‘halcones’ o como ‘mulas’, o, lo que sería peor, como sicarios.

    cp_rafaelmorgan@hotmail.com

    Respecto al artículo anterior sobre el peligro que significa el sistema de pensiones en México, hubo quien comentara que faltaron algunas cifras y estadísticas para fundamentar los argumentos expuestos. Según el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, en su estudio sobre “Desarrollo Sostenible: Uso y Recursos Públicos”, en Reforma del 23 de marzo, el Promedio Anual Estimado por cada pensionado en 2023 en el Seguro Social, será de 151 mil pesos; para los del ISSSTE llegará a 244 mil pesos al año; para los trabajadores de Pemex alcanzarán 543 mil pesos y para los de la CFE, totalizarán 860 mil pesos; en cambio los pensionados del Bienestar de los Adultos Mayores sólo alcanzarán 33 mil pesos anuales. Se está hablando de alrededor de 18 millones de pensionados que en cualquier forma no se alcanzan los objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU para disminuir la pobreza.

    Otro tema que ha estado preocupando a profesores, investigadores y organizaciones ciudadanas, es el de la educación en México que ya se veía difícil al inicio de este sexenio, todo se agravó con la pandemia, más la falta de programas para estudiar a distancia, sin equipo para maestros y alumnos, además de que no estaban suficientemente capacitados; tanto autoridades educativas como maestros, directores e inspectores, prácticamente abandonaron los planteles, que fueron vandalizados o se deterioraron por falta de mantenimiento; cuando se pretendió reiniciar las clases presenciales, muchos edificios escolares estaban inhabitables y saqueados y se han tardado meses en ponerlos en funcionamiento.

    Según análisis del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados, publicado en Reforma del 21 de marzo, la matrícula en el nivel bachillerato cayó 7 por ciento entre los ciclos escolares 2018-2019 al 2021-2022, es decir, ya estaba reduciéndose la matrícula antes de la pandemia; además, un 11 por ciento de los alumnos han desertado en los últimos cinco años y se calcula que 30 por ciento de la población inscrita no termina el bachillerato.

    ¿A dónde han ido estos jóvenes que desertaron o no concluyeron el bachillerato? Lo más común es que se hayan puesto a trabajar en la economía informal; tal vez hayan emigrado ilegalmente a Estados Unidos; algunos tal vez regresen a estudiar y reanuden el bachillerato, pero lo peor sería que hayan sido reclutados por alguna de las bandas de delincuentes y narcotraficantes, ya sea como narcomenudistas, como “halcones” o como “mulas”, o, lo que sería peor, como sicarios.

    Según cifras del INEGI, más de 300 mil niños y jóvenes de entre 6 y 29 años no han acudido a la escuela, además 1.5 millones de niños de 3 a 5 años no fueron inscritos en preescolar. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Acceso y Permanencia en la Educación 2021, en nota de Reforma del 30 de noviembre de 2022, “indica que 22.3 millones de niños y jóvenes de 3 a 29 años no se inscribieron en el ciclo escolar 2021-2022 y de esa cantidad, 1.8 millones nunca habían asistido a la escuela”.

    Este gobierno publicó en 2022 el Nuevo Plan de Estudios creando La Escuela es Nuestra y dio al traste con la Reforma Educativa de 2013, iniciando de nuevo, sin preparación de los maestros, sin consultarlos y sin aplicar ensayos y muestreos para hacer los cambios y mejorar procedimientos, lenguajes y nuevos conocimientos. Según Columna de Ana Paula Ordorica en El Universal del 5 de los corrientes, “la Escuela es Nuestra se iba a probar en 960 escuelas en octubre del año pasado, pero ante la falta de claridad sobre el programa, la institución Educación con Rumbo ‘ganó un amparo y detuvo el plan piloto’”.

    La SEP por su parte insiste en aplicar el nuevo plan de estudios en el ciclo 2023-2024: “...aquí también se quiere aplicar un adiós a todo lo pasado... aunque el nuevo plan de estudios, sin sustento ni directrices claras, busca que los maestros enseñen sin las materias tradicionales (matemáticas, ciencias sociales, biología, etc.)... los nuevos campos de conocimiento” serán: “Lenguajes, Saberes y Pensamientos Científicos, Ética, Naturaleza y Sociedad y De lo Humano y Comunitario”, todo ello con una fuerte carga ideológica, según Carlos Mancera.

    Así pues, la “bomba de tiempo” no sólo es porque la pandemia significa un atraso de dos años, sino porque con el nuevo plan de estudios, tendremos alumnos con educación deficiente e insuficiente para ganarse la vida en el medio ambiente económico.

    Pero la SEP ya “arregló” todo al decidir que el INEGI ya no publique datos esenciales sobre educación. La bomba de tiempo ya está activada.