@RubenAguilar
Animal Político / @Pajaropolitico
La política migratoria de México y Estados Unidos es la misma. La trazó e impuso el Presidente Donald Trump, la continuó su sucesor Joe Biden y ha sido fiel seguidor el Presidente López Obrador.
Es una política concertada entre los gobiernos de ambos países que consiste básicamente en impedir que los migrantes lleguen a la frontera de Estados Unidos, y para eso detenerlos y deportarlos a sus países.
En la aplicación de esa política, México mantiene en su frontera sur a 26 mil efectivos de la Guardia Nacional (GN) y en la frontera norte a 20 mil. En 2022 México detuvo y deportó a 444 mil migrantes y Estados Unidos a 2 millones 800 mil, casi la mitad de ellos mexicanos.
El 11 de mayo a las 23.59 dejó de operar el Título 42, medida por la cual, desde marzo de 2020, ante la emergencia del Covid-19 y amparados en su legislación, las autoridades estadounidenses tenían derecho a deportar, sin más, a los migrantes que intentaban ingresar a su territorio.
En acuerdo con López Obrador, el Gobierno de Estados Unidos consideró a nuestro México como un “tercer país seguro” y en el tiempo que ha durado la medida ha deportado a los migrantes a su vecino del sur, que ahora se concentran en la frontera norte mexicana.
Entre los migrantes se ha difundido la idea falsa de que al dejar de operar el Título 42 podrán ingresar a Estados Unidos. No es así. Entra en vigor el Título 8, que permite expulsar de inmediato a todos los migrantes que ingresen a ese país de forma irregular, es decir sin permiso previamente otorgado.
México mantiene en sus fronteras a la Guardia Nacional, su tarea más importante es perseguir y detener migrantes, y en estos días, el gobierno de Biden ha reforzado la frontera de su país con elementos del Ejército y la Guardia Nacional.
López Obrador y Biden han tenido una conversación telefónica en la que confirman la aplicación de la política migratoria concertada entre los dos países. En el comunicado dijeron que la migración debe ser “de manera humana y ordenada, con vías legales ampliadas y consecuencias para la migración irregular”.
De otra manera, que ante el muy grave problema de la migración, que no puede dejar de reconocerse, la estrategia concertada entre los dos países será la misma e incluso se va a radicalizar. Es claramente de corte represivo y se concentra en detener y expulsar a los migrantes a sus países de origen.
La dimensión de la crisis, en buena medida agravada por la situación que viven países de la región -gobernados por dictaduras, en medio de problemas económicos y de violencia- exige un replanteamiento radical de la estrategia. La actual ha fracasado y no va a detener la migración.