Alrededor del año 850 d.C., un pastor de cabras llamado Kaldi observó que, después de mordisquear algunas bayas, sus cabras comenzaron a comportarse de manera anormal. Kaldi las probó él mismo y, pronto, también él estaba igual de hiperactivo. Este fue el primer encuentro de la humanidad con el café, o al menos eso cuenta la historia. No está claro exactamente cuándo empezaron las personas a consumir café, pero en algún momento antes del Siglo 15, en lo que hoy es Etiopía, la gente comenzó a buscar café silvestre en la maleza del bosque.
La razón por la que las plantas de café están equipadas con mucha cafeína podría ser porque las hace poco atractivas para los herbívoros o más atractivas para los polinizadores. De cualquier manera, la gente se dio cuenta de las ventajas del café y comenzó a hacer té con sus hojas, a combinar sus bayas con mantequilla y sal para un tentempié, y a secar, tostar y cocinar a fuego lento sus cerezas para obtener un elixir energizante.
El café se extendió por las rutas comerciales hacia el Medio Oriente, y su popularidad generalizada comenzó a crecer en serio en la década de 1450. Después de regresar de una visita a Etiopía, un líder sufí recomendó que los adoradores en Yemen utilizaran café durante cánticos y danzas rituales. Pronto, las personas dentro del Imperio Otomano comenzaron a tostar y moler los granos para obtener una bebida más oscura y audaz. Muchos se reunían en posadas y fuera de mezquitas para disfrutar de las comodidades del café.
La cafeína, el componente clave en el café, pertenece a las metilxantinas y ejerce su acción como estimulante del sistema nervioso central. El mecanismo por el cual la cafeína puede afectar el sueño incluye varios procesos. En primer lugar, la cafeína bloquea los receptores de adenosina en el cerebro. La adenosina es una sustancia química cerebral que se acumula durante el día (como producto de la actividad neuronal) y está asociada con la promoción del sueño y la relajación. Al bloquear estos receptores, la cafeína contrarresta los efectos de la adenosina, manteniendo al individuo más alerta y menos propenso a sentirse somnoliento. Además, la cafeína estimula la liberación de neurotransmisores como la dopamina y la noradrenalina, lo que puede aumentar la vigilia y la concentración al proporcionar una sensación de energía. Es crucial tener en cuenta que la sensibilidad a la cafeína varía entre las personas, y algunos pueden experimentar efectos más pronunciados que otros. La duración de los efectos de la cafeína también puede depender de factores como la cantidad consumida, la tolerancia individual y la rapidez con la que el cuerpo metaboliza la cafeína. Aunque el café puede proporcionar temporalmente un aumento en la alerta y la energía, su consumo excesivo, especialmente cerca de la hora de dormir, puede interferir con la calidad del sueño y hacer que conciliar el sueño sea más difícil para algunas personas.
Hoy en día, a pesar de la evolución positiva en la popularidad de los cafés especializados, con un enfoque destacado en la calidad de los granos y métodos de preparación, persisten desafíos significativos en la industria cafetalera. En un contexto donde las fincas en América Central y África Oriental han experimentado un impulso, los trabajadores del café enfrentan condiciones inhumanas y remuneraciones insuficientes a nivel global. Ante esta problemática, se han emprendido esfuerzos de certificación, estableciendo estándares éticos que abarcan desde el salario mínimo hasta prácticas agrícolas sostenibles. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, la industria del café sigue confrontando problemas. Además, el cambio climático proyecta un futuro incierto para el “Cinturón del Café” ecuatorial, la región donde florece el café. Se anticipa una disminución en las próximas décadas, aunque la forma exacta de este cambio aún no está clara. Los científicos están explorando posibilidades como híbridos de café resistentes para afrontar este panorama impredecible, todo en aras de preservar esta apreciada bebida que se ha integrado en las rutinas diarias en todo el mundo.