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"OBSERVATORIO"

"PRI: anticipar el pacto de disciplina. Moralejas de las fracturas de 2010"

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OBSERVATORIO

    alexsicairos@hotmail.com

     

    Podría ser la estrategia acertada el hecho de que el Partido Revolucionario Institucional tenga seis o más prospectos para candidato a Gobernador, aunque tal variedad de aspirantes acabe siendo dinamita malgastada en dispersar un banco de niebla. La inexistencia de un acuerdo interno para prever desprendimientos orquestados desde resentimientos de quienes no se beneficien con la postulación, le viene como anillo al dedo a sus contrincantes.

    Hay una apuesta en los partidos adversarios al PRI sustentada en que con el mismo experimento político de 2010 se le puede volver a ganar la Gubernatura. Aquel año la triada formada por Mario López Valdez, quien fue el candidato, y Juan Millán Lizárraga y Gerardo Vargas Landeros, éstos en su calidad de autores intelectuales de la gran desbandada tricolor, pudo pulverizar las bases priistas y obtener el triunfo electoral de Malova.

    Ahora hay más pretensos priistas a la silla que desocupará Quirino Ordaz Coppel, que los que había hace 10 años. Cuando López Valdez no logró la candidatura del PRI se organizó para disgregar y desorganizar la estructura territorial del partido en el que había militado toda su vida y con Juan Millán al lado aplicando las tácticas que Sun Tzu recomienda en “El arte de la guerra”, concretó lo que se creía imposible.

    A simple vista, el PRI da la impresión de carecer de ese pegamento que mantenga unidos a los aspirantes a la Gubernatura en torno a quien sea nominado. Si acaso Jesús Valdés Palazuelos, el actual líder estatal priista, es quien ha demostrado lealtad a prueba de todo y ha sudado la camiseta para rescatar al partido en el presente escenario adverso e incierto. Todos los días trabaja al límite de la capacidad sin tener alguna certeza de que él sea el candidato.

    Pero la pregunta es si otros que están en el escenario sucesorio, concretamente el caso de Sergio Torres Félix, están dispuestos a sacrificarse para que el PRI vaya cohesionado a la votación del 6 de junio de 2021. El ahora Secretario de Pesca también presenta un fuerte activismo y en la coyuntura de la pandemia del coronavirus se ha movido en el sector popular creando una marca política que quisieran jalar algunas siglas o proyectos políticos.
    En el eventual caso de que el PRI saliera fragmentado del proceso de postulación de candidato ¿se sumaría Sergio Torres a quien elija Quirino Ordaz Coppel para que intente relevarlo en el puesto, o decidiría buscar el cobijo en planillas distintas cuando el canto de las otras sirenas lo subyugue a tal grado de hacer lo que en su momento hicieron Malova, Millán y Gerardo Vargas en 2010?

    Es más factible que otros posibles candidatos del PRI, siendo éstos Juan Alfonso Mejía, Carlos Gandarilla, Ricardo Madrid y Sergio Jacobo se adhieran a la propuesta priista que resulte, sin presentarse como víctimas de la decisión que estará 100 por ciento en manos del Gobernador. Igual que Jesús Valdés, son parte de la nueva horneada tricolor y tienen futuro asegurado en el Revolucionario Institucional más allá de 2021, así como les esperaría el fracaso seguro al emigrar a otros partidos.

    En tanto se resuelve la postulación, ya debiera implementar el PRI el acuerdo de unidad sea quien sea su abanderado. Ha empezado la cuenta regresiva hacia el día de la elección intermedia y conforme más tiempo pase será mayor el empecinamiento de los precandidatos a ser los beneficiarios. Todos están trabajando como si ya fueran los “bendecidos” y entre más suben el ritmo del activismo más les dolerá no obtener la candidatura.

    Dirán que falta mucho tiempo aunque según desde la perspectiva en que se midan los plazos también resulta cierto que es la hora precisa para amarrar a personajes y grupos antes de que los seduzca la posibilidad del plan “B” fincado en otros partidos. En 2010 se confió en el arraigo que López Valdez tenía en el PRI y mientras este partido caía en el exceso de confianza Malova hacía labor de zapa para corroerle el cimiento social al otrora partido invencible.

    La tentación del ligue político con opciones distintas a aquella en las que se ha militado toda la vida no es nueva y tampoco resulta descartable frente a la elección que se acerca. Ahí viene, aquí está ya, el instante preciso en el que un arrojo fugaz puede cambiar la historia solamente porque uno o más de los aspirantes a Gobernador lo consultó con la almohada, escuchó al diablo susurrarle al oído o atendió el llamado de las ambiciones.

    Resumido todo en una frase, si el Revolucionario Institucional no va unido entonces irá directo al fracaso en las votaciones para elegir al nuevo titular del Poder Ejecutivo Estatal. Si por algo permanecen las esquirlas de 2010 en el herido organismo priista es para alertar de las inexorables derrotas originadas porque no hay tanto partido como para dejar satisfechos a todos los apetitos de poder. Sí importa quién será el candidato, pero al apremio ahora es determinar si lo derrotarán por anticipado los egoísmos que rematarían al de por sí agonizante PRI.

     

    Reverso

    Si por el síndrome del ladrillo,
    se marea algún candidato,
    Será alhuate en el anillo,
    O será piedra en el zapato.

     

    Pregunta razonable

    Relacionado con el análisis realizado en esta columna sobre el arranque de la actividad política para elegir al Gobernador de Sinaloa para el período 2021-2027, un lector plantea la reflexión de cómo hará la campaña el aspirante del PRI si no le alcanzará con lo que le dé su partido, el Gobernador no se va arriesgar, los empresarios tampoco por miedo al SAT y a la Unidad de Inteligencia Financiera. “Va a ser una campaña muy fiscalizada porque AMLO va a meter no la mano sino hasta con el codo para ganar el Congreso federal, pelear las gubernaturas y negociar una que otra”, considera.