Por el bien de todos, primero la escuela

LA TAREA NUNCA ACABA
    Impulsar políticas públicas desde la Secretaría de Educación Pública (SEP), incluso desde la Autoridad Educativa Local (AEL), es insuficiente para combatir males implantados en una sociedad sumamente plural, con realidades diversas y complejas. Centralizar las decisiones agudiza la problemática en lugar de combatirla.

    Las plagas tienen consecuencias, la historia da cuenta de ello. La plaga bubónica comenzó en Asia central hacia 1330. Los europeos de entonces culparon a los mongoles de introducir la peste al continente a través del comercio, particularmente desde los puertos de Messina en Sicilia y Marsella en Francia. Si bien es cierto que algunos la consideraron una maldición, también es verdad que propició una ruptura con los últimos resabios que existían de la sociedad medieval. Gracias a la peste bubónica, se puso en marcha el Renacimiento, la Reforma y la Ilustración.

    A juzgar por la experiencia, la pandemia puede ser la oportunidad perfecta para romper inercias y desde ahí consolidar un proceso en ciernes.

    El abandono escolar, el rezago de los aprendizajes y la condición socioemocional de la comunidad educativa son las tres máximas expresiones de los efectos de la pandemia en la escuela. En ese orden, un aumento exorbitante cercano al 20 por ciento de acuerdo a Inegi; una notable disminución, cercana a los tres grados escolares según Mexicanos Primero; y una considerable presencia de enojo (61 por ciento) y ansiedad (57 por ciento) en los estudiantes. En conjunto, “la triada” tiene una doble repercusión en el seno de nuestra sociedad. Por un lado, la escuela no sólo es incapaz de edificar un espacio incluyente - menos estudiantes están, aprenden y cuentan con condiciones óptimas para relacionarse -, sino que reproduce la falta de oportunidades. Así como se lee: todos los días la escuela nos aleja más como comunidad, levanta barreras entre nosotros, por increíble que parezca.

    Nuestro sistema educativo contaba ya con serias deficiencias y la pandemia las desnudó, pero ¿acaso todo lo acontecido ha tenido sólo efectos negativos para la escuela? No lo creo.

    Como en la época medieval, el coronavirus golpeó la centralización con la que el sistema educativo actuaba en el pasado, tanto a nivel federal como a nivel local. La central “burocrática” dejó de tener el mismo peso que antaño, para darle al director y sus docentes una mayor trascendencia en la toma de decisiones frente a su contexto. La autogestión escolar vivida en estos dos años por necesidad representa una vía explorada antes sólo en el papel, pero con poca viabilidad en el terreno. Podemos consolidarla.

    Las experiencias locales de estados como Jalisco, Sinaloa, Campeche, Puebla y Guanajuato representan experiencias exitosas en el combate durante la pandemia. El análisis de lo local da para seguir siendo explorado, y aprender de los errores y aciertos cometidos en diferentes territorios. En una investigación realizada por MEJOREDU a 22 entidades federativas, con la participación de 1,769 actores educativos, se señala como uno de los mayores aciertos durante la contingencia el haber fortalecido la autonomía de las escuelas en asuntos como la adaptación del currículum, los materiales de trabajo o, incluso, el mecanismo de comunicación.

    Impulsar políticas públicas desde la Secretaría de Educación Pública (SEP), incluso desde la Autoridad Educativa Local (AEL), es insuficiente para combatir males implantados en una sociedad sumamente plural, con realidades diversas y complejas. Centralizar las decisiones agudiza la problemática en lugar de combatirla.

    La imposibilidad para hacer de la escuela el centro neurálgico para combatir la exclusión del sistema educativo es una limitante reconocida en primer término por los docentes. De acuerdo con la Encuesta Internacional sobre Docencia y Aprendizaje (TALIS), solo 10.8 por ciento (1 de cada 10) de los directores de escuelas secundarias públicas en México consideraban tener una participación/responsabilidad significativa en la mayoría de las actividades del centro escolar, en contraste con el 73.5 por ciento (7 de cada 10) de los directores en escuelas privadas. El promedio de la OCDE para escuelas públicas es de 57 por ciento y 80 por ciento para escuelas privadas.

    Finalmente, la pandemia humanizó la escuela. (Re) Pensar la mejor manera de acompañar a todos depende de ponernos en su lugar. Todos tenemos necesidades educativas especiales, que no son otras cosas que barreras para cumplir con nuestro derecho a aprender. Quien mejor lo entiende es el docente, pero no puede solo. Necesita del apoyo de toda una comunidad o estructura al servicio de objetivos precisos. Ello implica recentrar el lugar del aprendizaje para beneficio de la comunidad y no con miras a cumplir con planes y programas que carecen de sentido en múltiples ocasiones o bien, donde la escuela se muestra ajena a la necesidad de la comunidad donde se funge.

    Hasta ahora, nos hemos puesto a pensar en cómo se sienten las niñas, los niños y jóvenes en condiciones para aprender. La parte socioemocional debe ser abrazada para generar con miras a generar compromisos solidarios. Es un tema que debe llegar para quedarse.

    Trasladar la toma de decisiones de la federación a los estados y de las AEL a los directores representaría una auténtica revolución para el sistema, ¿qué hace falta? Durante la pandemia probó ser efectiva, pues fueron los docentes quienes mantuvieron la iniciativa. En todo caso, me inclino a pensar que las lecciones de la historia universal pueden no ser tan ajenas al sector educativo y trasladar sus enseñanzas es algo que impulsa a la comunidad internacional. Quizás por eso la UNESCO ha convocado por tercera ocasión en 75 años desde su fundación a repensar un nuevo contrato social desde la educación. Es una oportunidad la que están viendo. En la forma esta el mensaje: por el bien de todos, primero las escuelas.

    Que así sea.

    1 Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), Encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la Educación, México, INEGI 2021.

    2 Mexicanos Primero, “Regresemos para Aprender”, Conferencia de prensa, 26 de enero 2022.

    3 Encuesta Reforma-IEEC sobre educación a distancia en el ciclo escolar 2020-2021, publicada el 6 de noviembre de 2020 en Reforma, pág. 19. La encuesta es una muestra nacional y telefónica, realizada por Grupo Reforma del 17 al 27 de octubre de 2020 a 500 padres de familia, cuyos hijos estudian primaria y/o secundaria en escuelas públicas; se levantó una segunda ronda de llamadas en julio de 2021.

    4 MEJOREDU, “La gestión local de la educación en el marco de la pandemia por Covid-19: Estrategias y acciones de apoyo a la educación realizadas por autoridades educativas y comunidades escolares en las entidades federativas”, México, 2021, p. 89.

    5 Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), TALIS 2018 Results (Volume II): Teachers and School Leaders as Valued Professionals, Paris, 2018, p. 23.

    6 UNESCO, Repenser nos futures ensemble. Un nouveau contrat social pour l’éducation, Paris, UNESCO, 2021. Los tres momentos en que UNESCO ha convocado a un ejercicio similar son: en 1972, con la “Commission Faure”; en 1996, con la “Commission Delors”; y, ahora en 2021, con la “Commission Sahle-Work”.