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Entramos en la recta final del mes de octubre, el de 2019, que quedará marcado en la historia de nuestro estado y del país como inolvidable por lo sucedido el día 17, justo en la efeméride que nos recuerda que en la del año 1953, bajo la presidencia de Adolfo Ruiz Cortines, se le reconoció la ciudadanía completa a las mujeres mexicanas, determinación que las colocó en la posibilidad de votar y ser votadas, hecho de gran trascendencia, cuya celebración fue opacada por los hechos de la tarde triste vivida en Culiacán, que afortunadamente y gracias a una toma de decisión sumamente difícil para el gobierno, por todo lo que implicaba, no derivó en una tragedia de mayores consecuencias.
Pero bueno, hay que darle vuelta a la página y tratar de convertir la amarga experiencia en un punto de quiebre que nos lleve a convertirnos en una mejor sociedad, esperando que no se repita otro evento similar, ya que sería desastroso, pues nos encaminaría a la derrota total del maltrecho estado de derecho.
Lo que sí se repite en el décimo mes de cada año, es la campaña y actividades para sensibilizar a nuestras mujeres acerca de la importancia que tiene en sus vidas la prevención del cáncer de mama, del cual, tampoco estamos exentos los hombres, por lo tanto, también hace válido para nosotros el consejo de “revísate y tócate”, que por incidencia mayor, está dirigido al sector femenino.
Y que conste que en los hombres es más difícil la detección temprana de la peligrosa enfermedad y a la cual, en sus diversas manifestaciones, el poeta chiapaneco Jaime Sabines le llamó “el príncipe cáncer” afección que abatió la vida de su padre don Julio Sabines, y al paso de los años, con la de él mismo.
El cáncer de mama ha acompañado a la mujer durante toda su historia, así lo hacen constar referencias encontradas en algunos papiros egipcios en los que se cita a la enfermedad, aunque claro, descrita de manera imprecisa. Tuvieron que pasar muchos años, para que el médico francés Henri Francois Le Dran la describiera tal y como hoy la conocemos estableciendo que dicha enfermedad se extiende de la mama hacia los ganglios de las axilas, y de ahí, toma rumbo impredecible hacia cualquier parte del cuerpo humano.
El recibir la noticia de la llegada del visitante indeseable, me cuentan, es de un impacto contundente poniendo a la víctima en enfático abatimiento, pero también sirve, me dicen, y lo he visto, para que muchísimas de las afectadas sientan el nacimiento de una corriente de valor desconocido para ellas mismas, que las hace enfrentar con creces el dictamen médico, lo cual, significa un valioso primer paso para vencer a la enfermedad y una buena parte de las sobrevivientes, se integran a agrupaciones voluntarias que trabajan en la prevención y a prestar auxilio a las que se encuentran en etapa de tratamiento.
El cáncer de mama es la principal causa de muerte entre mexicanas mayores de 25 años e igual sucede a nivel mundial y si bien es cierto que hay palpables esfuerzos para su prevención, los números han ido en aumento. Hay que decir también, que en la medicina hay avances para abatir esta afección, desde vacunas hasta maniobras quirúrgicas que en etapas tempranas, logran congelar el tumor para luego succionarlo, sin embargo, están en vías de desarrollo y las ya probadas, no están al alcance de bolsillos de quincena.
Es de reconocerse el enorme esfuerzo de difusión que realiza el gobierno federal para sembrar en el sector femenino la importancia de la detección temprana del cáncer de mama, así como el fomento de un estilo de vida que aminore los factores que lo provocan y de igual tamaño, resulta el trabajo de los grupos voluntarios.
Al respecto considero que mejores resultados se conseguirían si se trabajara de forma directa con conglomerados poblacionales como escuelas, centros de trabajo, comunidades rurales y marginadas. Obviamente, sostenido todo esto, con revisión médica oportuna y suficiente.
Pintemos de color rosa, no solo octubre, sino todo el año, en honor a las mamás, que son fuentes de vida universal. ¡Buen día!