A mi paisano lo conocí hace tres años cuando fui a dictar una conferencia a la todavía Universidad de Occidente Unidad Los Mochis.
Paúl, aprovechando la oportunidad que abre toda conferencia, no cuestionó mis tesis sobre los eventuales gobiernos de coalición sino la solvencia de un político amigo y paisano que ha sido candidato para distintos cargos por diversos partidos.
Mi primera impresión fue que era el típico provocador del conferencista o de quien tuviera a mano, que trata siempre de aprovechar cualquier evento para evidenciar lo que no está fuera de su radar de valores.
No lo volví a ver hasta que en el pasado mes de abril apareció en la conferencia mañanera del Presidente presentando una denuncia contra Billy Chapman, el Alcalde petista de Ahome, por actos de corrupción presuntamente contra la hacienda pública.
Lo escuché con atención y descubrí a una persona valiente con gran capacidad para exponer sus ideas, sin duda Paúl es un buen comunicador, además documentado de lo que sucede en el municipio del norte del estado.
Encontré, además, voluntad para sacar el tema del municipio y ponerlo bajo los reflectores potentes de Palacio Nacional, evidentemente aquella intervención no gustó a quienes fueron directamente señalados en su alocución pública y no faltó quien dijo maliciosamente que el Senador Mario Zamora lo había llevado para crearle problemas al Alcalde y que a Paúl le sobraba protagonismo cuando en el periodismo de investigación es consustancial.
Sin embargo, como sucede y muy a pesar de la promesa de AMLO de que el Fiscal General lo recibiría el mismo día, no hay evidencia de que la denuncia haya prosperado, ni en la FGR, ni tampoco en la Fiscalía o el Congreso del Estado, Billy sigue haciendo de las suyas y no hay poder humano que lo llame a cuentas.
Y cuando eso sucede se asoma la fuerza de la impunidad y eso termina por envalentonar al sujeto de reproche, e independientemente de que Chapman haya sido quien esté detrás en el intento de asesinato que sufrió Paúl Velázquez, las cosas han empeorado para él en el municipio, pues ha tenido que abandonar la ciudad, el estado, por los riesgos de un nuevo atentado y eso, como vimos esta semana, lo tiene intranquilo, no acepta vivir fuera del país y con justa razón, pues eso representa cambiar totalmente de vida que, como se lo dijo certeramente al Presidente y al mundo, que se cambia el país estando aquí, no exiliado.
Como seguramente a la mayoría que vio el video que se ha hecho viral, me consternó ver el estado físico en que Paúl se presentó a la conferencia mañanera, no obstante, me emocionó más ver su capacidad para sacar fuerza de su impotencia y más cuando habló con vehemencia para exponer el riesgo que corren los que hacen periodismo de investigación, que en otros países reciben premios mientras en México se les mata.
Mostró a todos que se está ante un hombre de convicciones que no se amilana ante la desgracia, pues vuelve a poner los puntos sobre las íes y señala directamente y sin titubeo al Alcalde Chapman como el autor intelectual de la agresión.
Su voz segura fue tajante y conmovió al propio Presidente, quien articuló un discurso plano de lugares comunes cuando de entrada debió pedirle una disculpa por la falta de eficacia y prontitud de la FGR. A la vista no ha hecho mucho y eso muestra la indefensión en que está este y muchos otros periodistas en la provincia donde las “banquetas son muy angostas” y todos se encuentran.
Y ese reclamo, también vale, para la Fiscalía General del Estado, que ha reducido su importante tarea como alguna vez me lo dijo un periodista a “contar muertos y desaparecidos”, que lamentablemente se acumulan transformándose en incentivos para seguir cometiendo ataques al periodismo sinaloense.
Y, claro, también el Congreso del Estado que ante la solicitud de juicio político para este Alcalde le dan largas y buscan legalismos para proteger al mal gobernante.
Paúl acusaba en abril pasado a la Senadora Imelda Castro que al hablar del Alcalde Chapman lo reducía a un asunto de “estilo de gobernar” y Rubén Rocha, como en otros asuntos, guardó silencio nuevamente.
Y, por qué no el PT, que fue el partido que llevó a Chapman a la alcaldía, siendo tan radical en otros temas “sensibles para la izquierda”, que les parece poca cosa voltear a ver el desastre que está cometiendo el gobernante salido de sus filas y prefieren protegerlo antes que hacer un deslinde con él. Aunque la verdad Billy Chapman tiene de izquierda sólo el brazo, su sistema de valores está mediado por una serie de problemas de personalidad.
Ahora, habrá que esperar qué sucede, López Obrador en su respuesta al periodista agredido le ofreció retóricamente: “cuentas con nosotros para que se haga la investigación, que no haya influyentismo de ningún tipo, que sepas, así a ciencia cierta, que no hay ningún poder en México que esté por encima de la justicia, ningún poder”, cuando en ese momento debió pedir al Fiscal para que rinda cuentas de lo que se ha hecho en este caso que estuvo a punto de costar una vida y que está en la mira.
Gertz Manero no parece interesarse en este tipo de casos como tampoco a su similar Juan José Ríos Estavillo, a ambos les pasan por arriba estos asuntos. Están abrumados con la espiral de violencia que se vive en el país y en Sinaloa. Y eso, habla de incumplimiento del gobierno de AMLO y de Quirino Ordaz de cumplir la promesa de justicia.
Paúl Velázquez está en peligro y con su salud física y mental quebrantada, no obstante, saca fuerzas de lo más hondo de su ser para seguir y, seguramente, como muchos periodistas, se niega a aceptar a salir de donde ha hecho su vida pública, lo anima su vocación y sentido de justicia.
En definitiva, la intervención del paisano Paúl Velázquez se transformó en voz e imagen de los periodistas agredidos y se multiplicó por decenas de miles ante la incapacidad de los gobiernos para decir alguna noticia alentadora en este valle de lágrimas.
Me quedo con la imagen retadora de Paúl cuando aquella mañana del otoño de 2016 cuestionaba a mi buen amigo y paisano.
Al tiempo.