El Salado-El Ranchito, carretera trunca
Los prejuicios que más que otra cosa son gritos de conciencia que delatan ignominias personales o del poder que se pretenden ocultar, o la vieja costumbre de hacer obras chuecas que acaban siendo caricaturas de lo que se planeó o anunció, les han costado abandono, incomunicación y estigmas a las comunidades rurales de la sierra, esas que siempre pagan los platos rotos de la corrupción gubernamental. Esta gente de los poblados geográfica y políticamente alejados de las manchas urbanas, zonas consentidas por la vastedad de votos que expelen, carga tantos olvidos según los resista la pobreza.
En julio de 2011, cuando Mario López Valdez logró que el Congreso del Estado le aprobara la contratación del megacrédito de 2 mil 600 millones de pesos, se escribió el más aleccionador episodio de malversación de ese dinero que endeudó como nunca antes a Sinaloa y que debe persistir en la memoria social aunque sea con la única utilidad de referente obligado de opacidad y rapacidad, aderezado además por el cinismo.
Por ejemplo, una de las obras sometidas a las tantas licitaciones simuladas fue la pavimentación del camino El Salado-El Ranchito de los Burgos, Municipio de Culiacán, con una longitud de casi 10 kilómetros para el cual se destinaron 149 millones de pesos, según el proceso de licitación con el numeral 004 dentro del paquete de trabajos a los que convocó la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas del sexenio malovista (2011-2016).
El fraude se consumó por varías vías. En principio las compañías participantes en el concurso de asignación, tales como Construcciones Eléctricas y Urbanas Mira, Cooperativa de Producción Borquin Construcciones, Construcciones José y Constructora Gusa, de pronto retiraron sus propuestas para que la ganara Medif Constructora. La carretera finalmente se hizo hasta el poblado El Álamo con una longitud de 4.76 kilómetros y jamás se supo qué pasó con el tramo faltante El Álamo-El Ranchito de los Burgos ni del dinero que se etiquetó para todo el proyecto.
Tal obra fue sometida al enjuiciamiento público por llegar sólo al poblado que es la referencia nacional e internacional del corazón del emblemático líder del Cártel de Sinaloa, Ismael Zambada García. Y no solamente eso ya que cuando revisó el caso aquel Consejo Ciudadano para la Vigilancia y Transparencia que el mismo Malova creó para simular rendición de cuentas sobre el megapréstamo, encontró supuestos vínculos entre la compañía y constructora e intereses del narco, los cuales no quiso revelar ni investigar. El Consejo Ciudadano fue disuelto a las semanas.
Medif logró otros contratos financiados con el super crédito que duplicó la deuda pública de Sinaloa tales como las pavimentaciones con concreto hidráulico del camino Badiraguato-Otatillos, tramo Badiraguato-El Palmar, con una inversión de 55 millones 581 mil pesos y de 9 kilómetros del camino Concordia-Cacalotán, tramo Mesillas-Cacalotán, con una inversión de 54 millones 949 mil 545 pesos. En todos los casos sus propuestas fueron de las más caras y desplazaron a las que ofrecían realizar las obras más baratas, así como estas prescindieron de la fiscalización por lo distante del lugar en que se perpetraron los atracos.
Actualmente, se continúa la carretera que Malova hizo trunca y cara. Con los trabajos del tramo El Álamo-La Estancia ahora avanza el sueño de la modernidad ocho años después de que el malovato les jugó mal y por esta nueva oportunidad es que los beneficiados reclaman que la obra se concluya tal como fue planeada en el inicio, llegando hasta la comunidad El Ranchito de los Burgos. Es una solicitud que les hacen llegar al Gobernador Quirino Ordaz Coppel y al Alcalde Jesús Estrada Ferreiro.
Paradójicamente son los poblados más alejados de la región serrana de dicha sindicatura de Culiacán los que se movilizaron desde el origen de las gestiones para que la carretera los acercara al progreso y todavía no ven concretado tal anhelo. Con dos kilómetros más se cubriría la ruta original El Salado-El Ranchito de los Burgos que cambiaría por completo las expectativas de desarrollo económico, educación, salud y seguridad pública. De cristalizarla, Quirino Ordaz y Estrada Ferreiro lavarían una vieja afrenta fraguada en la corrupción.
La exigencia de la conclusión de la carretera El Salado-El Ranchito de los Burgos expone la importancia de cambiar la mentalidad gubernamental que relega a las rancherías de regiones serranas golpeadas por la marca de la delincuencia organizada. Si fueron o son víctimas colaterales o colaboradores coaccionados del flagelo del narco, qué culpa deben pagar las familias pacíficas como para que se les prive del acceso a mejor nivel de vida.
Sirva pues este caso como botón de muestra de las irregularidades con que se realizaron las 552 obras públicas que se harían con los 2 mil 600 millones de pesos del crédito que el Congreso le autorizó a López Valdez en 2011. Con la revisión de una muestra del 20 por ciento que efectuó el Consejo para la Vigilancia Ciudadana todas presentaron alteraciones en calidad y costo, con cuantiosos daños al erario. Después nadie supo en qué paró ese desfalco.
Reverso
Malova dejó evidencia,
De muchos desfalcos en la sierra,
Y no pagó la consecuencia,
De esa herida que no cierra.
Olvidar no cura
Debería crearse el en Congreso del Estado una comisión especial que haga lo que no hicieron las dos legislaturas cómplices anteriores. Revisar si las obras de aquel megacrédito se llevaron a cabo, en caso de efectuarse con qué costos y calidad de materiales se construyeron, el nivel de deterioro que presentan actualmente y los procesos amañados de licitación. Por el bien de Sinaloa, conocer la verdad ayudaría a sanar el coraje todavía vivo por el gran robo impune.
alexsicairos@hotmail.com