Owen tenía razón: Topo, polo industrial
GPO en veremos y Mexinol viene fuerte
En la carrera de la industria petroquímica mundial por llegar a Topolobampo apenas corre la cuenta regresiva para que en menos de veinte días se realice la nueva consulta a las comunidades indígenas que definirán si permanece o se retira la planta de amoniaco que Gas y Petroquímica de Occidente instala en Topolobampo, cuando ayer apareció de la nada otro proyecto con inversión holandesa consistente en que Pacífico Mexinol instale en el mismo puerto del norte de Sinaloa una fábrica de metanol.
Lo extraño es que después de ocho años de que el Grupo GPO ha estado en el filo de la incertidumbre con su derrama de 1,250 millones de dólares, escalable a 5 mil millones de dólares en diez años, Pacífico Mexinol irrumpe con un capital de 9 mil 331 millones de pesos, sin temor alguno, y sí procedió a palpar antes el sentir de los lugareños. Lo bueno: Topolobampo está atrayendo a “tiburones” de la inversión extranjera. Lo impredecible: esto también podría topar con la resistencia de los movimientos ambientalistas.
Podría suceder que la recién anunciada instalación industrial en Topolobampo influya para la decisión a favor de la planta de amoniaco, aunque también cabe la posibilidad de que la oposición enfrentada por el proyecto de GPO desestimule a Mexinol en la intención de establecerse en Sinaloa. Eso está por verse porque al mismo tiempo que el consorcio del fertilizante no termina de establecerse, el del metanol planea iniciar la construcción este año y comenzar a operar en 2025.
A siglo y medio de que Albert Kimsey Owen soñara con el edén del desarrollo económico en ese punto estratégico del norte sinaloense, comienza a concretarse una realidad que traslada hacia Topolobampo las más formidables apuestas de crecimiento de la industria petroquímica como elemento tractor de otras empresas y dinero nacional y foráneo. Y la pregunta clave tiene que ver con la operatividad política, económica y social para que esas oportunidades no se frustren y sean además sustentables y sostenibles.
Primero la planta de amoniaco. En caso de tener éxito los intensos cabildeos que se realizan con la etnia Mayo-Yoreme es posible que esta vez se logre el “sí” que los inversionistas suizo-alemanes ansían para llevar a buen término la planta del fertilizante. A pedido de la Suprema Corte de Justicia de la Nación deberá subsanarse la omisión inicial que ignoró a las comunidades indígenas en decidir sobre algo que tiene que ver con sus territorios.
Los gobiernos federal y estatal realizan esfuerzos a marcha forzada para sensibilizar a los pueblos originarios de las ventajas económicas y sociales que les traerá el establecimiento del consorcio del fertilizante, tales como empleos, oportunidades de educación y acciones de mejoría ecológica permanentes. También el Grupo Proman, con presencia en Alemania, Suiza, Portugal, Italia, Omán, Trinidad y Tobago y Estados Unidos trabaja en desplegar por adelantado beneficios a la gente que deberá decidir el 9 y 10 de julio.
Inclusive algunos gobernadores tradicionales han adelantado que apoyarán que avance el proyecto de la planta de amoniaco, condicionado a programas de mejoramiento del hábitat y de bienestar para la nación Mayo-Yoreme. De acuerdo a la convocatoria serán consultadas las comunidades de Ohuira Lázaro Cárdenas, Paredones, Juan José Ríos, Charay, Carrizo Grande, Cerro Cabezón, El Colorado, 5 de Mayo, San Miguel Zapotitlán, Mochicahui, San Isidro, Vallejo, La Florida y Salsipuedes.
En lo que corresponde a la nueva planta de Pacífico Mexinol, subsidiaria de Mexinol Holdings B.V. y Mexinol Operating Company B.V., el sitio web de Forbes México dio a conocer ayer que producirá 5 mil toneladas métricas de metanol de alta pureza diarias para exportarlas al sureste de Asia y surtir la demanda en México. El proyecto comprende la industria en sí, instalaciones portuarias para el embarque de tres a cuatro buques al mes, y la instalación de ductos.
En síntesis, el próximo mes se decidirá respecto a millones de dólares de inversión extranjera directa en Topolobampo para atraer a otras empresas de gran calado, o bien si ahuyentará al capital con la correspondiente marca de desconfianza que se dispersará por el mundo en perjuicio del potencial que ofrece Ahome para convertirse en polo de negocios internacionales. En cualquier de los dos supuestos se necesita del ejercicio de reflexión profunda.
Mientras, la moneda del desarrollo económico de Sinaloa está en el aire. Se va la planta de amoniaco y al irse ahuyenta la industrial del etanol y demás empresas que están volteando hacia acá, o se quedan las dos y jalan a otras garantizando que no existen peligros ni para las personas que habitan la región ni para los ecosistemas que son parte de mejores expectativas de vida. Esto y mucho más se decidirá el 9 y 10 de julio.
Topolobampo en final cardiaco,
Dirá si es sombra o farol,
Pues según le vaya al amoniaco,
También le irá al etanol.
No se anduvo por las ramas Diego Valadés Ríos, el sinaloense que es uno de los grandes conocedores de la Constitución de México y leyes que emanan, al criticar que la Carta Magna nacional ha sido inhibidora y ha limitado la actividad parlamentaria. Abogó por fortalecer a los congresos porque así se fortalecen los partidos políticos y la democracia, evitando la formación de nuevas hegemonías”. “En México tenemos que pensar en la construcción de un nuevo federalismo más ágil y dinámico que libere la capacidad creativa de entidades como Sinaloa”, planteó en el marco de la conmemoración del centenario de la Constitución sinaloense que organizó la 64 Legislatura estatal.