Participación juvenil en la acción climática

    Uno de los grandes problemas del combate al cambio climático refiere a la lejanía con la cual la ciudadanía puede asumir que sentirá sus efectos. Quizá una temporada de varios huracanes o períodos de ondas de calor pueden ser considerados en el imaginario colectivo como consecuencias de este problema de gran magnitud.

    Se tiene esta percepción aun cuando diversos estudios, hechos a diferentes escalas (global, regional, nacional, o local), evidencian los distintos impactos que ya son observables, como el deshielo glaciar y el subsecuente incremento en el nivel del mar, la acidificación de los océanos y su creciente hipoxia, la desertificación de zonas previamente fértiles, y eventos meteorológicos extremos, por citar algunos.

    A esta percepción viene la negativa a redirigir el rumbo y transitar rápidamente a modelos sustentables de vida con matrices energéticas renovables. Se frecuenta el discurso sobre el desarrollo, pero se da énfasis en aquel de carácter económico; relegando el social y el ambiental a meros instrumentos para la consecución del primero. Es así que el statu quo se rehúsa a desaparecer.

    Otro ámbito que puede contribuir es la brecha generacional. Las generaciones mayores parecen ser las más renuentes al cambio de paradigma, mientras que las jóvenes insisten en la necesidad de cambiar el curso del camino que se recorre; sabiendo que serán las encargadas de lidiar con el problema y que el tiempo apremia para ralentizar los efectos venideros.

    Con esto, la juventud busca incidir en las discusiones internacionales y políticas gubernamentales, mostrándose en diverso grado y magnitud. El caso de Fridays for Future es emblemático, y también pueden citarse a Extintion Rebellion y Sustainable Development Solution Network (SDSN) como ejemplos de la fuerza que las y los jóvenes tienen en los planos internacional y nacional. También hay organizaciones de la sociedad civil de presencia local que cuentan con un fuerte elemento juvenil, o que son dirigidas por jóvenes. Su compromiso con la protección y la gestión sustentable del medio ambiente, que pasa por combatir o ralentizar el cambio climático, se da desde distintos frentes temáticos. En esta postura también se encuentran jóvenes que, aun cuando no tienen esta agenda, están conscientes de lo que se avecina, aunque esto puede ser en menor grado. No obstante, es relevante destacar que las sociedades con mayor activismo juvenil por el clima son aquellas con mayor nivel de desarrollo y que tienen, o han tenido, gobiernos favorables a la acción climática.

    En este contexto, la educación ambiental y climática es una parte esencial para fomentar una mayor participación de la juventud; aunque también es crucial la concientización y apropiación del tema por parte de quienes les educan. ¿Cómo lograr este binomio? La existencia de una depende de la otra, y permite pensar en el cuestionamiento del origen primicial del huevo o la gallina, pero a futuro: ¿Cuál de las dos sucederá de manera contundente para dar paso a la otra?