En la tradición mexicana los presidentes han tenido una activa agenda de viajes internacionales, López Obrador afirmó desde el primer día de su mandato que no tenía ninguna intención de usar su tiempo en viajes al extranjero. Sin embargo, incluso en medio de la pandemia, el Presidente viajó a Washington para sellar el acuerdo que permitiera avanzar la firma del T-MEC y luego realizó dos viajes estratégicos donde sus discursos le permitieron dar a conocer su visión política al mundo. Para los mexicanos no dijo nada que no hubiéramos oído de manera repetida en sus mañaneras, pero eso, lejos de ser una crítica, es una muestra de congruencia porque no se trata de un político que sostiene un discurso dependiendo la audiencia, sino que expresa sus ideas y hasta estilo ante cualquier auditorio.
En el que será el cuarto viaje de AMLO fuera de territorio nacional se vislumbra una intención estratégica y no solo la de afianzar cerrar acuerdos para avanzar con sus programas, como insiste la propaganda que acompaña a la comitiva que arrancó viajando primero a Guatemala, seguirá una estancia de horas en El Salvador, luego Belice y un cierre que se antoja épico en Cuba. Estas visitas son una primera parte de un panorama estratégico más amplio dada la coyuntura. Desde Estados Unidos han arreciado las críticas, comentarios y uso electoral de México y los migrantes en general, como parte de la retórica racista en medio del proceso electoral a realizarse en noviembre de este año en que los políticos republicanos, principalmente Greg Abbott, Gobernador de Texas, busca seguir los pasos de Trump. Frente a este escenario la visita de AMLO a países de Centroamérica no va a resolver la dinámica de violencia, ni acordar instalar programas va a acabar con la pobreza, porque en todo caso son apuestas a futuro, pero, sobre todo, este viaje no puede limitar la emigración que, salvo en Cuba, es un derecho de los ciudadanos. Lo que sí puede es generar un ambiente de cercanía al personalizar la relación con cada mandatario y tratar de resolver algunos de los problemas que están por venir si, como se anuncia, un nuevo flujo migratorio arrancará rumbo al norte con la intención de llegar a Estados Unidos. En este escenario si las embajadas y consulados cooperan de manera más expedita con información sobre sus connacionales, si se acuerdan programas de protección y garantía a los derechos humanos aun en condiciones de deportación que seguramente México va a reactivar, y si se buscan estrategias conjuntas para seguir las redes de trata de personas que no pueden actuar si no tienen el beneplácito de autoridades locales corruptas de cada uno de los países por donde las personas son trasladadas, eso ya sería un avance importante producto de esta gira. El punto es construir una forma de cooperación más real que lo que hasta ahora se ha visto, que no pasa de discursos y declaraciones.
Lo que importa entonces no es quedarse en la superficie y cuestionar si el programa sembrando vida, emblemático para el Presidente mexicano, es una apuesta de opción laboral que pueda detener el flujo migratorio, porque eso no va a ocurrir; pero sí puede contribuir a que se generen proyectos alternativos, redes de cooperación y alianzas que poco a poco abran otros temas que cada país tiene que resolver. Por ejemplo, nunca se mencionan otras facetas que generan desarrollo en las sociedades como es el lugar en que se ubican las mujeres y a propósito de esto, podemos mencionar las políticas restrictivas hacia las mujeres en países como El Salvador que son sumamente duras, basta ver las sanciones legales a la interrupción del embarazo incluso en los casos donde la madre corre peligro de muerte. En contraste, la nueva Presidenta de Honduras, Xiomara Castro, incluyó en sus discursos de campaña la promesa de revisar el marco legal frente al mismo tema. Es decir, estamos frente a países donde hay un debate profundo de diversos temas que a su vez trastocan las relaciones de poder en cada sociedad. Incluyo a Belice en este mapa. El caso de Cuba se cuece aparte porque dada las declaraciones de afecto de parte del Presidente de México hacia su homólogo de la Isla y su apoyo abierto al proyecto político vigente de ese país, ni duda cabe que la reunión de bienvenida, por corta que sea, será una gran celebración. Ojalá esta visita exprés permita que desde México se den pasos para proponer una cantidad de cosas que pueden modificar la situación de las personas migrantes de manera positiva, de entrada, una regulación migratoria que beneficie a los nacionales extranjeros ya radicados en nuestro país y sobre todo, que se den formas que aceleren la reunificación familiar. La migración no solo es el tránsito y esto es parte de lo que esta gira va a enseñarnos a todos.