La escena puede resultar familiar: Un domingo cualquiera en un restaurant y los niños están “ocupados” con sus teléfonos celulares o utilizando los dispositivos de sus padres. Algunos afortunados hasta maniobran con tabletas digitales…
Absortos, desconectados de este mundo, no participan de la ocasión familiar. Es más… hasta algunos padres los motivan a entretenerse de esa manera para mantenerlos entretenidos y que “no molesten” a los mayores mientras llegan las enchiladas o las hamburguesas a la mesa.
Steve Jobs, fundador de Apple, no permitía que sus hijos utilizaran en momentos familiares las tabletas digitales IPad que él mismo impulsó. Y Chris Anderson, director ejecutivo de la empresa 3D Robotics, controla totalmente el uso de “gadgets” de sus pequeños.
Especialistas en Pediatría lanzan una advertencia frente al excesivo uso de la tecnología en los niños. Advierten que ocasiona en el largo plazo severos daños a la salud y la memoria.
Por ejemplo, la estimulación cerebral provocada por la exposición excesiva a Internet, tabletas y otros aparatos se asocia con el déficit de atención, problemas de aprendizaje, retrasos cognitivos como el autismo y una incapacidad de practicar el auto-control.
Como padres debemos anticipar y enfrentar a tiempo los peligros que corren los niños y jóvenes al sumergirse profundamente en la tecnología y abusar de ella. Su exceso afecta la capacidad de alfabetización y causa un bajo rendimiento de aprendizaje.
Es importante monitorear el estado de sueño de los hijos. Estudios señalan que a los niños que se les permite el uso excesivo de tecnología en su habitación pronto comienzan a experimentar problemas para dormir y pueden caer frecuentemente en estados de insomnio recurrente, lo que puede generar irritabilidad y bajo rendimiento escolar por las mañanas.
Como padres tenemos que estar atentos a regular el uso de dispositivos en casa, ya que algunos medios de alta velocidad contribuyen a la disminución de concentración y de memoria debido a la poda de pistas neuronales de la corteza cerebral.
¿Cuál es el camino a seguir? Busquemos un balance cotidiano entre el uso de la tecnología para educación y el entretenimiento. Cada hogar debe asignar el uso de horas adecuado y, sobre todo, mantener una supervisión constante.
El abuso –y no necesariamente su uso moderado— es lo que finalmente llevará a los pequeños usuarios a caer en adicciones, problemas de comportamiento y deficiencias en su salud.
No espere a la hora en que sea urgente una desintoxicación tecnológica radical y un tratamiento médico costoso y difícil. Sus hijos se lo agradecerán con el tiempo aunque ahora hagan berrinches en la mesa al pedirles que se desconecten…
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