Precampaña de Xóchitl: festín de pillos
Marko Cortés y ‘Alito’, males adjuntos
Tiene que ser pregunta obligada en Sinaloa: qué están recibiendo a cambio los dirigentes nacionales de los partidos Acción Nacional, Marko Cortés Mendoza, y Revolucionario Institucional, Alejandro Moreno Cárdenas, a cambio de alentar las aspiraciones políticas aún no oficializadas de personajes de obvio descrédito que ponen en riesgo los triunfos electorales de ambas siglas y de su candidata a la Presidencia de México. Los electores comienzan a otear otra celada comicial donde PAN, PRI y Xóchitl Gálvez Ruiz pierdan y los ganones sean los líderes panista y priista.
El olfato ciudadano se torna más agudo en la cercanía de procesos electivos de tal envergadura como el del próximo 2 de junio. Por más que le perfumen lo vientos, la gente empieza a detectar los tufos que traerán las urnas y se sitúa, con el nivel de desarrollo cívico que dispone, en posición de alerta para utilizar la boleta electoral con la función de ahuyentador de los ladinos de la cosa pública. Es que a distancia se huele que la competición real será entre los incorregibles vividores de la política.
Hoy vale la revisión con el pretexto del cierre de precampaña que hizo ayer Xóchitl Gálvez, candidata a la Presidencia de la República de la alianza Fuerza y Corazón por México, debido a que se trata de la primera jornada de la hidalguense en busca del voto popular y resaltan los grilletes que la sujetan a los intereses, tratos y descréditos de los dirigentes nacionales de los partidos que la arropan, que son Marko Cortés, del PAN, y Alejandro Moreno, del PRI.
Con el solo hecho de la calaña que evidenció Marko Cortés al revelar el documento que establece acuerdos mafiosos que se hicieron entre el PAN y el PRI en 2023 para ganar la elección de Gobernador de Coahuila, repartiéndose el botín de la estructura administrativa y hasta de organismos autónomos, la aspiración presidencial de Xóchitl Gálvez cayó en un bache de desconfianza en que la metió su aliado panista, tal vez con el alevoso propósito de mermarla. Los casi dos meses de precampaña terminaron ensombrecidos por el “Coahuilazo”.
Aunque de esos malos quesos no nomás allá los hacen. La reciente reyerta en Sinaloa ocasionada porque el PAN ya reclamó el derecho de definir a los candidatos a las alcaldías de Mazatlán y Ahome aporta visos de la táctica del dirigente nacional de ese partido de arrebatar antes de esperar a que le den. Por ejemplo, la fuerza del dinero, representada por el empresario mazatleco Guillermo Romero, tiende a colocarse por encima de la factibilidad del candidato socialmente aprobado, que es Juan Alfonso Mejía López.
Y sucede lo mismo cuando en el PRI Alejandro Moreno coloca su apuesta por candidaturas de esperpentos políticos, sobrepuesta a la expectativa que generó Xóchitl Gálvez de la oferta electoral integrada por ciudadanos estimables que los sinaloenses consideran viables por el permanente servicio prestado a la comunidad haya o no haya elecciones. En contrasentido, “Alito” aporta a que las planillas que asoman en Sinaloa den la impresión de ser armadas con premeditación para que partidos y abanderada presidencial se sacrifiquen y los truhanes de la política lucren.
Lo que para Marko Cortés y Alejandro Moreno es “normal”, como lo acaba de declarar el primero frente al escándalo del “Coahuilazo”, al elector le ocasiona repugnancia, repulsión agregada al asco que ya experimenta, porque dos siglas históricamente marrulleras reinciden en pillerías en tiempos en el que la decencia política les significa la única posibilidad de regresar al gobierno. Y el corolario es fácil de anticipar: la empatía y esfuerzo de Xóchitl Gálvez atropellada por el deshonor de los mercenarios aliados.
Los electores perciben que la pretensa a suceder en el cargo a López Obrador está escoltada por dos pícaros de la política que le harán merma, sin duda, quien sabe si a tal grado de hacerla perder la elección presidencial. En el caso Coahuila Marko Cortés acaba de mostrarse a sí mismo en su astucia negociadora como beneficiario único y de Alejandro Moreno también existe un largo historial de concertacesiones que hizo en los lóbregos sótanos del poder en beneficio propio, ni siquiera para el partido que lidera y no se diga en favor de los mexicanos en general.
Al concluir la precampaña de la coalición Fuerza y Corazón por México la corrección del cúmulo de desaciertos parece improbable. Inimaginable también la ruptura de Xóchitl Gálvez con las marcas negras de Cortés y de Moreno que la siguieron en esta primera etapa electoral y que en la fase definitiva, la campaña del 1 de marzo al 29 de mayo, suplantarán hasta la sombra de ella tornando tétrico en sí al Bloque Opositor.
Sin embargo, para el bien de la competencia electoral, ojalá que PRI, PAN y PRD hagan las revisiones y enmiendas necesarias. Al desarrollo democrático de México le viene bien que los ciudadanos se decidan a participar y en el libre arbitrio determinen qué es mejor partiendo de alternativas que si bien es cierto no son las mejores, y una y otra son aflictivas, es lo que hay para reconstruirlas a través de la acción popular posterior al voto.
Nos repiten la alevosía,
Que por liebres nos da gatos,
Con listas de candidatos,
Que son fichas de la Policía.
A José María Figueroa Gastélum, activista en favor de la protección y derechos de las personas con discapacidades, lo traen en el Movimiento Regeneración Nacional del tango al tingo ya que desde Gerardo Fernández Noroña hasta Claudia Sheinbaum vienen y lo apapachan destacándole su labor social, pero a la hora de que esos méritos le valgan para aparecer en la boleta electoral, en Morena se hacen como que les habla la Virgen. Al menos el nieto del periodista José María Figueroa Díaz merece acceder a una Regiduría para que desde ese soporte político-gubernativo prosiga ayudando al prójimo.