En 1981, José José hizo famosa la canción “Polvo enamorado”, del doctor en filosofía y psicología, excelente pianista, columnista y gran compositor tamaulipeco, Mauricio González de la Garza.
El Miércoles de Ceniza se nos recordó que, de acuerdo a la sentencia bíblica, somos polvo y en polvo nos convertiremos. Pero, somos un polvo fruto del amor que nos dio la vida: es decir, un polvo enamorado.
El Papa Francisco señaló: “Somos polvo, nuestra vida es como un soplo (cf. Sal 39,6; 144,4), pero el Señor -Él y solamente Él, y nadie más- no permite que ese polvo que somos se desvanezca; Él lo recoge y lo plasma para que no lo dispersen los vientos impetuosos de la vida y no se disuelva en el abismo de la muerte”.
Continuando con las metáforas, expresó: “Somos ceniza sobre la que Dios sopló su aliento de vida, somos tierra que Él plasmó con sus manos (cf. Gn 2,7; Sal 119,73), somos polvo del que resurgiremos para una vida sin fin preparada desde siempre para nosotros (cf. Is 26,19)”.
Indicó que somos ceniza que proviene del amor: “Y si en la ceniza que somos arde el fuego del amor de Dios, entonces descubrimos que estamos modelados por este amor y que somos llamados al amor; que se concretiza en amar a los hermanos que tenemos a nuestro lado, estar atentos a los demás, vivir la compasión, ejercitar la misericordia, compartir lo que somos y lo que tenemos con quien lo necesita”.
Explicó que la limosna, oración y ayuno no son solamente prácticas exteriores: “Nos hacen descubrir que somos polvo amado por Dios y nos vuelven capaces de esparcir el mismo amor sobre la “ceniza” de tantas situaciones cotidianas, para que en ellas renazca esperanza, confianza y alegría”.
¿Soy polvo enamorado?