Ordinario y extraordinario

ÉTHOS
08/07/2022 04:00
    Es esencial destacar el trabajo humilde, silencioso, constante y generoso que hacen muchas personas de nuestra comunidad, las cuales parten de esta vida sin que les hayamos recompensado y agradecido suficientemente su amor, experiencia, perseverancia y sacrificio

    Hay personas que viven de manera callada, tranquila, ordinaria y sin grandes aspavientos, pero que saben dar el extra, el plus, el valor agregado; en síntesis, que hacen de lo ordinario algo extraordinario.

    Hablamos de personas normales, modestas y sencillas, pero que viven de manera entregada, generosa y apasionada. Personas congruentes que no se conforman con salir del paso, sino que siempre buscan dar el máximo. Personas que no utilizan micrófonos ni amplificadores para anunciar las buenas obras que están realizando, porque son humildes y no pretenden brillar, aparecer o que se les tenga que agradecer el bien realizado.

    El testimonio de estas personas es muy importante, sobre todo en esta época en que se publicita cómo hacer las cosas fácilmente: aprenda un idioma sin esfuerzo en pocas semanas; adelgace sin dietas rigurosas ni sacrificios exagerados; hágase rico en poco tiempo y sin grandes problemas.

    Por eso, es esencial destacar el trabajo humilde, silencioso, constante y generoso que hacen muchas personas de nuestra comunidad, las cuales parten de esta vida sin que les hayamos recompensado y agradecido suficientemente su amor, experiencia, perseverancia y sacrificio.

    Eduardo Maytorena Bermúdez fue un empresario relevante en Culiacán hace varios años. Su negocio comercial fue ampliamente conocido, pero participó también en clubes de servicio y en diferentes rubros: construcción, educativo, avícola. De trato fino, respetuoso, amable y sencillo, le gustaba compartir con su familia y amistades. Fue alguien que supo hacer lo ordinario de manera extraordinaria.

    Obed Francisco Valenzuela Leal falleció de cáncer, a los 49 años, y 15 de ministerio sacerdotal. Siempre afable y pendiente de cómo servir a los demás y hacer que se sintieran acogidos. Fue Rector de Catedral y jamás demostró sufrimiento ni dolor. Siempre sirvió a su prójimo de manera extraordinaria.

    ¿Hago ordinario lo extraordinario?